México D.F. Domingo 25 de abril de 2004
Desganada fiesta disco con Village People
Village People no respondió a la expectativa de
la mayoría del público que llegó al antro Box de Polanco,
la noche del pasado viernes, en lo que se esperaba fuera un concierto-fiesta
disco, a la manera de los buenos días de las esferas de vidrio,
trajes bien planchados y pasos de coreografía travoltiana.
Nada de eso. Los vocalistas sólo estuvieron una
hora en el escenario y no salieron al encore. Al aparecer, los asistentes
los recibieron con aplausos. Querían bailar, recordar los días
de desveladas jóvenes. El inicio prometía, con Go west.
Los
que pudieron se acercaron al escenario, para estar más cerca de
Village People: de Felipe Rose, el indio; Alex Briley, soldado; David Hodo,
albañil; Ray Simpson, policía; Jeff Olson, vaquero, y Eric
Anzalone, motociclista, quienes ya dejaron atrás el brillo de las
otroras voces vigorosas, para oírse apagadas, desganadas, con el
afán de cumplir, pero con los efectos del innegable paso del tiempo.
La oscuridad del lugar tampoco ayudó. Una fiesta
disco, como las de antaño, de los pantalones acampanados, con la
damas enfundadas en vestidos de colores cálidos, tampoco se dio.
Una fiesta disco sin glamur no es tal. Es cualquier cosa, menos una fiesta
disco.
Las esferas rodeadas de pedacería de vidrio apenas
refulgían. El sonido se oía apagado y los decibeles estaban
bajos, contradicción sonora en un antro donde el punchis-punchis
regularmente no deja oír lo que dice el otro a corta distancia.
"Yo no pagaría por volverlos a ver; mejor me hubiera
ido a ver a Blink", dijo Benja, conocedor de las pistas con focos
a trasluz, en el piso. Se quejó de la falta de ambiente, de la ausencia
de preparación, inclusive de la música de ambiente, que debió
abrir cancha a Village.
Las ganas de reventar hicieron que algunas personas pusieran
empeño y los más tenaces ejecutaron algunos pasos domingueros,
apantalladores, casi casi de zapatos de tacón y pantalones de terlenca
acampanados.
Macho man levantó a varios de sus asientos,
sobre todo a los del área VIP, sentados y que podían
ver cómodamente. YMCA, un poco después, alegró
algunas miradas; In the navy y San Francisco también
provocaron sensaciones vividas hace unos ayeres. Pero el orden no fue contundente.
La fiesta no prendía, no prendió.
Se fueron a la una y cinco de la madrugada. Sin muchos
aspavientos. Muchos se retiraron con la sensación de que algo faltó
o de que lo que recién había acabado no es lo que hubo en
los mejores días de Village, el grupo que definió toda una
época.
De las bocinas se escucharon temas clásicos de
la música disco, de Gloria Gaynor y su famosa Sobreviviré,
que las parejas gays bailaron a su manera, algunos abrazados, otros dándose
besos, tomados de las manos, en un ambiente rélax, sin que nadie
se molestara ni los pelara.
La mayoría del público tiene marcada su
hora en el reloj de los 40 años, aunque jóvenes acudieron
a ver qué pasaba. Afuera, en la calle Molière, unas personas
trataron de imitar la vestimenta de los Village, en un pequeño tributo
al grupo que por lo menos la noche de este viernes no mostró su
grandeza.
El grupo neoyorquino cerrará su gira en México
el 29 en Monterrey y el 30 en Guadalajara.
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