México D.F. Jueves 18 de marzo de 2004
Comenzó la gira del trompetista estadunidense
y su orquesta por México
Marsalis: la música es un tiempo de encuentro,
ese es el prodigio
Impartió una conferencia magistral, dictó
una conferencia y ofreció un concierto en Bellas Artes
''El jazz permanecerá siempre vivo y a la vanguardia,
por ser una expresión que se respira''
ANGEL VARGAS
La gira de Wynton Marsalis en México comenzó
ayer con un ajetreado programa: en la mañana impartió una
clase magistral en el Palacio de Bellas Artes, al mediodía una conferencia
de prensa y en la noche ofreció un concierto en ese recinto al lado
de la Lincoln Center Jazz Orchestra.
Considerado como uno de los más grandes jazzistas
de todos los tiempos, el trompetista estadunidense de 43 años se
mostró en todas las actividades más que dispuesto y con gran
sentido del humor, amén de dar amplias y generosas muestras de maestría
como músico y docente.
Faltaba casi una hora para el comienzo de la clase magistral,
cuando una larga fila ya se extendía en el vestíbulo de ese
recinto. Podían verse sobre todo a jóvenes, varios de ellos
estudiantes de música, pues cargaban sus instrumentos dentro de
los respectivos estuches.
Nunca aflojar el sonido
La ovación de los más de mil 700 asistentes
fue de locura al aparecer en el escenario Marsalis y tres de los integrantes
de su orquesta, todos elegantemente vestidos con traje.
De
igual forma había sido recibida antes la veintena de músicos
que integra la big band Arte 01, agrupación mexicana con
la que trabajó el músico durante poco más de hora
y media.
Desde un principio, el también compositor oriundo
de Nueva Orléans subrayó que su trabajo tiene al amor como
punto de partida y, al respecto, comparó al jazz con el arte de
amar, al estar plagado de dulzura, seducción, artilugios, caricias
y apasionamiento.
''Todo lo que podemos decir en la música debemos
decirlo con amor, desde el corazón. El jazz es una música
muy natural, como hablar y conversar."
Haciendo constante alusión a vicisitudes comunes
entre las parejas de enamorados, Marsalis llevó a dicho grupo musical
y a los espectadores a comprender la importancia del swing, el ritmo
y el correcto manejo del tiempo, la sutileza y los diferentes sentimientos
y emociones que hacen de aquél un género tan maravilloso
y único.
''Lo difícil del swing es primero lograrlo
y después mantenerlo, como sucede con una mujer y un hombre cuando
se enamoran: los primeros meses o el primer año son maravillosos,
pero después...", señaló.
''Hay que mantenerlo (al swing), nunca aflojar
el sonido, y para ello todos los músicos debemos estar en comunicación
constante con la mirada y de vez en cuando con una sonrisa. Ese es el gran
prodigio; la música es un tiempo de encuentro."
Sabios conceptos para compartir
Marsalis buscó trabajar con todos los aspectos,
desde la forma de contar y la sección rítmica hasta cada
uno de los solistas y la manera en que debe sonar una big band.
Varios fueron también los momentos en los que deleitó con
su forma de interpretar.
Tal como llegó y salió de Bellas Artes,
el músico acudió a su reunión con la prensa mexicana:
vital, con buen sentido del humor y lleno de conceptos sabios para compartir.
Durante 45 minutos habló de su emoción por
esta primera gira por el país con la Lincoln Center Jazz Orchestra
y la serie de presentaciones que ofrecerá en el DF como parte de
la versión 20 del Festival de México en el Centro Histórico.
La lista incluye el concierto de anoche en el Palacio
de Bellas Artes, uno hoy en el Auditorio Nacional y dos presentaciones
este viernes en el Zócalo capitalino: la primera en la mañana,
dedicada a niños y jóvenes, y la otra por la tarde al lado
de la cantante mexicana Lila Downs.
Durante la sesión de preguntas, Marsalis definió
que el jazz, más que un trabajo, es una forma de vida: ''Quienes
nos dedicamos a él no lo consideramos una profesión, sino
una obsesión".
Aseguró que se trata de un género que permanecerá
siempre vivo y a la vanguardia, por ser una expresión vital, que
se respira, siente, acaricia y se vive.
Política y dinero, binomio que rehúye
De acuerdo con Marsalis, quien es mensajero de la paz
de las Organización de las Naciones Unidas y embajador cultural
de su país, la música, al igual que el resto de la cultura,
es una de las pocas invenciones humanas que logra reunir a la gente.
''Esa es la razón por la que trabajamos", enfatizó.
''No hay un límite de tiempo en la cultura".
Sostuvo que, para el músico de jazz, tocar sus
melodías representa como llegar a lo más alto de la creación,
como lo es para otros tocar a Beethoven.
''El jazz es la única forma artística cuyo
timbre parece que no tiene ningún significado. Es un género
que busca enriquecer la sustancia artística y que engrandece el
espíritu de la música".
Cuando se le intentó hacer una pregunta con sesgo
político, Marsalis aclaró que no gusta hablar de ese tema,
porque la política siempre esté relacionada con el dinero,
y ése, agregó, es un binomio que rehúye.
Sin embargo, aceptó que los músicos son
de los artistas con mayor conciencia y compromiso políticos y sociales,
aunque acotó para rubricar: ''Muchas veces, por esa conciencia,
hablamos de muchas cosas de las que no sabemos nada. Eso sólo debemos
hacerlo en una plática de peluquería, donde se puede hablar
de todo, sin necesariamente saber algo" y no se afecta a nadie.
El concierto en el Palacio de Bellas Artes será
otra historia...
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