México D.F. Jueves 18 de marzo de 2004
Planeta encantado es la colección
quincenal del escritor que circulará en México
No sé mucho, pero la vida y el periodismo me
han abierto los ojos, señala J.J. Benítez
CESAR GÜEMES
La vida de J.J. Benítez puede sintetizarse en 50
libros publicados, entre ellos la serie que lo lanzó al público
masivo, Caballo de Troya, y la máquina de la que han salido
sus historias, ''una antediluviana Olivetti 46, de hierro, a la que soy
completamente fiel".
Forjado en la redacción de un diario local, La
Gaceta del Norte, el escritor español da a conocer en México
la colección quincenal Planeta encantado (13 fascículos
con dvd incluido) en los que reúne temas como las líneas
de Nasca, Perú, o las esferas de piedra de Ahualulco, México.
Planeta
encantado, expresa Benítez vía telefónica desde
Barbante, Cádiz, ''es el resultado de tres décadas de investigación,
del trabajo en 18 países, 600 locaciones y un año de rodaje
físico".
-Sabía que se enfrentaba a temas de suyo polémicos.
-Como todo en la vida hay personas que opinan de maneras
contrarias en torno de un mismo asunto. El trabajo que ofrezco en las grabaciones
está pensado no para un grupo de amigos, sino para un público
amplio que no se ha especializado en las líneas de Nasca o la biblioteca
de piedra que existe en Ica, Perú.
-¿Encontró en esos temas noticia además
de controversia?
-Sí, desde luego. Aunque haya investigado sobre
estos temas a lo largo de varios años, al visitar México
no dejé de sorprenderme, por ejemplo, con las esferas de piedra
de Ahualulco, de las que tuve noticia hace 30 años al leer una revista
mexicana. Son las recompensas cuando regresa uno a sus obsesiones de trabajo.
''En el caso de Planeta encantado ocurrió
exactamente lo mismo que con las novelas históricas: disponía
de la información, preprodujimos la serie para saber con qué
imágenes contábamos y pusimos en la pantalla aquello que
había boceteado."
-Ha dado a conocer medio centenar de títulos. ¿Cuándo
descansa o, mejor, cuándo escribe?
-Luego de terminar la serie en julio del año pasado
tuve un serio percance de salud y los médicos me obligaron a descansar.
Antes de eso mi vida estaba directamente situada entre la investigación
y mi máquina de escribir. Casi no me he detenido desde hace 32 años.
J.J. Benítez se inició en el diarismo en
La Gaceta del Norte, y entre aquel joven de 20 años y el
autor de libros con público amplio encuentra una diferencia esencial:
''La falta de experiencia. No diré que ahora sé
mucho, pero sí que la vida y el periodismo me han abierto los ojos."
-¿El hecho de saber que sus lectores son numerosos,
lo limita?
-Al principio sí, era una losa terrible, pero después
ya no me detuve a pensar en ello porque me implicaba la parálisis.
Con cada nuevo trabajo lo que busco es que sea digno, comprensible y atractivo
para los lectores. En ocasiones lo consigo, otras no.
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