México D.F. Sábado 10 de abril de 2004
En un mes la PGJDF identificó a 18 criminales por este sistema; hay 8 millones de registros
Con el archivo dactilar, un delincuente es ubicado en 5 minutos
MIRNA SERVIN VEGA
Indicios de una huella dactilar en una caja de perfumes, un foco o el cofre de un vehículo son suficiente evidencia para obtener en cuestión de horas una confrontación con más de 8 millones de registros dactilares que guarda el archivo de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) y encontrar datos tales como nombre, foto, alias, domicilio y antecedentes penales del presunto culpable.
En un solo mes, el sistema de identificación dactilar ha revelado la identidad de 18 personas que cometieron asaltos, secuestro exprés y homicidios, entre los cuales estaba el robo al vehículo que culminó en la muerte de Beatriz González Casanova, sobrina del ex rector de la UNAM Pablo González Casanova, explica en entrevista el director de la Coordinación General de Servicios Periciales, Pedro Estrada González.
El especialista asegura que la identificación dactilar es el único sistema ciento por ciento seguro, incluso por arriba de la prueba genética que, aun cuando tiene un minúsculo margen de error de entre millones de pruebas, es superada por el hecho de que no hay un solo ser humano con huellas dactilares idénticas.
En esta oficina de la PGJDF se ingresan unos 300 registros decadactilares diariamente, de los cuales, aproximadamente la mitad proviene de los ingresos a los reclusorios y la otra de la toma de huellas derivadas de los sujetos que son puestos a investigación en las distintas fiscalías.
Estrada González afirmó que con las 15 especialidades que existen en las pruebas periciales, la coordinación hace una confrontación positiva en 80 por ciento de los casos.
Asimismo, dijo, la tendencia de las investigaciones periciales ha derivado en no sólo ofrecer una identificación lineal, sino también estas oficinas empiezan a correlacionar otros elementos de identificación, como tatuajes, nombres, alias, modus operandi, señas particulares o retrato hablado, además de las huellas dactilares para armar los ahora llamados árboles delincuenciales.
El archivo dactiloscópico de la procuraduría capitalina data de 1930. Sin embargo, no fue hasta principios de los 90 cuando los registros se empezaron a automatizar mediante la compra del sistema de identificación automática de huellas dactilares (AFIS, por sus siglas en inglés), lo que permitió que de miles de registros sólo se derivara una decena de probables positivos sobre los cuales ya podrían trabajar los peritos.
El funcionario explica que los registros automatizados están compuestos por la ficha decadactilar, una tira de papel con la impresión de los diez dedos de cada persona que se encuentra sujeta a investigación o ya ha sido consignada.
El registro decadactilar se toma para comprobar la identidad de la persona, para corroborar si no hay antecedentes, para revisar si tiene pendiente algún mandamiento judicial y para determinar si tiene algún historial delictivo o alguna relación con un hecho ilícito, detalla Estrada.
Actualmente la oficina de servicios periciales utiliza un sistema AFIS más avanzado y especial para las investigaciones criminales que en cinco minutos puede ofrecer una respuesta sobre los antecedentes de una persona que sea investigada en alguna de las fiscalías de la ciudad.
|