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México D.F. Jueves 18 de marzo de 2004
Sergio Zermeño
El obrismo, Ƒun rayo de esperanza?
Hace casi dos décadas que el andamiaje de la política mexicana venía mostrando una debilidad estructural: la insistencia ilusionada en que el liderazgo personalizado es la vía para resolver los tremendos problemas de unas mayorías populares y unas clases medias en empobrecimiento y en caída libre de su calidad de vida. Es un fenómeno conocido de sobra; ha tenido lugar en Brasil, en Venezuela, en Perú y se proyecta en Argentina. Es la misma esperanza que creyó ver la luz en el Cuauhtémoc del 88, en el Salinas del 90 y en el Fox del 2000. Sólo que en el 2003 este fenómeno, en torno a la figura de López Obrador, no nada más acusaba los peligros del personalismo verticalista sino que exhibía una debilidad alarmante: como sostén de ese pesadísimo líder de popularidad incuestionada, según todas las encuestas, no había más que unos puntales bastante debiluchos y bastante torcidos. Es decir, que mientras él alcanzaba niveles de simpatía cercanos a 80 por ciento, su partido se mantenía abajo de 20 por ciento.
Así que el popular dicho de que "muerta Jacinta se jodieron los guajolotes" comenzó a rondar pesadamente entre políticos y analistas. Pero no se piense sólo en una descortesía cuando se dice "muerte": el líder Gaitán fue asesinado en Colombia en 1948 y desde entonces el país entró en un túnel de violencia que parece no tener fin. El primero en hablar de esto en público con todas sus palabras fue Marcelo Ebrard. Sin embargo, la preocupación por la vida del líder tenía sentido hasta antes del festival de los videos, porque junto al hombre carismático y juguetón estaba el político emprendedor, eficaz y, sobre todo incorruptible. Pero, aunque parecía un blindaje impenetrable, alguien encontró el talón de Aquiles. El asunto es que en la época actual es imposible que un buen político siga alcanzando peldaños sin un respaldo monetario muy significativo: "un político pobre es un pobre político". Entre los líderes ya consagrados esto puede admitir excepciones, pero entre la infinidad de políticos medios que aspiran a una alcaldía, a una diputación o una senaduría, a una jefatura delegacional... el asunto es muy distinto. Como varios candidatos delegacionales lo han confesado: trabajamos desde hace mucho tiempo para darnos a conocer, hicimos largas precampañas. No cabe duda de que entre esas precampañas se encontraba, por ejemplo, la distribución casi regalada de la Leche Betty, o el contratar enormes espectaculares y pintas que se instalan en las precampañas y se quedan colgados toda la campaña (aunque ya no cuentan como gastos de esta última), pero particularmente, la que acapara más de las tres cuartas partes del dinero que otorga el IFE a los partidos políticos: el bolsillo del señor Azcárraga de Televisa y el de Salinas Pliego de Tv Azteca.
No se trata de exculpar a nadie: si se demuestra que López Obrador está embarrado en esto, ya sufrirá las consecuencias. El punto es que, en la dinámica de un sistema electoral así, todos los políticos tienen que recurrir a apoyos ilegales, a dineros mal habidos según las reglas del IFE: Labastida es sin duda el político más corrupto, a juzgar por los cientos de millones de pesos del petróleo mexicano que Romero Deschamps desvió hacia su campaña; le deben seguir Fox y sus amigos y Madrazo Pintado (que en su campaña tabasqueña gastó más que Clinton); deben venir detrás los "cochinitos" que Rosario Robles hizo para reforzar la campaña de Cuauhtémoc en 2000, y los enjuagues de Vamos México para disfrazar los caudalosos recursos dirigidos a colmar las ambiciones de su lideresa; luego debe venir Bejarano y Carlos Imaz, bochornosos no por el monto sino por las lastimosas condiciones en que los filmaron (que cada quien complete su lista). Si pensamos en cadena perpetua para Romero Deschamps, Bejarano debería barrer el Zócalo durante mucho tiempo.
Pero de nuevo el punto es otro: Ƒcómo ponerle un alto a la enloquecida publicidad política y a esas maquinarias de corrupción que son las televisoras? ƑCómo hacer esto si el IFE, que fue ideado como conciencia ciudadana, ha pasado a manos de esos mismos políticos? Al igual que muchos compatriotas, considero que el obrismo tiene aspectos muy positivos, al lado de algunas deficiencias de fondo, particularmente su visión de la ciudadanía como el cuarto piso de su gobierno, como gente que hay que juntar en plazas y asambleas una vez al año para convalidar los proyectos gubernamentales. Creo, sin embargo, que vistos en su debida dimensión y con los datos con que hasta ahora contamos, los recientes sucesos no lograrán el objetivo de descalificar al obrismo, entre otras cosas porque las opciones alternas son deleznables: un foxipanismo que en lugar de haber sido democracia social resultó empresariado progringo, o la megacorrupción sin videos del priísmo... Ataque que no mata fortalece, de manera que si el gobierno de la capital sale de esta, las embestidas que lo esperan podrían tener otra magnitud: no la simple manipulación de los sentimientos de una lideresa, ni la corrupción cándida de unos políticos en ascenso. A todo ello abría que agregar que si algo puede molestar en este momento a Estados Unidos es la perspectiva de tener otro Lula, ahora en su patio trasero.
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