México D.F. Lunes 19 de abril de 2004
DESDE EL OTRO LADOEN SAN LAZARO
Arturo Balderas Rodríguez
Eludiendo las responsabilidades
ANTES DE LA COMPARECENCIA de Condoleezza Rice, asesora del presidente de Estados Unidos en material de seguridad nacional, frente a la comisión que estudia los hechos del 11 de septiembre había escepticismo sobre lo que diría. No se esperaban grandes revelaciones y se decía que su presencia tenía más bien la finalidad de defender a su jefe. Eso fue exactamente lo que sucedió. Tal vez tuvo mayor impacto el director de la CIA, George Tenet, quien dijo no verse con el presidente durante todo agosto de 2001, no obstante los alarmantes informes de inteligencia que esa agencia poseía sobre la probabilidad de un ataque terrorista en suelo estadunidense. De esta forma contradijo a la señora Rice, quien una semana antes aseguró que las reuniones entre el presidente y el director de la CIA eran frecuentes en esas fechas.
A PESAR DE ESA Y OTRAS contradicciones e inconsistencias en el manejo de la política antiterrorista, y a menos que suceda algo extraordinario, se advierte desde ahora que la comisión se abstendrá de responsabilizar directamente al primer mandatario sobre su responsabilidad en esos acontecimientos. Se sabe que hará una serie de recomendaciones administrativas para que las agencias de inteligencia trabajen coordinadamente o bajo un solo mando y que se les otorguen los recursos necesarios para operaciones de espionaje y contraespionaje.
EN EL MEJOR DE LOS CASOS, y para desmayo de quienes esperaban se estableciera alguna responsabilidad sobre las fallas que permitieron los ataques terroristas, es muy probable que la comisión decida salomónicamente que la responsabilidad corresponde por partes iguales a éste y al anterior gobierno. Era difícil esperar más de una comisión en la que la mitad de sus miembros son demócratas y la otra mitad, incluido su presidente, republicanos.
LO CIERTO ES QUE el asunto que ha tomado mayor relevancia es la idea, cada vez más clara, de que este gobierno decidió invadir Irak casi desde el primer día que inició sus funciones y que el 11 de septiembre se usó como excusa para la guerra. Esto, que de alguna forma ya se sabía, cobra mayor vigencia y certeza como resultado de las comparecencias en la comisión de altos funcionarios del gobierno que han hablado de las presiones que recibían de la Casa Blanca para asociar a Al Qaeda con Irak. Y más aún por los relatos que con lujo de detalles se dan en la docena de libros que han aparecido y siguen apareciendo, cuyos autores son reconocidos por su seriedad, honestidad intelectual y profundo conocimiento en estos asuntos.
A FIN DE CUENTAS EN IRAK han muerto muchos miles de personas debido a una guerra para la que no hay una explicación racional, hasta ahora, de la Casa Blanca. A menos que los negocios de los que muy pocos se benefician sea, para vergüenza de millones de estadunidenses, suficiente explicación.
|