Recibirá homenaje en Bellas Artes y presentará redición de Mariposa eternidad de lo efímero

Mariana Frenk-Westheim festeja por adelantado 106 años de vida

ANGEL VARGAS

Este lunes se rendirá homenaje en el Palacio de Bellas Artes a la escritora y traductora Mariana Frenk-Westheim, quien cumplirá 106 años el próximo 4 de junio y cuya figura es de especial relevancia para la cultura mexicana contemporánea.

Su importancia radica, entre otros aspectos, en que no sólo se encargó de llevar al alemán la obra de Juan Rulfo, sino también dio a conocer en el ámbito hispanohablante la vasta obra de su segundo esposo, el historiador de arte Paul Westheim.

El acto tendrá lugar a las 19 horas en la sala Manuel M. Ponce del recinto marmóreo. Constará de la presentación del libro Mariposa eternidad de lo efímero, de la creadora de origen alemán, y la proyección del documental de Luisa Riley, Los tres siglos de Mariana Frenk-Westheim, así como una presentación musical.

El volumen, publicado por la editorial Miguel Angel Porrúa, se trata en realidad de una redición a dos décadas de que apareció por primera vez y luego de una larga ausencia de los estantes de las librerías.

Es una obra de pequeñas dimensiones en el que Mariana Frenk-Westheim plasma su longeva y brillante sabiduría en una serie de aforismos ilustrados por la pintora Carmen Parra.

El volumen permite ''de bella manera acercarse a la obra de esta sabia mujer" y, al mismo tiempo, celebrar la vida y la obra de la autora "por su enorme voluntad de dar belleza y armonía a lo que crea", según han dicho el editor y la pintora.

En Mariposa eternidad de lo efímero -que será presentado por Margit Frenk (hija de la autora), Vicente Quirarte y Carmen Parra-, la escritora y la artista plática disertan sobre la vida y la obra de los lepidópteros.

''En la composición de sus páginas los textos no describen los dibujos ni éstos ilustran a aquéllos; como en el periplo que describe el vuelo de estos insectos, página tras página la palabra y la imagen armonizan forma y fondo, sintetizando su dionisiaco mensaje", apunta Miguel Angel Porrúa.

Roberto García Bonilla, quien ayudó a la también ensayista y profesora de arte mexicano a seleccionar sus obras para una antología que actualmente prepara el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, subraya la extraordinaria valía humana y artística de Mariana Frenk-Westheim.

''Es una mujer excepcional, no sólo por su longevidad; la fortaleza intelectual y el amor a la vida que irradia son un prodigio. Su recorrido por el tiempo, que abarca tres siglos -uno de ellos palpado en todos sus instantes-, está rodeado de bifurcaciones iluminadas y dramas insospechados", agrega.

''Así ha logrado teñir la austeridad de elegancia y transformar los sacrificios en felicidad.''

Según consigna Roberto Bonilla en su texto La flama encendida, incluido en el volumen, una de las labores más importantes de Mariana Frenk ha sido la traducción de la obra del crítico de arte Paul Westheim, considerado en su tiempo el más importante estudioso del expresionismo.

Para el especialista, la creadora ha confesado que le hubiera gustado escribir más. Sin embargo, precisa, no hubiera podido incursionar en novela, porque no es lo suficientemente observadora.

''Ella prefiere los textos aforísticos y sintéticos", indica, y precisa que la obra de la autora "distingue entre sensibilidad y sentimentalismo; no hay absolutos, y los caprichos de la vida han de tomarse como llegan y se van. Se palpa el desencanto pero no hay pésames y sí templanza en la aceptación".

De Mariposa eternidad de lo efímero, Bonilla destaca que es un libro en el que se renueva el amor por la naturaleza y recuerda la insustancialidad humana.

Esas bellezas aladas, prosigue, se proyectan en un resplandor que concibe fugazmente la plenitud y arrastra su ocaso.

"Entre la puerilidad y sabiduría, la pluma nerviosa retiene la imagen y la transforma en reflexiones; recuerda la fragilidad en los terrenos: plenitud y decadencia. Figuras de la misma piedra".

Con Mariposa eternidad de lo efímero, Mariana Frenk- Westheim refrenda una convicción: "Ahora sé qué es la felicidad. La esperanza de encontrarla".