México D.F. Domingo 25 de abril de 2004
Dinero de migrantes, fuente estable de recursos
para regiones en desarrollo: FMI y BM
Acuerda G-7 reducir cobros a remesas
Recibe México casi la mitad de los envíos
que captan las naciones de América Latina
ROBERTO GONZALEZ AMADOR Y JIM CASON ENVIADO Y CORRESPONSAL
Washington, DC, 24 de abril. Los ministros de Finanzas
del Grupo de los Siete países más ricos del mundo (G-7) acordaron
este sábado promover acciones para reducir el costo de las remesas
de los trabajadores migrantes a sus países de origen.
Mientras la ayuda oficial y los flujos de capital hacia
las naciones en desarrollo ha disminuido en años recientes, las
remesas se convirtieron en una fuente estable y creciente de recursos para
esos países, según un diagnóstico del Fondo Monetario
Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), dado a conocer aquí
en el contexto de la reunión anual de primavera de ambos organismos.
Los
países en desarrollo recibieron en 2003 remesas por un monto de
93 mil millones de dólares, cantidad que representó un incremento
de 20 por ciento respecto de 2001 y más de 200 por ciento en comparación
con 1990. El año pasado, la inversión privada directa a todos
los países emergentes y en desarrollo fue de 119 mil millones de
dólares, cifra superior en sólo 27.9 por ciento a las remesas,
de acuerdo con el FMI.
Después de reunirse este sábado con motivo
de la asamblea anual del FMI y del Banco Mundial, los ministros del G-7
acordaron seguir trabajando en "en nuestras iniciativas para reducir las
barreras que elevan el costo de enviar las remesas". El grupo de las siete
economías más industrializadas está integrado por
Canadá, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y
Japón.
En un comunicado emitido después de su reunión
de esta mañana, el G-7 añadió que buscará mecanismos
para integrar las remesas al sector financiero formal. Hasta hace poco
estos flujos de dinero en divisas fuertes se habían movilizado mediante
empresas de transferencia de fondos, como Western Union o Money Gram, pero
recientemente los principales grupos financieros del mundo han visto en
este nicho una oportunidad de hacer crecer sus ganancias, como ocurre,
entre otros países, en México.
La región que recibe el mayor monto de remesas
es América Latina y el Caribe, con 29 mil 600 millones de dólares
el año pasado, de los que 13 mil 200 millones correspondieron a
México. En América Latina el monto de las remesas recibidas
creció 419 por ciento respecto del nivel reportado en 1990, que
fue de 5 mil 700 millones de dólares, de acuerdo con un informe
del Banco Mundial y el FMI divulgado aquí.
El segundo bloque de naciones en cuanto a la recepción
de remesas es el sur de Asia. En este caso, la cantidad reportada el año
pasado fue de 18 mil 200 millones de dólares, 225 por ciento más
que en 1990.
Según el informe, en tercer sitio se encuentra
la región de Asia Oriental y el Pacífico, con 17 mil 600
millones de dólares en 2003. En este caso, la cantidad es mayor
en 483 por ciento a la de 1990. Luego se encuentra el grupo de naciones
de Medio Oriente y del norte de Africa, con 13 mil millones de dólares
de remesas en 2003, cifra que no difiere sustancialmente de los 11 mil
400 millones de dólares que captaba en 1990.
En Europa del este y Asia central, las remesas sumaron
el año pasado 10 mil 400 millones de dólares, 225 por ciento
más que en 1990. El bloque de países de Africa subsahariana
captó en 2003 remesas por 4 mil 100 millones de dólares,
cifra superior en 173 por ciento a la registrada en 1990.
"Tras los incrementos registrados en los años 90,
las remesas de los trabajadores migrantes a sus países de origen
se han convertido en la segunda fuente de recursos para los países
en desarrollo, después de la inversión extranjera directa",
indicó el Banco Mundial. En casos como el de México el año
pasado las remesas incluso superaron a la inversión extranjera directa.
El reporte de ambos organismos financieros comenta que
los "vigorosos" esfuerzos de los años recientes para combatir el
lavado de dinero y cortar las posibles fuentes de financiamiento
de actividades terroristas han contribuido a que los flujos de remesas
se canalicen cada vez en mayor medida a los sistemas financieros formales.
Adicionalmente, los temores a una posible deportación o a otras
acciones legales han llevado a muchos trabajadores migrantes a remitir
una parte importante de sus ahorros hacia sus países de origen.
Estos factores pueden explicar el crecimiento que se ha reportado en el
monto de las remesas, pues al ser movilizadas por medios formales existe
mayor precisión para el manejo estadístico de las cifras.
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