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México D.F. Martes 11 de mayo de 2004
Mars Volta, La Barranca y los sabinos, los de
mayor calidad en el colofón del festival
Cálida respuesta a Maldita Vecindad, Bersuit
y Moderatto en el Vive Latino
PATRICIA PEÑALOZA ESPECIAL
Durante
la segunda mitad de la quinta emisión del Festival Vive Latino,
no sólo cesó del todo la lluvia, sino que la cantidad de
público se duplicó. Así, en cuanto a respuesta masiva,
apabullaron Maldita Vecindad, Bersuit y... ¡Moderatto! Aunque en
calidad musical y desempeño, lo de mayor altura fue Mars Volta,
La Barranca, Santa Sabina. La mala fortuna fue para Jaime López,
quien a pesar de su magnífica reaparición tuvo la más
baja asistencia, y para Kinky, que simplemente no se presentó a
pesar de que un alto número de seguidores lo aguardaban.
Es difícil definir a quién le fue mejor,
pues fue tanta la afluencia y tantos los gustos y la tolerancia hacia los
grupos no tan famosos lo que como público muestra una loable madurez,
que casi-casi se repartía la gente en cantidades proporcionadas.
A partir de las 18 horas, la fiesta se elevó, una
vez trepadas las cervezas y la cannabis clandestina (como el tufo
constante indicó). A las 18:30, a pesar de que el público
se volcó sobre la Maldita, La Barranca sembró tonadas y paisajes
sonoros sicodeli-tranquilizantes sobre unos tres mil incondicionales, que
emigraron cuando trepó el legendario maestro Jaime López
a aventarse, junto a José Manuel Aguilera, Poncho Figueroa y José
María Arreola, tres jams/palomazos efectivísimos alrededor
de tres temas del disco Odio funky, de 1994. Fue una tristeza que
hubiera poco menos de mil personas. Sería porque a muchos jovencitos
el nombre de Jaime López no les suena ni a prehistoria.
A las 19:25 horas las larguísimas caminatas entre
escenarios hizo mella en los asistentes. Las gradas del escenario central
se fueron llenando, mejor ahí que vivírsela caminando para
sólo ver un cuarto o la mitad de cada acto. Así, ese espacio,
programado para hacer una Cadena Humana por la Paz, fue casi ignorado:
en el escenario uno, Roco, de la Maldita, invitó a elevar las manos
para "unir energías", para provocar la paz en nuestro país
y el mundo, pero sólo lo siguió 60 por ciento de la concurrencia.
A
las 8, sorpresivamente, el grupo mexicano de Fobia, ya con el público
anclado al escenario uno, jaló más de lo esperado, con un
coreo a todos sus éxitos: de Microbito a Vivo, pasando
por Revolución sin manos, El Diablo y lo nuevo, de
pena ajena: Más caliente que el sol.
De las 21 a las 22 horas, los gabacho-latinos de
Mars Volta dieron la nota con su propuesta post-progresiva, en la que su
líder Omar Rodríguez tenía hipnotizado al respetable
con sus juegos de loops y efectos análogos, en la que la
guitarra se convertía en sintetizador, bajo la cual, con los alaridos
y movimientos espasmódicos del cantante Cedric Zavala, su banda
armó intrincados jams que provocaron el éxtasis de
decenas de miles, aunque también la desesperación de otros
tantos: "Están muy chidos, pero ya me hartaron, todo suena
igual"; "Chale, qué virtuoso, ¡pero que ya lo bajen!" Y mientras,
Santa Sabina era recibido con arrobamiento por unos 10 mil.
El abnegado público del mismo escenario prefirió
no moverse hasta que a las 22 horas llegó Moderatto, grupo de cóvers
de Yuri, Luis Miguel y Miguel Bosé, que a eso de las 11 tendría
a sus pies a cerca de 15 mil. A pesar de ser un chiste que tras contarlo
varias veces ya no da risa, sus integrantes desplegaron grosera y millonaria
producción en aras de una supuesta ironía, aunque a la hora
de cobrar no lo hagan de broma. Con bailarinas de table-dance el
respetable aplaudió enloquecido, aun cuando invitaron a una chava
del público a subir y quitarse la blusa; cuando ella "se rajó",
Jay de la Cueva dijo: "Bueno, entonces se lo pediremos a una mujer de verdad",
refiriéndose a las teiboleras. Al final dijeron: "No nos
gusta meternos con la polaca, pero como todo está muy cabrón,
a cada uno nos toca chingarle para que hagamos de México un país
mejor". Tras su actuación emigró más de la mitad de
la gente.
Al final, aunque el grupo Ill Niño convocó
a decenas de miles, más bien estaban ahí los "sobrevivientes".
Además, a pesar de su equipo superior y sonido atronador, su música
hard-core-nu-metal sonaba fresísimo, tipo Linkin Park.
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