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México D.F. Miércoles 21 de abril de 2004

José Steinsleger

El Alamo: Ƒatole con chocolate?

Creo que a Chou En-Lai (1898-76), político chino, corresponde la paternidad de una frase singular: "Todos los pueblos oprimidos del mundo saben qué es el imperialismo; sólo el pueblo de México sabe qué es vivir al lado de otro, imperialista".

Por fatalidad geográfica o lejanía de Dios, México se ha visto obligado a tejer con el vecino del norte relaciones controvertidas. En cada suspiro de su historia, defensa de la soberanía, decir de cultura, expresión de identidad, los mexicanos tuvieron que vérselas con la irrecusable necesidad de afirmar su conciencia nacional.

Historia, soberanía, cultura, identidad, conciencia, nación. A pesar de sus connotaciones subjetivas, no convendría filtrar estos vocablos en lo singular de las ideologías. Una nación encierra constelaciones de rostros y formas de ser y hacer.

Pero el respeto de esta pluralidad no incluye un termostato en automático capaz de regular con naturalidad, armonía y serenidad, tolerancia, consenso y disenso.

En consecuencia, hay que fijar sus alcances. No hay canon mas valga la redundancia: la Constitución constituye. ƑQué? Lo subjetivo: la vida política de los pueblos, la potencialidad económica de sus tierras, la manifestación social de sus culturas, su identidad. ƑEs la conciencia, individual o colectiva, algo más que autoconocimiento objetivo de la propia existencia?

Lo primero es lo primero: cuando hay conciencia individual, la conciencia colectiva gana. Cuando hay conciencia nacional, la conciencia universal gana. Sin embargo, el vocablo "conciencia" pasa por un mal momento. Idem con el vocablo "nacional", que los libres de todo pecado remiten con torpeza al nacionalismo fúchile: el globalizado joven del cine que al cortar el boleto para ver El Alamo dice "que se diviertan" con candidez.

Muy divertido. En la escena en que el legendario fortín tomado por los yanquis está a punto de ser asaltado por el ejército mexicano al son de la marcha Degüello, exclamé "šViva México!". Y un gordito fresa, con la boca llena de palomitas, me dijo: "šCállate!"

ƑModo de ser o modo que se pretende seamos, mientras los gringos le parten la madre a la humanidad? ƑOlvidar la batalla de El Alamo (1836)? ƑY yo por qué? ƑNo fue Sam Houston quien pegó en San Jacinto el grito Remember the Alamo! para animar a los suyos y vencer en la batalla?

Caudillo nacionalista de talla moral similar a la de Antonio López de Santa Anna, su enemigo, Houston sabía que al final de la película Washington arrebataría Texas primero y la mitad del territorio mexicano después. Así fue.

ƑQué fue? La historia no da marcha atrás. No obstante, El Alamo y San Jacinto, encarnaciones sangrientas de la doctrina Monroe (1823), preanunciaron el curso del imperialismo yanqui al sur del río Bravo. ƑAlgún punto, alguna coma borrada o agregada del guión? La película continúa.

El espíritu esclavista de los Houston, Austin, Davy Crockett y George W. Bush está vigente. Consúltense los tratados de Guadalupe-Hidalgo (1848) y McLane-Ocampo (1859) y niéguese que en cuerpo y alma difieren del Plan Puebla-Panamá, el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y el diseño de "libertad" y "democracia" para Irak.

Si la izquierda chévere de nuestros días presupone que en América Latina la contradicción principal se dirime entre neoliberalismo y populismo, en tanto los superdemócratas resultan "liberales" como el yucateco Lorenzo de Zavala (1788-1836), estamos fritos.

Gobernador del estado de México y primer vicepresidente de Texas ("república" inventada por mercenarios de los bajos fondos de Nueva Orleans), Lorenzo de Zavala escribió algunos libros persuadido de que Estados Unidos no es un país imperialista porque la palabra "imperio" tiene resonancias antirrepublicanas. Bien. En algunos rincones de la izquierda chévere hemos leído algo parecido.

Don Lorenzo creía que la América nuestra debía ser igual a la de ellos. En lo posible, sin indios y negros. Y dejó, al igual que Santa Anna, legiones de nietos y bisnietos políticos para quienes las pobladas democráticas son cosa del diablo "populista".

Fervientes amadores de la freedom y la democracy, a los oídos del imperio soplan quiénes po-drían ser los Francisco I. Madero o Salvador Allende del futuro.

Hace 10 años, en la Casa Blanca se estrenó la película Como agua para chocolate. La novela tuvo éxito en la época en que tener éxito era obligatorio porque el Tratado de Libre Comercio (TLC) decía que íbamos a ingresar al primer mundo por decreto. Hoy, cuando todo huele feo en la cocina neoliberal, Hollywood nos regala El Alamo, enésima versión "objetiva" de nuestra historia.

En el primer filme, amor y rosas. En el segundo, atole con sangre. ƑRecuerdos del futuro? šAguas! Que la cultura también es arma de sometimiento y alienación.

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