México D.F. Sábado 6 de marzo de 2004
Enrique Calderón Alzati
ƑQué pasa en el PRD?
Los acontecimientos ocurridos en esta semana nos han dejado perplejos. Funcionarios corruptos, adeptos a los lujos, a los juegos de azar y al dispendio han existido de tiempo atrás; recordamos a algunos líderes petroleros, a miembros del Congreso y a dirigentes del PRI con este tipo de conductas. Lo inaudito del caso es que se trate ahora de un secretario de Finanzas, funcionario de primer nivel del Gobierno del Distrito Federal, donde su conducta debió contrastar con la de otros altos funcionarios cuyas actividades diarias se inician a muy temprana hora. Qué lástima que las anomalías en la presencia de este funcionario no hubiesen sido detectadas con oportunidad.
Cuando el procurador general de Justicia del Distrito Federal, y luego la contralora del gobierno, anunciaron que se estaba analizando un posible fraude de 31 millones, por pagos de obras no realizadas en la delegación Gustavo A. Madero, a un grupo de empresas de Carlos Ahumada, el escándalo involucraba ya al Partido de la Revolución Democrática por varios caminos. ƑCómo era posible que en un partido de izquierda, comprometido con la honestidad y cuyas banderas han sido la lucha contra la corrupción, funcionarios salidos de sus filas hubiesen llegado a realizar actos como los descubiertos? La integridad ética y la imagen del partido habían quedado dañadas.
Las cosas no terminaron allí: vino luego el video que mostraba a René Bejarano como un vulgar hampón, apoderándose de un botín que le era entregado por el mismo señor Ahumada. Para muchos, las escenas mostradas no fueron mayor motivo de sorpresa: la fama de René Bejarano como un personaje de malos hábitos y prácticas clientelares era conocida de tiempo atrás, la duda era más bien sobre las razones que existieron para mantener a un individuo de su perfil en cargos y responsabilidades del más alto nivel.
La respuesta fue siempre la misma: Bejarano representa y controla miles de votos que permiten ganar elecciones. Desafortunadamente se trata de una actitud bastante generalizada en el Partido de la Revolución Democrática durante los últimos años: atraer al partido y hacer compromisos con personas y con grupos que pueden representar votos, sin reparar en su ideología, o en la falta de ésta, ni en su historial. Una estrategia que quizá le ha redituado algunos triunfos electorales, pero que ha venido desdibujando al partido, quitándole legitimidad e identidad, poniendo en duda su razón misma de ser.
Contrasta todo esto con el entusiasmo inicial y con el esfuerzo realizado para crear el partido a partir de 1989, posicionándolo como una fuerza política de primera importancia, con presencia en todas las entidades del país. Así, resulta claro que a los últimos liderazgos del partido les ha faltado la visión y la determinación que de ellos se esperaba para mantener la simpatía y la identidad iniciales. Las pugnas internas y la voracidad por el logro de puestos de influencia a cualquier costo han tenido un costo muy alto: las consecuencias que ahora aparecen a la luz pública.
En esta misma línea se enmarca hoy la estrategia de la dirección actual del partido, de establecer alianzas que carecen de toda lógica, y que generan una imagen de incertidumbre sobre lo que hoy representa el PRD. ƑCómo puede un partido de izquierda aliarse con uno de derecha para ganar una elección? ƑQué sigue después?
Se ha dicho con sabiduría que las crisis constituyen oportunidades singulares para los individuos y las organizaciones para transformarse. Por el bien del país, espero que ésta sirva, y que sea positiva para el Partido de la Revolución Democrática.
|