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México D.F. Sábado 14 de febrero de 2004
BBVA: NEGOCIO DEPREDADOR Y ABUSIVO
Ayer,
el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, dio a entender, en
el contexto de una conferencia en la Universidad de Columbia (Nueva York),
que el gobierno de México avala la adquisición total de lo
que fuera Bancomer por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), lo que
implica que las autoridades nacionales no objetarán que ese grupo
financiero español detente exclusivamente la propiedad del segundo
banco del país. Ciertamente, 59.4 por ciento de las acciones del
hoy llamado BBVA Bancomer ya son controladas por extranjeros, pero la consumación
del apoderamiento del sistema bancario nacional por inversionistas foráneos
debería suscitar en el gobierno federal, como ya acontece en otras
instancias del país, una actitud mucho más enérgica
en defensa de los intereses de los mexicanos que la mostrada por Gil Díaz.
En primer término, como lo denunció la diputada
Dolores Padierna, resulta objetable que las autoridades mexicanas avalen
tan fácilmente que el BBVA obtenga el control absoluto de Bancomer
prácticamente de manera gratuita y abusiva, pues los 45 mil 200
millones de pesos que el grupo español pagará a los actuales
socios mexicanos le serán resarcidos con creces vía las transferencias
que el Estado entrega año con año por concepto de intereses
de los pagarés del Fobaproa. Anualmente, esas sumas alcanzan 10
mil millones de pesos sólo en el caso de Bancomer, sin contar las
próximas amortizaciones de capital. De este modo, resulta que los
contribuyentes mexicanos serán quienes habrán financiado
la entrega de la banca nacional al extranjero, situación doblemente
grave si se considera que el rescate bancario constituyó una operación
irregular y que muchos de los pagarés en los que se apoya la estrategia
de adquisición del BBVA se encuentran en litigio.
Por otra parte, como lo señaló el gobernador
del Banco de México, Guillermo Ortiz, la pretensión de los
nuevos dueños de Bancomer de retirar las acciones de esa institución
financiera de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) redundará en un
obstáculo para conocer el desempeño del segundo banco nacional.
Tal circunstancia, máxime si se tiene en cuenta que el proceso de
auditoría de los pagarés del Fobaproa no ha concluido, implica
que el BBVA pretende tender un velo sobre su futura gestión de Bancomer,
con todos los riesgos para la fiscalización de ese banco y la estabilidad
de la economía nacional que ello implica. ¿Cómo será
posible exigirle al BBVA Bancomer cuentas de sus actividades si éste
se encuentra en poder de capitales extranjeros ?a los que sólo interesan
los rendimientos de sus inversiones y no el desarrollo del país
del que se benefician? y si el acceso a la información sobre sus
operaciones quedará restringido?
El saqueo resultante del ilegal rescate bancario y de
la entrega al extranjero del sistema financiero nacional es, así,
ofensivo y mayúsculo. Por ello, resulta obligado que el gobierno
federal reconsidere su decisión de avalar la adquisición
del 40 por ciento del BBVA Bancomer que todavía se encuentra en
manos mexicanas hasta, por lo menos, que se resuelvan todos los litigios
vinculados a los pagarés del Fobaproa y se asegure que esa institución
de crédito no quedará al margen de la fiscalización
pública y la transparencia informativa implícitas en el hecho
de cotizar en la BMV.
Finalmente, el visto bueno expresado por Gil Díaz
a la compra total de Bancomer por el BBVA muestra una vez más el
rostro de la presente administración federal: un gobierno que privilegia
al capital extranjero y que, para ello, permite la depredación de
los recursos fiscales de la nación. En este sentido, la gestión
de Vicente Fox no es distinta a las de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.
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