México D.F. Jueves 11 de marzo de 2004
Prevé pronto fin a la controversia entre
Congreso, instituto e intermediarios
Las auditorías a los bancos se van a realizar,
asegura el titular del IPAB
Son viables, siempre que se precisen términos
y se garantice que son definitivas, dice
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
La controversia legal y política entre el Congreso,
el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) y cuatro
bancos que rechazan una revisión de las operaciones de saneamiento
financiero realizadas en el gobierno anterior entró en una etapa
final de solución, que podría poner fin al litigio "en un
corto plazo", aseguró Mario Alberto Beauregard Alvarez, secretario
ejecutivo del organismo.
"Las
auditorías se van a realizar", afirmó Beauregard Alvarez
en una entrevista con La Jornada. "Hemos tenido acercamientos con
ellos (los banqueros). Al final de cuentas, ellos van a tener que firmar
los nuevos pagarés", sostuvo el secretario ejecutivo del IPAB.
Aseguró que el objetivo es lograr un acuerdo entre
todas las partes involucradas, con el fin de que el intercambio sea realizado
antes del inicio del cuarto trimestre de este año, momento en que
la Secretaría de Hacienda comienza a afinar el presupuesto federal
para el siguiente ejercicio fiscal. En caso de no alcanzarse un trato,
el gobierno federal tendría que pedir al Congreso una partida por
al menos 150 mil millones de pesos para liquidar los vencimientos de pagarés
del rescate bancario correspondientes a 2005.
Legalidad cuestionada
Los bancos Banamex-Citigroup, BBVA Bancomer, HSBC (antes
Bital) y Banorte, han movilizado todo tipo de recursos legales y políticos
para oponerse a una revisión de las operaciones de rescate realizadas
por el extinto Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa)
durante el gobierno del ex presidente Ernesto Zedillo. Sobre esas operaciones,
cuyo valor bruto alcanza 220 mil millones de pesos, la Auditoría
Superior de la Federación (ASF), órgano de fiscalización
del Congreso, ha realizado varias observaciones sobre su legalidad. De
acuerdo con la Ley de protección al ahorro bancario, los pagarés
emitidos por el Fobaproa, que no tienen aval del Legislativo, no podrán
ser intercambiados por bonos avalados por el IPAB hasta que no sea realizada
la revisión a la que se oponen los banqueros.
La discusión involucra no sólo una revisión
de las operaciones realizadas por el Fobaproa, organismo cuyos responsables,
de acuerdo con la ASF, habrían incumplido reglas de operación
al fijar los apoyos a los cuatro bancos. También hay una razón
práctica. En caso de no ser realizado el intercambio, el gobierno
federal -responsable de las obligaciones del Fobaproa- deberá liquidar
esos pagarés el próximo año. Para hacerlo, debería
pedir esos recursos al Congreso, donde el gobierno del presidente Vicente
Fox no tiene mayoría.
En entrevista con este diario, Mario Alberto Beauregard
Alvarez, quien asumió la secretaría ejecutiva del IPAB en
diciembre pasado, consideró que la posibilidad de un acuerdo entre
el organismo y los cuatro bancos (todos de capital extranjero, salvo Banorte)
antes de que concluya el litigio en los tribunales, en donde las instituciones
de crédito impulsan una serie de amparos para impedir las revisiones,
es cercana.
"Ha habido un cambio de actitud de los bancos; las auditorías
son viables, siempre que se precisen los términos en que serán
realizadas y se garantice que son definitivas", añadió Beauregard,
en una opinión similar a la posición asumida por los banqueros
involucrados en este tema.
Los cuatro bancos que rechazan la nueva revisión
aseguran que una auditoría a estas operaciones ya fue realizada
en 1997-1998, cuando la Cámara de Diputados contrató al especialista
canadiense Michael Mackey. Sin embargo, el auditor, en su reporte final,
dejó claro que su trabajo no podría ser considerado una auditoría
en forma, debido a que no recibió de las autoridades y de los bancos
todos los documentos que solicitó.
