México D.F. Lunes 15 de marzo de 2004
Un concierto en favor de la mujer ofreció La diva de Mali en el Festival de San Luis
Canta Oumou Sangare a las asesinadas en Juárez
CARLOS PAUL ENVIADO
San Luis Potosi, 14 de marzo. La fuerza de la ternura africana se transformó en canto libertario, amoroso y contestatario, ante la violencia y desigualdad que vive la mujer en el mundo, en el concierto que ofreció La diva de Mali, Oumou Sangare, quien inauguró la noche del sábado el cuarto Festival de San Luis.
Casi 4 mil personas se dieron cita en la Plaza Fundadores para apreciar la extraordinaria voz de la cantante, quien con los gestos de su rostro, baile y ademanes sugería el tema de cada una de las canciones, estrechando así el puente idiomático.
Con un grupo de seis músicos, que fusionaron el ritmo africano wassulu con estilos cubanos y congoleños, y tres jóvenes mujeres en los coros, resplandecientes figuras de ébano, la pasión interpretativa de Sangare desató un abanico de sentimientos musicales.
El color y el aroma de Africa inundó la plaza desde el primer acorde. El deslumbrante vuelo por el cielo potosino del ave canora de Mali se inició con la canción Oumou nana, para agradecer la hospitalidad del público mexicano.
El canto y la belleza de Sangare poco a poco se abrieron camino, profundizando en el corazón de los oyentes.
Kosira, título de una de sus canciones, es dirigida a los hombres fieles a su palabra.
En espiral crece salvaje el ritmo festivo e hipnótico de los tambores, de un bajo y guitarra eléctrica, así como de instrumentos milenarios africanos y una batería.
El coro y los movimientos ondulantes y sensuales de las tres figuras de ébano acompañan la apacible voz de Sangare, a sus ojos y manos pidiendo comprensión, solicitud que luego estallaría desafiante.
Después interpretaría las canciones de su más reciente producción musical.
Laban, ''un canto, no sobre la muerte, sino de lo que podría ser el último momento en esta tierra'', escribiría en su momento Sangare.
Magnuma ko (Agonía), apuntaría igual, ''la escribí para mi madre. Acerca de cómo lloraba, de cómo fue marginada de la sociedad y de cómo la ignoraron, de cómo luchó". Dignidad, ternura y fuerza se reflejan en el rostro de Oumou al interpretarla.
El vuelo y el canto del ave canora toman altura y distancia. ''No hablo inglés, hablo francés. Quieren cantar y bailar conmigo", diría sonriente en francés a mitad del espectáculo.
La excitación en el público se enciende. Levantados de sus asientos palmean al ritmo de una y otra canción. Una de las seductoras figuras femeninas de ébano provoca gritos entre los espectadores, al bailar sensualmente: de espaldas al público, con las manos en el sexo, sus caderas se mueven armoniosas y frenéticas.
Tradición y modernidad, simbolismos y recuerdos, sensualidad y dignidad, desesperación y nostalgia, así como identidad y vida cotidiana, amor y belleza, son los universos que dan color a las canciones de Sangare, cuyo compromiso social se hizo patente la noche de este sábado.
"Esta canción (Djorolen) -expresó en fránces- la canto en nombre de todas las mujeres, la dedico a las que han sido asesinadas en Ciudad Juárez, pues me he enterado de ese femenicidio. Un niño puede crecer sin un padre, pero no sin una madre. La canto frente a las autoridades, porque son ellas quienes tienen la solución".
Luego de su canto doloroso y triste, libertario y reivindicador, el fascinante y elegante vuelo de la diva de Mali, concluyó con una canción festiva y cadenciosa, que habla de las mujeres cuando bailan sus propias canciones alabando la belleza femenina, baile, que en esta ocasión, cerró con el singular estilo de cada una de las acompañantes que integraron el coro.
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