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México D.F. Martes 23 de marzo de 2004

Javier Flores

El Senado ante la clonación

El Senado de la República se encuentra ante la disyuntiva de avalar un desatino surgido mañosamente en la Cámara de Diputados o corregir y colocar en su justa dimensión, con toda la seriedad que se requiere para nuestro país, el tema de la clonación humana.

En diciembre fue aprobada en la cámara baja una iniciativa para modificar la Ley de los Institutos Nacionales de Salud, con el fin de incorporar una nueva área de gran importancia para el avance del conocimiento y para la ampliación de los servicios sanitarios en México: la creación del Instituto Nacional de Medicina Genómica. Lo que pudo haber sido una gran contribución para favorecer la investigación científica y el bienestar de los mexicanos se contaminó, sin embargo, con la inclusión en el proyecto de decreto de un párrafo orientado a condenar, sin distinción alguna, tanto la clonación reproductiva como la orientada a fines terapéuticos 1, aun cuando estos aspectos no formaban parte de los propósitos que animaron la creación de ese nuevo organismo.

Se trata de una maniobra fraguada en el seno de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, que preside el diputado José Angel Córdova Villalobos, a quien ya hemos visto en acción combinando la ignorancia científica y el más radical conservadurismo, en el debate reciente sobre los anticonceptivos de emergencia. La iniciativa que nos ocupa surgió sin el consenso de los miembros de dicha instancia, excepto por el aval de sus correligionarios panistas y algunos miembros del PRI, que inexplicablemente otorgan a esa postura la mayoría en la citada comisión. El propósito oculto es introducir subrepticiamente un antecedente en las leyes de nuestro país para colocar a México entre las naciones opositoras a la clonación con fines terapéuticos, cuando a escala mundial se encuentra en curso un debate al más alto nivel que contempla aspectos científicos, médicos, éticos, religiosos y sociales sobre la investigación en células embrionarias para el tratamiento de enfermedades que hasta ahora son incurables.

Además se subestima la capacidad de la sociedad mexicana para tomar decisiones ante un tema de tal complejidad. Con el criterio adoptado, se tendría que legislar por separado, como ahora se hace en el caso del Instituto Nacional de Medicina Genómica, para cada institución científica, en lugar de encarar abiertamente el debate y generar una ley que regule específicamente ese tipo de investigaciones, no sólo en las instituciones mexicanas, sino también las que puedan realizar grupos extranjeros en territorio nacional.

El examen de las versiones estenográficas del debate, que llevó a la aprobación de esa iniciativa, constituye evidencia de que los argumentos para condenar indiscriminadamente todo tipo de clonación son exactamente los mismos que han venido esgrimiendo el Vaticano y los grupos pronatalistas internacionales, lo cual no sólo revela una falta de originalidad de la fracción panista, que sería en este caso lo de menos, sino la sujeción de nuestro país a poderes extranjeros, lo cual resulta inadmisible en términos de nuestra soberanía, habiéndose constituido México como Estado laico.

Si bien la comunidad internacional y organizaciones científicas de todo el mundo se oponen a la clonación con fines reproductivos, existe una enorme polarización para el caso de esa actividad con fines terapéuticos. El Comité de Asuntos Legales de la Organización de Naciones Unidas, que debía someter en la 58 Asamblea General de ese organismo un proyecto de resolución sobre el tema, decidió en noviembre actuar con prudencia y posponer dos años ese proyecto, con el propósito de contar con mayores elementos científicos y éticos para normar su decisión. La postura adoptada por ese comité contó con el voto de México, por conducto de su representante Alfonso Ascencio, lo cual debe constituir un punto de referencia para normar las decisiones de los legisladores mexicanos respecto a la clonación terapéutica.

Todo depende ahora de los senadores, en particular de la fracción priísta en la Cámara alta, vista la polarización que se produjo entre PAN y PRD en el debate citado entre los diputados. Es fácil, al examinar la iniciativa, descubrir que se trata de algo tramposo, fuera del contexto de la modificación de una ley que persigue un fin generoso, como la creación de un instituto médico. Si bien se produjo una alianza a la hora de la votación entre las fracciones de PRI y PAN en la Cámara de Diputados, las razones que animaron a los dos grupos son distintas, o al menos es lo que uno quisiera pensar. Se trata, en este caso, de defender la racionalidad en la elaboración de leyes, de defender la esencia laica del Estado mexicano y de no sucumbir a poderes extranjeros. Se trata, en suma, de iniciar con toda seriedad un proceso que lleve a regular en México la clonación humana mediante un riguroso proceso de consulta que incluya todos los puntos de vista que ahora se expresan en nuestra sociedad.

1 Gaceta Parlamentaria 1385-I,
2 de diciembre de 2003.

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