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México D.F. Sábado 17 de abril de 2004
MUSICA
Chava Rock
Las contradicciones de Jaguares
EL JUEVES PASADO, el grupo mexicano Jaguares se
presentó dentro de las actividades musicales que se desarrollan
en la décima Feria de la Ciudad de México. El concierto fue,
como suele ser ya, una costumbre: la gente cantó en una sola voz
todos los temas, no hay ninguna variante; todo es predecible: Saúl
intercaló sus canciones con discursos cada vez menos creíbles,
las denuncias que suele pregonar en el micrófono son como escupitajos
al cielo, que más temprano que tarde terminan por bañarlo.
UNA
DE LAS más recientes bajezas de la banda fue la de este jueves,
cuando arbitrariamente impidió que los otros grupos anunciados (que
actuarían antes que Jaguares) tocaran en el escenario principal.
UNO DE LOS grupos más molestos y afectados
fue Escarbarme, notable agrupación de rock que se mueve en el terreno
independiente y que aprovecharía la tocada para presentar su nuevo
álbum; y es que ninguno de los músicos recibió una
explicación convincente de por qué no podían actuar
en donde estaban programados inicialmente, así que tuvieron que
presentarse en un pequeño escenario ubicado a la entrada de la Feria.
CURIOSAMENTE, EL INGENIERO de sonido de Jaguares,
Carlos Walraven, extraordinario músico de Consumatum Est, es el
productor del disco de Escarbarme, y se encontraba tan sorprendido por
esa situación como los propios músicos desdeñados
y demás gente que trabajaba en ese escenario, pues en los días
anteriores, en que tocó Inspector, Paquita la del Barrio, Elefante,
entre otros, no hubo ningún problema.
ESTA NO ES la primera ocasión en que Jaguares,
vía su representante, la polémica Marusa Reyes, impone condiciones
que van más allá de lo absurdo, pues son actitudes totalitarias
e intolerantes; además, nuevamente tuvo el desplante de negar el
paso a un grupo de periodistas que buscaba conversar con la banda, inclusive
delante de los reporteros hechos a un lado escogió a dos compañeros
de medios impresos y a un medio televisivo, a los que sí les permitió
pasar a camerinos.
LAS CONTRADICCIONES DE Jaguares son cada vez más
graves y serias. Resulta paradójico que continuamente hablen contra
los gobernantes en turno, sin darse cuenta que el propio grupo intenta
gobernar de forma opresiva los escenarios en que se presenta. Saúl
habla del zapatismo y porta con regularidad finas playeras con imágenes
del EZLN, pero cuando las televisoras (TV Azteca y Televisa) quisieron
desviar la atención de la llegada a la capital de la Caravana Zapatista,
la Marcha del Color de la Tierra, accedieron a tocar junto a Maná
en el Estadio Azteca: Unidos por la Paz fue el falso eslogan.
SAUL HABLA DE la unión entre los grupos
y que viva "la raza, chingaos", mientras su manager condiciona a
los empresarios con qué grupos sí toca o con cuáles
no quiere hacerlo, por ejemplo Molotov. Otro aprendizaje de este dúo
Saúl-Marusa es la enseñanza lopezportillista: "no te pago
para que me pegues"; varios periodistas podemos dar fe de esto, como el
director de la revista regiomontana Lengua, Xardiel Padilla, que
por el simple hecho de haber publicado una entrevista de Alejandro Marcovich,
en la que da su versión del rompimiento de Caifanes, se le quitó
la publicidad de Jaguares a su medio.
POR SUPUESTO QUE Saúl y los diferentes músicos
que han colaborado con él han abierto varias puertas, pero cada
vez son más las que cierran. Lástima que su intención
de mover conciencias hacia una causa social sea una simulación,
y que sus palabras para enarbolar el respeto y la solidaridad jamás
se concreten en acciones.
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