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México D.F. Miércoles 21 de abril de 2004

Infructuosa búsqueda de dos migrantes

Los hermanos Saldaña salieron hace casi un año hacia Colorado, EU, con un pollero

MARTIN DIEGO RODRIGUEZ CORRESPONSAL

Jalpa de Canovas, Gto., 20 de abril. A las cinco de la tarde del 23 de junio de 2003, los hermanos Marco Antonio y Félix Saldaña López salieron de aquí rumbo a Colorado, para trabajar en una tienda departamental. Era la oportunidad que esperaban para sacar de la miseria a su madre. "Desde entonces -dicen en el pueblo- no hay noticias de ellos."

Aquí todos dan referencia de los hermanos Saldaña López. Macario, dueño de un tendajón que abrió con lo ganado en 15 años de trabajo como indocumentado en Houston, recuerda que "se fueron con Juan Ramírez", a quien todos conocen como El Coyote: "él ya regresó; nomás que no trajo noticias de los hermanos. Anda por ahí en el barrio El Carmen, ahí vive".

Jalpa de Cánovas es una comunidad casi desierta del municipio de Purísima jalpa (3)del Rincón por cuyas calles transitan, sobre todo, ancianos, mujeres y niños. La iglesia ofrece el servicio con escasa feligresía. "Se han ido muchos. Los domingos, que son cuando más gente viene, no se llena el templo, la mayoría se ha ido para el norte", según el párroco Cristóbal Romero.

En el camino viejo a San Andrés, a lo largo del arroyo El Zapote, se ubica una hilera de viviendas. De una de esas casuchas salieron los hermanos Saldaña López. "La última llamada que recibimos de ellos fue cuando dijeron que estaban ya en Altar, Sonora, y que estaban a punto de pasar a Estados Unidos por el desierto. Después ya no hubo noticias de ellos", dice María de la Luz Negrete Sotelo, cuñada de los desaparecidos.

Marco Antonio y Félix pagaron mil 500 dólares cada uno a Juan Ramírez, quien les prometió llevarlos al otro lado con trabajo asegurado en una tienda departamental. "Los iba a llevar a Colorado con trabajo y todo; le dijo a mi suegra (Florentina López Martínez) que no se preocupara, que él los iba a dejar ya con trabajo instalado. Hay mucha gente que se va con él, es de por sí pollero; por eso pensamos que sí iba a cumplir, pero ya ve", dice la cuñada, apretando la mandíbula.

Ante la falta de noticias de sus hijos, Florentina informó de la desaparición de sus hijos a la delegación Guanajuato de la Secretaría de Relaciones Exteriores, "pero ahí nos dijeron que no tenían noticias de ellos y que nos esperáramos a la respuesta del consulado mexicano allá, en el otro lado, nomás que ya llevamos mucho tiempo de espera y no pasa nada", platica.

La señora recuerda que en diciembre del año pasado, época en que la mayoría de los hombres regresan a la comunidad, vio en la plaza a Juan negociando con otros jóvenes -tras el pago de mil 500 dólares- un "trabajo seguro" en Estados Unidos.

Relata que encaró a El Coyote para que le informara sobre sus hijos. "Nomás me vio y me dijo que estaban bien, que si no habían hablado era porque no querían regresar." Sin embargo, otros jóvenes que fueron con el grupo de los hermanos Saldaña López "me comentaron que ellos no estaban en el grupo que iba al otro lado y que nunca pasaron".

Luego de insistir con el pollero sobre el paradero de sus hijos, la mujer acudió a la agencia del Ministerio Público en San Francisco del Rincón a poner una denuncia contra el traficante de humanos. "Nomás me tomaron los datos; todo se quedó en los papeles, pero no han hecho nada, que porque no encuentran al pollero."

En febrero de este año, la señora regresó al barrio de El Carmen para insistir en obtener informes sobre sus hijos. "Ahí estaba el hombre en su casa, lo vi en el corral con sus animales; en lugar de tocar me fui a San Francisco (del Rincón) por los policías a decirles que ahí estaba, que lo agarraran y no lo dejaran ir hasta que me dijera dónde estaban mis hijos. Los policías me señalaron que así no era la cosa, que tenía que esperar y que luego iban; a los dos días el hombre se volvió a ir con otros chamacos para el norte y los policías no llegaron".

El mes pasado fue a Altar, Sonora, con dinero que le envía su hijo Rigoberto, quien vive en Estados Unidos. "Me llevé fotos de mis hijos (en impresiones fotostáticas), puse el teléfono de aquí (su casa) para que me dieran informes, luego lueguito llamaron y me avisaron que estaban secuestrados y que enviara 200 mil pesos para que los soltaran. Nomás se burlaron de mí, mandé un dinero, no todo, y les dije que me dijeran dónde estaban mis muchachos, pero ya no se comunicaron otra vez."

Hace apenas unas semanas, dice la mujer, recibió otra llamada telefónica. "Era El Coyote, me dijo que parara la demanda y que me ayudaba a buscar a mis hijos, también les avisé a los de la policía, pero no dijeron nada".

En todo Jalpa se conoce el caso. Los vecinos que tienen familiares en Estados Unidos (la mayoría) los han buscado, han preguntado en los consulados, han repartido las fotos a través de las redes de ayuda humanitaria a trabajadores indocumentados en ese país, "pero nomás no hay noticias". "No me voy a cansar de buscar a mis muchachos", expresa Florentina. "Estoy esperanzada de que regresen un día por el mismo camino que se fueron y me digan aquí estamos, ya regresamos; por eso salgo todos los días a la parada del camión para buscarlos, pero nada. Ya voy a cumplir un año así y nadie hace nada. ƑSerá que los pobres no valemos?"

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