México D.F. Viernes 20 de febrero de 2004
Ante la incertidumbre presupuestal, la orquesta comienza festejos por sus 35 años
Tener sólo atrilistas mexicanos y formar sus cuadros, gran capital de la OCCM: Bernal
ANGEL VARGAS
La Orquesta de Cámara de la Ciudad de México (OCCM) cumple este año su 35 aniversario inmerso en una preocupante paradoja: ser una institución consolidada en términos artísticos y de infraestructura, pero con la zozobra de desaparecer en cualquier momento ante la falta de certidumbre presupuestal.
Así lo reconoce su fundador y director titular, el músico Miguel Bernal Matus, quien, no obstante, está lejos de ser catastrofista y se manifiesta confiado de que el grupo saldrá avante de cara a ese panorama adverso.
Sortear obstáculos ha sido, de hecho, una de las virtudes en la trayectoria de ese conjunto musical, que, desde su fundación, ha estado al margen de todo presupuesto y apoyo gubernamentales, logrando subsistir gracias a estar constituida como asociación civil y recibir donativos y apoyos de particulares.
Los músicos son primero
El gran capital de esta OCCM, explica Bernal Matus, consiste en estar conformada en su totalidad por músicos mexicanos y con la capacidad de formar sus propios cuadros y actualizarlos de manera constante por medio de la impartición de clases particulares, cursos y talleres, así como por el otorgamiento de becas.
De ese modo, mediante la educación, se contribuye al desarrollo de la música de concierto mexicana, debido a que la mayoría de las orquestas del país reclutan a sus músicos y dan prioridad a los extranjeros.
Otra de las características que distinguen a este grupo es su dinámica de trabajo en la que todos los atrilistas se desenvuelven constantemente como solistas, además de que, también de manera frecuente, se cuenta con la participación de solistas y directores de alto nivel, varios de ellos extranjeros.
Ambos aspectos mantienen a la OCCM ''en un nivel de excelencia y en constante perfeccionamiento'', asegura Miguel Bernal, para quien la formación de un público incondicional es otro de ''los grandes tesoros" de la agrupación, así como la oportunidad de hacer giras y haber representado a México en Europa un par de ocasiones, hace ocho y 10 años.
''No nos interesa que nuestra orquesta sea una de aquellas en las que sólo se habla del director y los músicos pasan a segundo plano.
''Esta es una agrupación en la que los atrilistas son lo primero y lo más importante. Por ello buscamos las mejores condiciones para su desempeño; las condiciones más dignas que merece un artista, en términos de trabajo y económicas", indica el director.
''Nos complace mucho que, aunque esta sea una orquesta que nunca ha contado con apoyo oficial, haya logrado sobrevivir 35 años y que esta actividad nos haya traído reconocimientos importantes de instituciones diversas, tanto privadas como públicas, como el nombramiento de la OCCM como parte del Tesoro Artístico musical de México, conferido en noviembre de 2003 por una sociedad que se encarga de la protección de ese legado.''
Amplio repertorio
La forma como opera la Orquesta de Cámara de la Ciudad de México no es por temporadas regulares, sino a partir de la programación de uno o dos conciertos por mes, además de la contratación para desarrollar actos particulares.
Su repertorio es amplio, pues abarca desde el barroco hasta la música del siglo XX, y no está especializada en alguna época o compositor en especial.
En el transcurso de siete lustros ha podido conformar una biblioteca importante, gracias a las relaciones que la agrupación mantiene con músicos e instituciones del extranjero, así como el regalo de partituras de sus seguidores.
Para celebrar estos 35 años de actividad, la OCCM tiene planeado grabar una serie de discos, además de programar conciertos especiales con la participación de invitados de renombre, como el que ofrecieron anoche en el Centro Libanés.
''Estoy orgulloso de la gran empresa que es esta orquesta. Creo que ya se ha creado la infraestructura necesaria para que continúe su camino por sí sola, porque lo peor que puede sucederle es que yo muera y todo este esfuerzo quede botado", rubrica Miguel Bernal Matus.
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