ASTILLERO

Julio Hernández López

El general en su laberinto (judicial)

Un próspero anfibio juega a la política
Procuración selectiva de aparente justicia

HASTA AHORA EL general Rafael Macedo de la Concha ha podido salir más o menos indemne del continuo y naturalmente peligroso asedio en el que vive. El punto más delicado de su gestión, el relacionado con la lucha contra el narcotráfico, no le ha reportado grave desgaste, a pesar de que el reacomodo sexenal del negocio de la droga en México ha sido particularmente sangriento y de que los cárteles más perseguidos creen encontrar, en sus reportes de bajas, mensajes de parcialidad institucional en favor de grupos que habrían comprado etiqueta de protegidos o favoritos en estos ajustes político-mercantiles. Ni siquiera los muy sabidos equívocos del Hombre de Los Pinos, que han llevado a la mayoría de los miembros del gabinete a cometer errores notables y a veces ridículos públicos, han alcanzado de manera fuerte al titular de la Procuraduría General de la República, quien ha sabido constituir una fortaleza alrededor de su oficina y cuyas mayores confrontaciones podrían ser, en todo caso, con otro militar, el secretario de la Defensa Nacional, quien en más de una ocasión ha dejado constancia intencional de menosprecio o desatención hacia la PGR a la hora de apretar el puño contra bandas de delincuencia organizada a las que la oficina de persecución civil pareciera no ser capaz de alcanzar como sí la militar, así las leyes y las formalidades hubieren de ser hechas a un lado.

ESAS APARIENCIAS DE éxito del procurador Macedo de la Concha le han llevado incluso a explorar terrenos más allá de lo castrense, lo policiaco y lo jurídico, buscando construir una imagen pública que estaría más cercana a los intereses políticos, acaso a los electorales (recuérdense las lamentables incursiones futboleras con Carlos Ahumada en el diario El Independiente), sobre todo por si la gran descomposición nacional llevase a los ciudadanos a tan terrible decepción respecto a los políticos (y las políticas, diría el esposo de una de ellas) que buscasen esperanza en opciones de mano firme, de presunta salvación nacional mediante la disciplina y el rigor. Si en determinado momento las desgracias nacionales hiciesen pensar a algunos en posibilidades de golpes militares o soluciones parecidas, bien podrían saber que no hay necesidad de llegar a tales extremos, y que en el plano institucional hay un personaje anfibio, que combina lo castrense con lo civil y que no ve con displicencia la posibilidad de asomarse al 2006 como una insólita opción maquillada de electoral. No debe dejarse de lado el hecho de que, sirviendo al foxismo para tejer redes de complicidad en torno a temas centrales, como los amigos delictivamente financieros, o respecto a arreglos oscuros como los que llevaron a la virtual disolución del llamado Pemexgate, e incluso conociendo y protegiendo flancos delicadísimos como los negocios y las andanzas de familiares directos de las dos partes de la pareja presidencial, sobre todo de la femenina, el procurador Macedo de la Concha posee claves y secretos canjeables a la hora de las definiciones mayores de este sexenio cuyo final nadie puede jurar que no será denso y peligroso. La amenaza de un triunfo de la izquierda (por llamar así a la expectativa de López Obrador), más el temor del vecino norteño por el caos al que podría llegar México a causa de la corrupción política, el descontrol gubernamental y la desesperación ciudadana, podrían sugerir a los centros de poder experimentos como el que en el pasado propuso a un vaquero Coca-Cola y ahora, aunque a estas alturas la hipótesis parezca lejana o infundada, podría considerar la posibilidad de un militar-civil como opción concertada.

SIN EMBARGO, LA suerte del procurador Macedo de la Concha parece estar amarrada a lo que suceda con el caso de Andrés Manuel López Obrador, el jefe de gobierno capitalino que en su escalada de retos y desdenes hacia lo jurídico ha llegado ya a la descalificación directa del trabajo de la procuraduría federal de justicia. Empujado sin duda por la visceralidad presidencial volcada contra el peje adversario, Macedo de la Concha ha trazado una ruta de confrontación con el tabasqueño que no se resolverá estrictamente en el plano de la normatividad judicial y sí en el político, donde sin duda resulta muchísimo más hábil el personaje tropical-chilango que el general y su jefe que no tiene quien buenas estrategias le escriba. No será un asunto menor el desenlace de esta confrontación, pues aparte de dejar un saldo positivo para uno de los litigantes (Fox o A.M. Lo), podría significar para la procuraduría, en caso de derrota, una devaluación que deje a esa oficina poco útil para el resto del sexenio, exhibida en su incapacidad de llevar hasta el final planteamientos judiciales politiqueramente tomados, tachada de parcial y facciosa por haber emprendido una fallida cacería del peje lagarto mientras verdaderos especímenes delictivos habrían vagado libremente por la parcela presuntamente justiciera, sin que el marcial jefe del coto se atreviera a tocarlos más que con chicanas exculpatorias o maniobras protectoras.

ASTILLAS: EL CANTANTE DEL grupo Jaguares acusó el pasado viernes, durante una presentación masiva en la ciudad de México, de cobarde al presidente Fox y de estúpido al gobernador de Chihuahua (Patricio Martínez) por no resolver los casos de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Sus palabras recibieron fuertes aplausos... La esposa de Carlos Ahumada, Cecilia Gurza, leyó el pasado viernes en León, Guanajuato, una carta escrita en Cuba en la que el empresario todavía dueño del equipo de futbol profesional de la ciudad zapatera expresaba solidaridad con los aficionados y agradecía las muchas muestras de apoyo que a su vez dice haber recibido. También hubo aplausos... Leonel Godoy reparte entre delegados políticos capitalinos fotocopias con marco dorado de un tal código de ética, creyendo que con ese remedio, que ni a Mejoral llega, está enfrentando la gravísima crisis de su partido.

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