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México D.F. Domingo 15 de febrero de 2004
LA PERSISTENCIA DE JULIO CORTAZAR
Este
año se conmemoran, por igual, el vigésimo aniversario luctuoso
del escritor argentino Julio Cortázar -nacido en 1914 y muerto en
1984- y la fecha del que sería, el 26 de agosto, su cumpleaños
90. Con ese doble motivo, en prácticamente todo el mundo de habla
castellana se han sucedido los homenajes y los actos en memoria de quien
fue uno de los pilares de la literatura latinoamericana contemporánea,
inspiración y modelo para varias generaciones de escritores e imagen
referencial, querida y venerada para lectores de diferentes épocas
y nacionalidades gracias a su profundo sentido humano, su poderosa imaginación
y su indudable carisma. El propio Gabriel García Márquez
señaló, al inaugurar junto con Carlos Fuentes, José
Saramago y Tomás Eloy Martínez la cátedra Julio Cortázar
de la Universidad de Guadalajara, que el gran argentino es un escritor
como el que él "hubiera querido ser".
Inclusive, la transgresora y propositiva estructura no
lineal de una de las mayores novelas de Cortázar, Rayuela,
ha suscitado que esa obra haya sido señalada -además de ser
entrañable, innovadora y crucial en el desarrollo y el reconocimiento
de la literatura del llamado boom latinoamericano- como precursora
del concepto de hipertexto en el que se basa la actual red Internet. Cortázar,
así, se muestra una vez más como un autor vivo y persistente,
inclusive más allá del ámbito estricto de las letras.
A la simpatía y la admiración que despertaba
Cortázar y a la relevancia de su obra literaria -su producción
de cuentos es excepcional y novelas como Rayuela y Libro de Manuel
son títulos de culto- se sumó, en un periodo relativamente
tardío de su vida, su compromiso con las causas sociales latinoamericanas,
con el socialismo y con las revoluciones de Cuba y Nicaragua.
De este modo, Cortázar se convirtió en un
icono literario que aunaba maestría e innovación narrativa,
grandeza intelectual en multitud de disciplinas, encanto personal y empuje
revolucionario. Pocos escritores contemporáneos en lengua española
han sido capaces de concitar la devoción y el entusiasmo -aunque
también las envidias, como indicó García Márquez-
entre sus colegas y lectores como Julio Cortázar.
A 90 años de su nacimiento y 20 de su muerte, la
obra de Julio Cortázar se encuentra viva y presente en el panorama
literario latinoamericano. Además, su figura como intelectual lúcido,
dueño de una pluma poderosa (puente sin igual entre la realidad
y la fantasía), seductor, independiente y comprometido con la revolución
como fuente de justicia, progreso y libertad, sigue siendo objeto de admiración,
nostalgia y esperanza. Como señaló José Saramago,
"90 años no son nada, Cortázar, no ha dejado de crecer".
En 2004, época de graves confusiones y perturbaciones a escala global,
la obra cortazariana y la fascinación que ella despierta resultan,
con toda su magnitud, profundamente jóvenes y, desde luego, recomendables
y necesarias.
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