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México D.F. Sábado 6 de marzo de 2004
MELON
LUIS ANGEL SILVA
A propósito de Benny Moré
EN ELIGE TU qué canto yo, Leonardo
Acosta dice que las anécdotas sobre Benny Moré pueden llenar
un libro, pero deben seleccionarse y no confiar demasiado porque hay quienes
exageran para hacer de la anécdota algo así como una fábula
de La Fontaine. También señala críticas que le hacían
a Moré en vida y los elogios que le dedicaron luego de su muerte,
para llegar a la conclusión de que en este mundo hay que morirse
para que hablen bien de uno.
DEJE
DECIRLE, MI yeneka, que todavía no he podido encontrar un
libro que hable de la Voz de Oro de Cuba, como lo anunciaban en
el salón Los Angeles, con veracidad acerca de su estancia en México,
cosa que contagió a
la Sabrosita en un programa dedicado a Benny en su aniversario
luctuoso número 41, que estuvo plagado de errores.
LO MISMO PUEDO decir de los libros escritos por
Raúl Martínez Rodríguez, Amín E. Nasar y José
Reyes Fortún, que me hacen pensar que don Leonardo Acosta tiene
razón. Aquí en México hubo alguien que aseguraba que
Moré hizo sus primeras grabaciones con él, sin embargo, olvidaba
que éste había grabado con Matamoros La cazuelita, Me
la llevo, Qué será eso, Penicilina, Seré dichoso,
Ofrenda criolla, Se va a morir, por nombrar sólo algunas.
ACOMPAÑADO DE MARIANO Mercerón tuvo
su primer éxito: La televisión. Siguieron: Loca
pasión, Parece que va a llover, Las posadas y algunas más
que lo hicieron popular.
DEBO SEÑALAR QUE en aquellos años
la música cubana no gozaba de la popularidad de ahora. Me parece
irónico haber tenido a Benny Moré por tres pesos en los salones
de antaño. Dígame, monina, ¿cuánto estaría
usted dispuesto a pagar en este tiempo?
LOS QUE NO pudieron admirarlo en vivo no se imaginan
la calidad de este fuera de serie, ya que sus discos, en mi opinión,
no reflejan su calidad.
PARA SER JUSTO le diré, mi enkobio, que
la mayoría de elementos que formaban parte del ambiente sonero de
esa época, calificada como de oro del son cubano en México,
tanto cubanos como mexicanos, eran de primer nivel. Se tocaba un son de
calidad, había conjuntos extraordinarios que, noche a noche, de
domingo a lunes, hacían las delicias del público que poco
a poco se aficionaba a esta música.
EL SON ES para éste, su nagüeriero,
la expresión musical más bella, y en aquellos años
pude gozar a plenitud escuchando, admirando y aprendiendo con elementos
que eran soneros de la cabeza a los pies. Resulta imposible olvidar tardes
inolvidables en el Fénix los lunes, en Los Angeles el martes, en
La Playa los miércoles, en el Oaxaqueño los jueves, viernes
en El Amanecer. El sábado y domingo había para escoger. Podía
ser el Habana en la Romero Rubio, el Hormiga en Atzcapotzalco y en la calle
de Penitenciaria el Chamberí. Sobraban sitios.
ESTE, SU ENKOBIO, si sus ocupaciones
se lo permitían, asistía a donde se presentaba Arturo Núñez
con ese par de fenómenos que primero por causas comerciales se anunció
como Dueto Antillano y, más tarde, Dueto Fantasma, llamados Lalo
Montané y Benny Moré.
LOS DOS SON dignos de ocupar lugares de honor en
la historia del son en nuestro México, pues justo es decir que si
Benny brilló de manera singular, nuestro Lalo no le iba a la zaga,
porque su calidad estaba fuera de duda, aunque muchos no lo crean.
DICHO SEA DE paso, el formato orquestal que utilizó
Moré para su Banda Gigante no fue inspirado en la orquesta de Pérez
Prado, sino en la de Chucho Rodríguez, con la cual grabó
Benny solo y en dueto con Tony Camargo cosas bellísimas como Esta
noche corazón y Sin razón ni justicia.
TONY CAMARGO TAMBIEN merece un reconocimiento como
uno de los grandes de nuestro son, pero no sólo por El año
viejo, ya que dejó en sus grabaciones números que se
hicieron clásicos y quedaron en la historia del son cubano en nuestro
país.
PARA TERMINAR DIRE que en San Juan también
hace aire. ¡Vale!
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