Nuevos señalamientos

Ofrece Lula ir al fondo en denuncias de corrupción

AFP, DPA Y REUTERS

Brasilia, 20 de febrero. El escándalo de las irregularidades cometidas por el despedido asesor de la Presidencia, Waldomiro Diniz, creció hoy con nuevas denuncias de la prensa, ya que lo involucrarían no sólo en sobornos, sino también en tráfico de influencias estando ya incorporado al gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva.

Este caso, que estalló recién hace una semana, podría llevar al gobierno a una crisis política, ya que todas las baterías parecen dirigirse ahora contra el poderoso ministro jefe del gabinete civil, José Dirceu, el hombre que ha venido tejiendo la política gubernamental y para quien trabajaba Diniz.

''Ocurrió lo que el gobierno más temía. El ex jefe de asuntos parlamentarios de la Presidencia, Waldomiro Diniz, hizo tráfico de influencias en 2003, trabajando ya en el palacio (presidencial) de Planalto", dijo la revista Epoca, que da a conocer las reuniones que sostuvo con un supuesto promotor del juego ilegal, Carlos Augusto Ramos, y con representantes de loterías Gtech, en 2003.

Epoca, del conglomerado de medios de comunicación Globo, desató hace una semana el escándalo al difundir un video en que el ex asesor pedía mordidas para campañas electorales de 2002 a Carlos Augusto Ramos, alias Carlinhos Cachoeira, un empresario de los juegos de azar, considerado un verdadero capo.

Ahora la oposición comenzó a presionar para que se cree una comisión parlamentaria que investigue este caso y la posibilidad de que haya otros similares.

Lula aseguró en su primera declaración sobre el caso que "toda denuncia que involucre prácticas ilícitas en este gobierno será investigada hasta el fin". Pero por la mañana evaluó la situación con Direceu y el ministro de Hacienda, Antonio Palocci, entre otros colaboradores.

No obstante, Lula anunció que su gobierno prohibirá el funcionamiento de bingos y máquinas tragamonedas en todo el país, cuya medida comenzó a ser puesta en práctica desde esta madrugada por la policía con el cierre de las primeras 16 casas de juegos de ese tipo en Brasilia, en una operación sorpresa ordenada por un juez que investiga a esos locales por evasión de impuestos.