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México D.F. Domingo 25 de abril de 2004
Sus letras son más cercanas al desmadre
adolescente que a una propuesta contestataria
Con un pop/punk simplón, Blink 182 prendió
a 15 mil adolescentes
La banda originaria de San Diego ofreció en el
Palacio de los Deportes 21 rolas bien interpretadas, pese a las fallas
de sonido La mayoría de los asistentes, chavos de entre 12 y 25
años
JUAN JOSE OLIVARES
La agrupación californiana Blink 182 demostró
en el Palacio de los Deportes que es un desenfadado power trio que
llanamente mezcla letras pop con un sonido punk, que no tiene nada que
ver con la esencia de este movimiento contracultural emergido hace más
de 20 años, pero que, gracias a la magia del marketing, logra
reunir, como anoche, a más de 15 mil adolescentes que no se cansaron
de brincar, gritar y corear casi todas sus letras.
Blink
182 se mostró como una banda divertida sin prejuicio alguno: sus
integrantes criticaron al gobernador californiano Arnold Schwarzenegger,
dijeron algunas frases en español y tocaron como si hubiese sido
la primera vez, con un sonido bien definido, sencillo, y hasta se podría
decir que simplón, pero que convence a los que más pueblan
un país como México, los jóvenes de entre 12 y 25
años, que compran sus discos y llenan sus conciertos.
Luego de la media hora de presentación de la banda
mexicana Panda, que aunque logró prender a los asistentes
con rápidas rolas en media hora, no fue más que otro
intento de esa porquería inexistente llamada happy punk,
salieron al escenario los de San Diego, ya con los decibeles en su máximo
nivel. Feeling this abrió el bombardeo de 21 piezas, que
recorrieron todos los rincones del recinto de bronce incitando al párvulo
público que perdonó hasta algunas leves fallas en el sonido.
Easy target, What's my age R.Z., Violence y The
rock show, y el piso retumbaba con los brincos y gritos de los jóvenes,
almas convencidas de sus héroes de MTV, que habría que esperarse
cuánto duran en el gusto de los mexicanos, como los efímeros
Green Day, o Offspring, que a lo largo de dos discos ya ni su madre se
acuerda de ellos.
No obstante, parece que Mark Hoppus (bajo), Tom Delonge
(guitarra) y Travis Barker (batería) disfrutan cada momento de su
existencia emtiviniana, así como de llenar conciertos con
muchachos (as) que sólo buscan desprenderse de su energía,
aunque no entiendan si existe o no valor musical en la propuesta de estos
roqueros.
Continuó el ruido con Obvious, I miss you, Letter
y Astenia, rolas que bien podrían ser cantadas en español
por Belinda o alguno que otro artistilla de las televisoras mexicanas.
No se puede explicar cómo algunos críticos buscan márgenes
de comparación de la música de Blink con los grupos de punk
de antaño. Nada tienen que ver y tampoco ellos quieren que se les
compare. El ruido de este grupo, al igual que el de otras banditas gabachas
de este tipo es más cercano al desmadre adolescente que a una propuesta
contestataria, cercana al origen del punk. Y es sólo la muestra
de la poca o mucha evolución que puede tener el rock. Al fin que
cuando sonaban bandas como Televisión, New York Dolls, Dead Boys
o los mismos Ramones, no existía ese popular canal de videos, y
de eso, los Blink no tienen la culpa. Ellos, como han hecho por más
de 10 años y como lo hicieron ayer y harán hoy, es música
divertida para adolescentes.
El trío continuó con rolas casi por destajo,
pero eso sí, al más puro estilo punketón. Escandalizaron
con Adam's song, First dates, Go, Let's stay together, Punpweed
y Josie, entre otras altodecibélicas piezas, muy aplaudidas
y bien interpretadas.
Luego de 21 rolas, sin encore, se encendieron las
luces del Palacio, y en las afueras, padres y madres en un gran número
de vehículos, llamando por celular a sus roqueritos.
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