México D.F. Martes 17 de febrero de 2004
Luis Hernández Navarro
La señora Marta
En la hora de los destapes anticipados, Marta de Fox hace campaña rehuyendo definirse sobre los grandes problemas nacionales. La primera dama ha procurado desmarcarse de la imagen de los políticos tradicionales. No quiere aparecer como si fuera uno de ellos.
Dos fotos recientes ejemplifican este contraste. En una, los diputados festejan escandalosamente, brindan y beben "con carburador de cuatro gargantas" durante la Convención Nacional Hacendaria. En la otra, la compañera del Presidente da recetas de cocina, guisa y cuenta intimidades frente a las cámaras de televisión en el programa Nuestra casa.
A cambio, la señora Marta ha utilizado tres tarjetas de presentación en sociedad: la filantropía, el género y la novela rosa. Sus credenciales son ser mujer, altruista y amorosa esposa. Lo suyo es la causa de la antipolítica que nace de la reivindicación de lo doméstico.
Si Violeta Chamorro ganó la presidencia en el papel de madre de los nicaragüenses, ofreciendo la paz a sus compatriotas, y Corazón Aquino conquistó el poder como la filipina que se convirtió en emblema de la lucha contra la corrupción y el autoritarismo, Marta de Fox aspira a ocupar la silla presidencial presentándose como la mujer que reivindica la capacidad de género para ejercitar el poder, la filántropa que prodiga caridad, la esposa que cuida de su marido.
La política se ha convertido en un asunto romántico. Los cocteles a beneficio de los huérfanos y los pobres, en certificado de garantía moral. Las heroínas de las novelas de Corín Tellado han tomado el lugar de Joseph Fouché. Y la revista Hola! es fuente de inspiración de la campaña.
Nada detiene la carrera de Marta de Fox por la candidatura. Ni las opiniones de juristas ni los desaires de su partido ni el cuestionamiento de su altruismo. Con-tra viento y marea su precandidatura sigue su marcha. El disgusto y la irritación de la clase política en su contra tiene sin cuidado a la esposa del jefe del Ejecutivo. No le preocupa que su protagonismo mine la institución presidencial. Nada parece frenar su ambición.
Hace seis años Vicente Fox siguió la misma estrategia que su cónyuge sigue ahora. El entonces gobernador de Gua-najuato comenzó su precampaña para llegar a Los Pinos tres años antes de la contienda presidencial. Ni el riesgo de sufrir un fuerte desgaste político, ni los ataques a su vida privada ni la falta de apoyo inicial de su partido lo detuvieron entonces. Su candidatura le fue impuesta al PAN como hecho consumado. Marta Sahagún manejaba su prensa.
En las elecciones federales intermedias de 1997 triunfó como jefe de Gobierno de la ciudad de México Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD obtuvo amplia votación nacional. El ingeniero y su partido se colocaron en posición inmejorable para pelear por la Presidencia de la República en 2000. La prematura campaña de Vicente Fox frenó el ascenso perredista.
La historia se repite. Aunque en los comicios de 2003 el PRD tuvo resultados más bien modestos, las encuestas indican que Andrés Manuel López Obrador tiene una ventaja cada vez más difícil de remontar como próximo candidato a la Presidencia de la República. Si no lo frenan pronto, será muy difícil hacerlo más tarde.
Marta de Fox es, con mucho, la figura del PAN más conocida en la opinión pública. Otros posibles candidatos de ese partido tienen un perfil muy bajo. Las pifias de Santiago Creel en la conducción política interna del país, y su derrota previa frente a López Obrador, lo dejan con muy pocas posibilidades para aspirar a ocupar la silla presidencial. Por más apoyo que Felipe Calderón pueda tener entre sus correligionarios está muy lejos de ser un político conocido y popular entre la población. El activismo de la primera dama no es ajeno ni a la pretensión de detener al jefe de Gobierno del Distrito Federal ni a la carencia de prospectos panistas fuertes.
La señora Marta cuenta con importantes recursos para sumar adhesiones a su campaña. Su influencia en el manejo del picaporte de Los Pinos es muy importante. Ella abre y cierra las puertas presidenciales. Empresarios, políticos y jerarcas religiosos que ven al primer mandatario pasan por el filtro de su esposa. El capital político que se acumula por esa vía es enorme, como es también el manejo de las relaciones con los medios de comunicación. Su presencia continua en la televisión durante las últimas semanas es una pequeña muestra de esa ascendencia.
La esposa del Presidente tiene, también, poderosos enemigos. El PRI, de Roberto Madrazo, que no le perdona la alianza con Elba Esther Gordillo, le ha declarado la guerra. El panismo histórico, decidido a no permitir que le vuelvan a imponer una candidatura presidencial, ha cerrado filas en su contra. Sin embargo, muy probablemente, el peor enemigo de la señora Marta sea la propia señora Marta. La imagen que tan cuidadosamente ha querido forjarse no resiste las incongruencias de su comportamiento. El funcionamiento de su Vamos México es un escándalo. El uso abusivo de los medios comienza a revertirse en su contra. El uso de la causa de las mujeres para defender sus ambiciones personales aparece como una expropiación ilegítima de un patrimonio común.
Tal como dibujó Antonio Helguera en estas páginas: conforme la hora de la sucesión avanza, su carroza de princesa comienza a convertirse en calabaza.
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