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México D.F. Miércoles 21 de abril de 2004

Arnoldo Kraus

Memoria moral

He plagiado el título de mi artículo del admirable filósofo Reyes Mate. Aunque el plagio no es el tema de estas líneas, estoy seguro de que plagiar, con honestidad, ideas sensatas y humanistas, debería ser obligación de todo librepensador. Esa práctica sería muy benéfica, pues contribuiría a difundir preceptos y nociones sanas y constructivas. Estos tiempos son tiempos sin memoria y sin moral. Por esa razón decidí plagiar a Mate, quien mucho ha cavilado acerca del olvido y de la desmemoria.

Memoria moral, o bien, memoria y moral o moral y memoria. Mientras leo en orden y en desorden esas palabras cavilo un poco y entiendo que ambos atributos deberían ser unas de las principales cualidades de la condición humana. No de la especie humana, sino de nuestra condición como personas, como individuos, como seres independientes que, antes de pertenecer a un grupo y a una sociedad, "nos pertenecemos a nosotros mismos". Es decir, el "ser persona" exige una serie de obligaciones primarias mínimas que deben cumplirse cada día. Compromisos que se inician en uno mismo y terminan en uno mismo: en la lectura que cada individuo debe hacer de sus actos.

Kierkegaard consideraba que la persona ética debería ser el editor de su vida: contar la vida propia es asumir la responsabilidad por esa vida. Narrar la vida propia implica pasar de la historia personal a la historia de la sociedad. ƑEs posible hacerlo sin ética, sin memoria? Se ha hablado de memoricidio (Fernando Báez). Yo quisiera también hablar de moralicidio. Ambas realidades, el suicidio de la memoria y el suicidio de la moral, son características de nuestros tiempos y de la especie humana. Ambas sepultan la idea del individuo como editor de su vida y como responsable de otros seres.

Releo: memoria moral, memoria y moral o moral y memoria. Pregunto: Ƒacaso tiene alguna trascendencia el orden de esas virtudes?, Ƒcómo mitigar el daño del memoricidio y del moralicidio cuando lo que prevalece es lo contrario? Desde el punto de vista ontogénico la memoria se gesta desde el principio de la vida. Es un bien y una cualidad innata. Es una función biológica y un instrumento que permite al ser humano diferenciar entre varias posibilidades para poder actuar, de preferencia, "correctamente". De ella dependen un sinfín de conductas.

La moral, en cambio, no se delinea in útero, sino que se adquiere y se forja en el transcurso de la vida. La familia, la escuela, la sociedad y la nación, entre otros, son quienes determinan las características éticas de la persona. Tanto la memoria como la moral pueden enfermar; ambas pueden deteriorarse a nivel personal o comunitario. Cuando el individuo es quien claudica el mal suele producir daños limitados; cuando sucede lo segundo asistimos al memoricidio y al moralicidio. La suma de las dos alteraciones es el reflejo de nuestra época. ƑCómo revertirlo?

En más de una ocasión he escrito que sería adecuado impartir la materia Memoria desde la primaria; también la Etica debería ser una asignatura que se dicte con frecuencia desde la primaria. Poco se habla de memoria y de moral en las escuelas, en las casas. Esas carencias, sin duda, son algunos de los factores que explican el suicidio de la memoria y de la moral; otras son el putrefacto poder de los jerarcas políticos y la inmensa pobreza de buena parte de la población mundial. Es evidente que ni la familia ni la escuela ni las religiones han sido capaces de contrarrestar esos huecos; es obvio, asimismo, que la pobreza moral y la desmemoria han permitido que el odio florezca. Entonces, ante tanta merma, Ƒqué hacer?

Desde un punto de vista práctico cualquiera entiende que si biológicamente la memoria existe desde siempre, lo idóneo sería fomentarla y dotarla de contenido moral tan pronto como sea posible. Es decir, fortalecer la conciencia y el compromiso a través de la memoria moral, de la educación. Sin embargo, desde un punto de vista real queda la impresión de que la hipótesis anterior no sobrepasa el terreno de lo hipotético: el ser humano es ha y sido el autor del memoricidio y del moralicidio. ƑQué hacer?

Desarmado, sólo puedo proponer dos cosas. Primero, leer a Mate, Levinas, Ricoeur o las peticiones de las madres de los y las desaparecidos que en todo el orbe reclaman justicia y hablan para impedir que el olvido siga poblando la Tierra. Esas lecturas podrían sensibilizar al individuo. Segundo, actuar como el pueblo español: destronar y denostar a los políticos que por doquier siembran moralicidio y memoricidio. Tanto la memoria como la moral son verdad. Ambas son cualidades humanas soslayadas. Ambas deben reinventarse.

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