México D.F. Sábado 21 de febrero de 2004
El bailaor Rafael Amargo rompió con la
quietud de los pas de deux, en el Auditorio Nacional
El sabor latino predominó entre los gigantes
de la danza
Los bailarines José M. Carreño, de Cuba,
y Paloma Herrera, de Argentina, los más aplaudidos
Rastha Thomas, del Dance Theatre of Harlem, interpretó
El torero, pieza con música flamenca
MERRY MAC MASTERS
El toque latino se enseñoreó entre los ''gigantes
de la danza" que se dieron cita la noche del jueves en el escenario del
Auditorio Nacional.
El cubano José M. Carreño; los argentinos
Maximiliano Guerra y Paloma Herrera; la brasileña Cecilia Kerche;
la rumana Simona Noja y el italiano Giuseppe Picone, aportaron su peculiar
energía y vigor a la función, sin demérito en lo más
mínimo de los estadunidenses Gillian Murphy, Ethan Stiefel y, en
especial, al dinámico Rastha Thomas, quien interpretó un
par de solos, uno de ellos, El torero, cuya música es una
fantasía sobre temas flamencos.
Aunque el subtítulo del espectáculo era
''estrellas del ballet del mundo", la segunda mitad del primer segmento
del programa fue acaparada por el bailaor Rafael Amargo y su compañía
de flamenco, quienes, por cierto, se presentan hoy a las 20 horas en el
Teatro de la Ciudad.
El repentino cambio de estilo fue una innovación
que funcionó de maravilla porque implicó una sacudida para
los espectadores que ya se habían instalado en esa especie de competencia
de saltos, extensiones y piruetas que siempre ocurren.
Bajo
la dirección artística del reconocido coreógrafo cubano
Alberto Méndez, el espectáculo sirvió para abrir boca
con una escena del segundo acto de Giselle, en el que la joven,
muerta por una decepción amorosa, trata de proteger a su amado de
un trágico desenlace.
El dueto estuvo interpretado por Kerche y Carreño,
primeros bailarines del Teatro Municipal de Río de Janeiro y del
American Ballet Theatre, respectivamente.
En el ya mencionado solo El torero, Thomas, del
Dance Theatre of Harlem, jugueteó con el doble papel de perseguidor
y perseguido. Precisión y destreza ofreció la pareja formada
por Murphy y Stiefel, ambos del American Ballet Theatre, en su pas de
deux En la alcoba, del ballet El corsario.
Mención aparte merece el solo Arms (Brazos),
creado por el coreógrafo italiano Mauro Bigonzetti para Maximiliano
Guerra, a petición de este último, primer bailarín
del Teatro de la Scala de Milán. Bigonzetti encabeza el grupo Aterballetto,
con el cual bailó durante 18 años hasta asumir su dirección
hace un lustro.
Para Arms, el coreógrafo utilizó
música del grupo indio VAS, ya que se trata de un solo impregnado
de la mística oriental, pero fusionado con la danza contemporánea.
Por cierto, Bigonzetti, quien también ha trabajado con Julio Bocca,
ha dicho ''adorar" a los bailarines argentinos.
En la presente obra Guerra muestra el grado de dominio
que ejerce sobre su cuerpo.
La línea clásica se retomó con el
pas de deux del tercer acto del ballet Raymonda, interpretado
por Simone Noja y Giuseppe Picone, ambos del Teatro de la Opera de Viena.
En un segundo pas de deux de El corsario,
la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, bajo la batuta
del director huésped cubano Iván del Prado, demostró
un alto nivel de compenetración con los bailarines Paloma Herrera,
del American Ballet Theatre, y Thomas.
Torbellino flamenco
En seguida el telón cerrado sirvió de fondo
para la aparición, a un costado, de los integrantes de la compañía
de flamenco de Rafael Amargo, quienes iniciaron un torbellino de movimientos
corales intensos, cante y música que no pararía hasta que
ellos lo decidieran, no obstante fueron prendidas las luces de la sala
para dar paso al intermedio.
Aún te tiento, coreografía de Amargo,
es un fragmento del espectáculo Intimo, en el cual el granadino
entreteje los aspectos más puristas del flamenco en un contexto
contemporáneo.
Abierto el telón de nuevo, y con las cantaoras
y los músicos en plena posesión del escenario, Amargo ejecutó
un solo de su espectáculo Poeta en Nueva York, uno de sus
bailes más aclamados.
La segunda y última parte del programa trajo a
escena el pas de deux El cisne negro, del tercer acto de El lago
de los cisnes, con la presencia de Murphy y Stiefel; el ballet Slingerland,
de William Forsythe, creado para el Ballet de la Opera de Viena en 1989,
e interpretado por Noja y Picone; Last kiss (Ultimo beso),
coreografía de Roger C. Jeffery, anunciada como un estreno mundial
en el que Thomas de nuevo demostró su capacidad histriónica.
Como ya se ha visto en otras ocasiones, el programa terminó
con un fragmento de Don Quijote, que una vez más permitió
a los siempre aplaudidos Herrera y Carreño poner los puntos sobre
las íes en lo que a virtuosismo se refiere.
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