México D.F. Viernes 19 de marzo de 2004
En la base de Najaf nadie dudó que Al
Qaeda era responsable de los atentados en Madrid
Sin los soldados españoles la situación
sería manejable, dice jefe militar de EU en Irak
"Tengo esposa y un hijo, sólo quiero irme y olvidar
todo", señala un efectivo ibérico
ROBERT FISK THE INDEPENDENT
Najaf, 18 de marzo. Al preguntársele a los
tres soldados españoles sentados en su vehículo de transporte
de tropas si quieren quedarse o irse a casa, prorrumpen en carcajadas,
en pleno embotellamiento iraquí.
"Nosotros hacemos lo que nos dicen", me grita uno, entre
risotadas de ironía. El soldado Francisco, de 28 años -todo
barbas y lentes oscuros-, quiere ver a su esposa y a su bebé de
nueve meses; es tan sincero como puede serlo un soldado español.
"Creo que debemos irnos", expresa. "Está claro que ellos harán
algo mucho peor en España si nos quedamos. Tengo una esposa y un
bebé y quiero estar con ellos. Quiero irme y olvidarme de todo."
Con "ellos" se refiere, claro, a Al Qaeda, y en sus cuarteles
en Najaf los soldados nunca tuvieron muchas dudas sobre quién perpetró
los atentados con bomba en Madrid.
El
único hombre que en algún momento sospechó que ETA
podía ser culpable fue el comandante del batallón, el teniente
coronel Alfredo Fernades Benito, vasco originario de Irún. "ETA
ya había atacado a civiles, pero no comprendía por qué
Al Qaeda iba a hacer algo así", señala. "Yo hubiera entendido
que atacaran un objetivo militar, por muy en desacuerdo que estuviera.
¡Pero atacar de esa forma a civiles! ¿Por qué iban
los árabes a atacar España?"
No es difícil entender la confusión del
coronel. Su unidad de 140 hombres -del total de mil 500 que España
tiene desplegados en Najaf y en la ciudad vecina de Diwaniya- no es parte
de las fuerzas de ocupación.
Oficialmente los españoles están aquí
en una misión de apoyo a civiles, ayudando a granjeros a regar y
fertilizar sus tierras y colaborando con organismos de justicia locales
para instalar tribunales; el coronel Benito es juez militar en las islas
Canarias. Cuando los pobladores de Najaf se enteraron de los atentados
en Madrid, salieron a la calle para expresar sus condolencias a los soldados.
"El Consejo Supremo de la Revolución Islámica
en Irak, el partido Dawa y hasta los más fanáticos islámicos
vinieron a nuestros cuarteles a decirnos cuánto lo sentían",
declara el coronel Benito.
"Algunos pequeños grupos de sunitas también
vinieron, y algunos representantes de partidos ofrecieron posponer la reunión
que tenemos los sábados porque estábamos en duelo. Nos llevamos
bien con la gente de aquí. ¿Pero irnos? Mire, soy un soldado
y obedezco órdenes. Soy voluntario. Si me dicen que me vaya, me
voy. No tenemos opiniones."
Alfredo Benito, claro, es un coronel muy discreto. Todos
los soldados españoles votaron por correo antes de los atentados
en Madrid y dice que no tiene idea de a quién favorecieron con su
voto en las elecciones.
Pero oficiales militares occidentales cercanos a los cuarteles
españoles en Najaf tienen menos reparos en hablar si se garantiza
su anonimato. "Si se van, será un golpe para nosotros. Será
una victoria para Al Qaeda y estamos realmente preocupados del hueco que
dejarán", dice uno. "Hemos llegado a confiar en los españoles.
Supongo que, oficialmente, se irán el 30 de junio; eso dice su nuevo
primer ministro (sic). Pero he escuchado que será en julio o agosto
cuando apagarán la luz", señala una de estas fuentes.
No es sólo el hueco lo que preocupa a las autoridades
occidentales aquí. El camino a Bagdad, la carretera 8, también
conocida como el camino de la muerte, es ahora escenario de los
casi diarios asesinatos de trabajadores humanitarios occidentales, funcionarios
de la ocupación y personal de la Cruz Roja.
Los siete agentes de la inteligencia española asesinados
en Irak, poco antes de que se enviara a los batallones, fueron baleados
en ese mismo tramo. Entre las víctimas más recientes en esta
carretera figura un ex marine que fue piloto de helicóptero,
quien regresó a Irak representando a una ONG.
Por las noches, pandillas formadas por 25 o 30 hombres
armados merodean por la carretera principal entre Najaf y Kerbala.
El general estadunidense Ricardo Sanchez, quien parece
irradiar más seguridad en sí mismo después de cada
desastre en Irak, asegura que la probable retirada española es algo
"claramente manejable" y "no es un problema militar significativo para
la coalición, que bien puede cubrir el área".
Pero si cualquier otra nación se retira -los polacos,
por ejemplo, que tienen a su cargo la división internacional en
el centro de Irak- la posición del general Sanchez será mucho
menos "manejable".
El Batallón Cuscatlán de la Brigada Multinacional
Plus Ultra tiene su sede en el campus de la universidad de Kufa y su comedor
está tapizado con carteles de Granada, Zaragoza, Huelva y Málaga.
Ahí confluyen los españoles con 150 salvadoreños que
creen que no serán retirados. San Salvador, muy probablemente, queda
fuera del rango de operación de Al Qaeda.
Pero los españoles en Najaf sienten que los atentados
en Madrid los han acercado a su patria. Uno perdió a un militar
que era su amigo cercano -los trenes explotaron cerca del Ministerio de
Defensa español- y los soldados sólo disponen de un canal
internacional de televisión en español, donde se enteraron
de la matanza.
"Solíamos pensar en 'nosotros', los que estamos
aquí, y 'ellos', nuestro pueblo español, que estaba allá",
dice el coronel Benito. "Ahora creemos que 'aquí' también
es España".
©The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
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