México D.F. Jueves 1 de abril de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Historias de casualidades
El abogado de Sosamontes
Las omisiones de la PGR
LAS CASUALIDADES que han enmarcado la crisis de los videos se multiplican para hacer de este nefasto episodio de la vida política del país una intriga con rasgos de operación de espionaje.
RESULTA AHORA que para que se den más confusiones, casualmente el abogado que representa a Ramón Sosamontes es Eduardo Luengo Creel.
ES MUY posible que este nombre no suene conocido para muchas personas, para casi todas, pero este hombre fue nada más ni nada menos que uno de los primeros abogados de la defensa de Raúl Salinas de Gortari.
EN 1995, Luengo Creel se decía confiado en conseguir la libertad de Raúl Salinas de Gortari, acusado de la autoría intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu.
Y NO sólo eso: en 1992, Luengo Creel también fue el defensor de Apolo Bernabé Ríos García, ex jefe de investigaciones políticas de la Policía Judicial del estado de Morelos, acusado de la desaparición, en 1988, del dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores en Cuautla, José Ramón García Gómez. Adolfo Aguilar y Quevedo era el otro abogado del policía.
LUENGO CREEL también fue defensor, porque a eso se dedica, de Wilfrido Robledo, aquel comisionado de la Policía Federal Preventiva a quien se acusó de haber comprado de forma ilícita nueve helicópteros y tres aviones. Eso fue en 2002.
CASUALMENTE, COMO señalamos líneas atrás, hace unos días este mismo abogado acompañaba a Ramón Sosamontes en su presentación ante las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
DESDE LUEGO ésta no es más que otra de las coincidencias de la crisis de los videos, que ponen el sabor de la intriga y el enredo concertado que día con día se convierte en una verdad aterradora. Por cierto, el apellido del abogado también es coincidencia.
Y MIRE usted si no es para sorprendernos. Ahí está lo de la detención del empresario corruptor, Carlos Ahumada. Resulta que después de más de un mes de estar desaparecido, de que no se le hallaba por aquí ni por allá, de pronto, sin que nadie se entere, es decir, por pura casualidad, el dueño del Grupo Quart fue detenido en Cuba.
FUE UNA casualidad que por fin saliera de su escondrijo, dondequiera que se ubique, y que por eso mismo, por obra de la casualidad, saliera de los límites de la zona turística en las playas de Varadero y fuera abordado por la policía cubana.
ES CASUALIDAD porque, después de un mes de permanecer oculto, Ahumada comete el error de abandonar el lugar que le dio cobijo y, por tanto, seguridad, y en un acto de verdadera audacia reta a la policía cubana, que casualmente no sabía de la presencia de este hombre en la isla.
ESA MISMA casualidad hizo que la Procuraduría General de la República no estuviera enterada del momento del arresto; que ignorara, como quedó de manifiesto en las primera declaraciones al respecto, en qué circunstancias se había logrado la detención y por eso mismo la embajada mexicana en Cuba no tuviera ni la menor idea de lo que pasaba con respecto a Ahumada.
POR ESO, porque en todos los pasajes de esta intriga sólo se pueden hallar casualidades, es porque se hallan tan enredados los hilos de la historia que, para sorpresa de todos, cada día crece más, pero apunta hacia un solo lugar. Ya veremos.
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