México D.F. Domingo 25 de abril de 2004
Kahlo hizo de su vida toda una obra de arte, definen García Bustos y Estrada
Los Fridos rinden homenaje de emociones a su maestra
ARTURO JIMENEZ
Esa tarde de viernes los dos se referían a ella como ''la maestra Frida Kahlo'', y a él como ''el maestro Diego Rivera'', y el tiempo pasado se venía encima colmado de imágenes, atmósferas y sucesos, convirtiéndolos de nuevo en aquellos alumnos casi adolescentes.
Ambos pintores, Arturo García Bustos y Arturo Estrada, junto con Guillermo Monroy y otros, son llamados Los Fridos, pues abrevaron de ella arte, política e ideología.
En un espacio del Salón de la Plástica Mexicana, García Bustos y Estrada, junto a Raúl Anguiano, quien debió retirarse temprano, rindieron a la pintora un homenaje de emociones y reflexiones, en este año en que se conmemoran 50 de su muerte.
Para ellos su maestra fue "un ser muy especial y auténtico", que incluso enfrentaba el dolor físico con el humor negro. Era una persona apasionada por la pintura, su familia, la vida y su amor por Diego Rivera.
Ella no era una mujer abatida por la infidelidades de su marido ni él un patán como lo describió Paul Leduc en su película, dijeron los alumnos. De ambos, Kahlo y Rivera, se han dicho "muchas mentiras y pocas verdades".
Frida pintaba sobre las cosas que le rodeaban y rechazaba que Breton la definiera como surrealista. ''Fue haciendo de su vida toda una obra de arte'', dijo Estrada, impresionado hasta ahora por La mesa herida, su cuadro de mayor tamaño desaparecido en Rusia. "Ahí quedó plasmada toda su vida en Coyoacán", agregó.
Ella es la pintora más importante del arte contemporáneo en México, indicó Estrada, y su trabajo creativo fue precursor en el país, sostuvo.
Tras su muerte, en 1954, expuso García Bustos, "su imagen de gran artista y defensora de los derechos de los pueblos, que soñó y luchó por un mundo más justo y fraterno, ha ido creciendo en el mundo".
Kahlo les daba clases en su casa de Coyoacán. La Esmeralda era entonces "un corral". Cuando ella y Rivera se hicieron cargo de la escuela promovieron un programa más completo basado en la idea de generar un arte nacionalista y con sentido social.
Mientras para Estrada la globalización ha provocado que los jóvenes ya no quieran hacer un arte local, García Bustos consideró que el mundo "anda muy equivocado" en sus apreciaciones artísticas y es necesario continuar la ruta de la Escuela Mexicana de Pintura, que ha hecho un gran aporte a la pintura universal.
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