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México D.F. Sábado 10 de abril de 2004
Pleno de realismo, se escenifica en Milpa Alta
el viacrucis de Jesús
"Pinche Adrián, ¿cómo aguanta
eso?", preguntaban niños al ver a su Mesías
Los vecinos buscan una representación apegada
al pueblo, aunque no sea espectacular
JAIME WHALEY
En las faldas del Teutli, volcán apagado, centinela
de Milpa Alta, los pobladores de San Francisco Tecoxpa se dieron cita para,
en un esfuerzo comunitario, efectuar su muy particular viacrucis.
Muchos
de sus habitantes, más algunos de los poblados cercanos, hasta llegar
a 5 mil personas, según cálculos del comité organizador,
abarrotaron las estrechas calles del pintoresco poblado para acompañar
a Adrián Estrada, quien personificó a Jesús, en su
peregrinar que lo llevó a ser crucificado en el cerro de La Lupita,
ante el azoro de ojos que llegaron a llenarse de lágrimas en muchos
casos, sobre todo en aquellas personas que, en vez de cruz, llevan encima
años, como doña Cándida González que, a sus
80 años, apoyada en un bastón y del brazo de su hijo Agustín,
no perdió detalle de los distintos cuadros representados por gente
común.
Caifás,
Anás, Eli, Nicodemus, personajes de la historia sagrada, caminaron
por calles dedicadas a otros personajes, éstos de la historia nacional,
como Hidalgo y Juárez, desde la parroquia de San Agustín,
para ir por Jesús encarcelado frente a la iglesia principal, la
de San Francisco. Una monótona tonadilla que, a falta de flautista
-quien llegó tarde para la ocasión- bueno era silbarla, acompañó
la marcha con el redoble de un destemplado tambor, tocado por Miguel Hernández
que, a manera de disculpa, señaló en una callejuela: "es
que se me mueve un chingo esta madre".
La devolución de las monedas, el juicio en el palacio
de Poncio Pilatos, la ruta del Calvario, fueron algunas de las escenas
recreadas en la procesión con raíces de hace siglo y medio,
pero que desde 1983 tiene lugar con actores voluntarios que dirige Alejandro
Linares, un habitante del rumbo, profesor "dedicado a estos rollos".
Por poco más de cuatro horas la columna de gente,
que a veces se alargaba y otras se achicaba, serpenteó por las estrechas
callejuelas de este poblado de la delegación Milpa Alta que se recorta
contra el níveo fondo de otros vigías, los del valle del
Anáhuac, la espléndida Mujer Dormida y su inseparable
y eterno amante Don Gregorio.
"Tratamos de hacer una representación más
arraigada, la gente paga sus atuendos. La delegación nos proporciona
vigilancia y servicio médico, y los misioneros combonianos nos ayudan
también", reconoce Carlos Saldaña, integrante de la junta
organizadora de la representación que carece de la espectacularidad
de otras, como la de Iztapalapa, mas no así de realismo, como atestiguaron
un trío de chiquillos cuando presenciaron los azotes a Cristo. "No
mames, güey, pinche Adrián, ¿cómo aguanta eso?",
soltó Carlos, uno de ellos.
Las
varas de retama no tardaron en dejar su huella en la espalda del Mesías.
Los verdugones florecieron hasta el punto de reventarse cuando el Mártir
del Gólgota era bajado del madero. "Sólo está policontusionado",
explicó uno de los elementos de Protección Civil, al tiempo
que Jésus se valía de un adelanto del siglo XXI, una camilla
especial y era llevado a la ambulancia junto con Dimas y Gestas, sus compañeros
de suplicio, para proporcionarles jugo de naranja y un ansiado descanso.
En tanto la multitud, agobiada por el sol, empezaba a dispersarse.
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