"Todo este tema es demasiado complejo y eso ha provocado
que haya pocos avances. Para poder terminarlo es importante elaborar con
todo detalle el marco jurídico para sustentar el intercambio" de
los pagarés emitidos por el Fobaproa por bonos avalados por el IPAB.
Las operaciones en controversia son las relacionadas con
el llamado Programa de Capitalización y Compra de Cartera (CPP),
uno de los mecanismos empleados por el Fobaproa durante el rescate financiero
que siguió a la crisis de 1994-1995.
A la fecha, informó Beauregard, el valor bruto
de esos pagarés es de 220 mil millones de pesos. Pero de esa cantidad
deben ser restadas operaciones relacionadas con recuperación de
activo y otros ingresos derivados de compartir algunas pérdidas
con los bancos.
En total, el valor neto de los pagarés alcanza
110 mil millones de pesos. De esta cantidad, la Auditoría Superior
de la Federación realizó observaciones sobre 92 mil millones
de pesos originalmente, aunque en enero pasado ese órgano del Congreso
informó que quedaban por solventar sólo transacciones por
seis mil 499 millones de pesos.
"Las autoridades financieras siguen dando información
sobre esas operaciones señaladas por la ASF", indicó. El
secretario ejecutivo del IPAB informó que si esas observaciones
por 6 mil 499 millones de pesos "no fueran solventadas", entonces las autoridades
estarían dispuestas a "encapsularlas" y realizar el intercambio
de todos los pagarés, para posteriormente revisar ese monto.
Aunque Beauregard aseguró que siguen los avances
en la discusión con los banqueros, el tiempo sí es factor
en esta controversia. Si no hay un arreglo, el gobierno federal tendría
que incluir en el presupuesto del próximo año una partida
de 150 mil millones de pesos (nueve veces el presupuesto de la Universidad
Nacional Autónoma de México) para liquidar los pagarés
Fobaproa que tienen vencimiento en 2005. Otros 70 mil millones -que completan
la suma de 220 mil millones de pesos brutos involucrados- vencen en 2006.
"Aquí la idea es trabajar para tener un arreglo
antes de que Hacienda inicie la elaboración del presupuesto", indicó
Beauregard.
En este momento, añadió, el IPAB afina la
metodología para la definición de los créditos que
el Fobaproa asumió de manera irregular y este es el tema de discusión
con los banqueros involucrados. Comentó que en caso de que haya
un arreglo definitivo entre el IPAB y los representantes de Banamex-Citigroup,
BBVA Bancomer, HSBC y Banorte, el siguiente paso es que las instituciones
de crédito se desistan de los juicios que llevan en los tribunales
para impedir las revisiones.
"El proceso legal continúa; el acercamiento con
los bancos es para tratar de solucionar fuera de la instancia legal la
controversia, pero si hay un acuerdo, ellos se desisten de su proceso",
añadió.
Ayer mismo, Jorge Hierro, vocero de los cuatro bancos
involucrados en la controversia, dijo que las instituciones están
en una etapa de "acercamiento no formal" con el IPAB, pero aseguró
que esperan un acuerdo a tiempo que permita el intercambio de los pagarés.
Cambio de piel
La Asociación de Banqueros de México (ABM)
cambia de piel. Acorde con los nuevos tiempos, en que salvo Banorte e Inbursa
las intermediarias bancarias que operan en el país son extranjeras,
el organismo decidió modificar su denominación y logotipo.
A partir de este mes, el organismo se denominará
Asociación de Bancos de México y conservará las siglas
ABM.
Cuando el sistema bancario fue nacionalizado en 1982,
la ABM se convirtió en Asociación Mexicana de Bancos. Concluida
la reprivatización realizada entre 1991 y 1992, el organismo recuperó
su nombre original, que mantuvo hasta este mes.
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