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México D.F. Lunes 15 de marzo de 2004
Encinas hará el anuncio
Destituirán hoy al juez de plaza Eduardo Delgado
LUMBRERA CHICO
Si no hay cambios de última hora y las condiciones del temporal político que azota a la ciudad de México lo permiten, hoy al filo del mediodía el secretario de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, ofrecerá una conferencia de prensa para explicar los recientes cambios al Reglamento Taurino del Distrito Federal que entraron en vigor el pasado 26 de febrero por decreto de Andrés Manuel López Obrador.
Fuentes conectadas con el despacho de Encinas adelantaron que, a solicitud de la Comisión Taurina que preside el videoasta Carlos Mendoza, será destituido el juez de plaza Eduardo Delgado por haber autorizado la lidia de un toro de 430 kilos -es decir, un novillo-, que tampoco tenía la edad mínima que señalan las disposiciones legales vigentes para que pudiera intervenir en una corrida de la Monumental Plaza Muerta (antes México).
Con esta presentación ante los medios, Encinas tratará de salir al paso de las críticas de Rafael Herrerías, el conocido cacique del coso de Mixcoac, quien hace ocho días dio por terminada intempestivamente la deplorable temporada de la miseria, en protesta, según él, por que López Obrador es un "enemigo de la fiesta", cuando la verdad es que el "empresario" no supo cómo reaccionar luego de que el citado decreto le expropió los abonos del derecho de apartado, que le aseguraban una ganancia anual de 17 millones de pesos.
Pero Encinas tratará, asimismo, de abrir una puerta de esperanza al grupo de matadores debutantes que a mediados de la semana pasada acudieron a su oficina para denunciar que Herrerías los dejó sin torear, pese a que se los había prometido, en la extinta temporada dizque "grande", que no fue sino un renovado cúmulo de fraudes al público en general.
Entre los aficionados ha vuelto a cundir el desconsuelo porque, debido a la antojadiza conducta de Herrerías, nadie sabe cuándo habrá de nuevo fiestas de toros en la capital del país. La presión política que intenta ejercer el fementido promotor contra las autoridades capitalinas significa una tragedia para los negocios aledaños a la plaza, así como para las agencias de la industria turística por no hablar de los criadores de sangre brava, los monosabios, los subalternos, los picadores y los novilleros que aguardaban ansiosos una oportunidad para debutar y dejarse ver ante los que presumen de saber de esto.
Nadie ignora que la expropiación de los derechos de apartado es una medida que ata de manos a Herrerías quizá para siempre, pero todos saben que mediante conciertos y otras actividades extrataurinas, el "dueño" de la fiesta puede mantener cerrada la plaza indefinidamente, favoreciendo a los especuladores que desean verla reducida a escombros, para que en ese terreno surja un nuevo centro comercial. Son cada vez más las voces que demandan al gobierno de la ciudad la expropiación del embudo, a fin de preservar una tradición cultural que tiene ya una antigüedad de casi 500 años. Y no son pocos quienes recomiendan que se apliquen a Herrerías las sanciones legales correspondientes por ser señalado como portador de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.
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