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México D.F. Sábado 14 de febrero de 2004
El pianista cubano se presenta esta noche junto
a Charlie Haden en la Ollin Yoliztli
Por prejuicios, el músico de academia ha sido
relegado de la espontaneidad: Rubalcaba
El jazz sobrevivió en la isla gracias a la propia
fuerza de esta música, afirma
JUAN JOSE OLIVARES
Para Gonzalo Rubalcaba, pianista y compositor cubano,
uno de los más reconocidos -y quien se presentará esta noche
en la sala Ollin Yoliztli junto con el icono del jazz contemporáneo,
Charlie Haden-, hasta hace unos años "había existido una
mala aplicación de lo que es la escuela clásica, hecho que
ha relegado al músico de academia de la espontaneidad, del derecho
de poder especular y crearse un criterio estilístico, y no le ha
permitido la improvisación, algo que ha reducido su libertad de
espontaneidad y lo ha reprimido".
Y lo dice un jazzista, improvisador nato que desde muy
joven ha acompañado a algunas de las mejores orquestas cubanas,
como la Aragón, Los Van Van, Elena Burke, y quien fue descubierto
musicalmente por Dizzie Gilliespie (a quien acompañó en giras
por el mundo) y Charlie Haden, con quien ganó un Grammy latino por
su disco Nocturno y con el que prepara otro disco con composiciones
de José Sabre Marroquín, en su mayoría, y una de Armando
Manzanero.
Rubalcaba,
graduado como pianista, percusionista y compositor clásico, comenta
sobre los prejuicios que se tiene sobre los intérpretes que no son
clásicos: "Eso es un problema de aplicación dentro de las
escuelas clásicas. Me refiero a todas las escuelas clásicas.
Es un sistema mal aplicado y dirigido. Yo vengo de un país donde
la música popular, por más formación académica
que tengas, una vez que pisas la calle, entras en contacto con lo popular,
con la música bailable, el folclor, la música religiosa y
no te puedes sustraer. Tuve una formación académica, pero
al mismo tiempo trabajaba con agrupaciones populares en cabarets, acompañando
a importantes músicos".
Y recuerda una anécdota que le sucedió la
primera vez que tocó en la ciudad de México, precisamente
en la Ollin Yoliztli: ''Espero no tener la misma experiencia de esa ocasión,
que ahora me parece curiosa o simpática: había o dos o tres
pianos y jamás me dejaron tocar con un piano que quería porque,
según me dijeron, el mejor era para los instrumentistas clásicos,
y los jazzistas no podíamos tocarlo; eso también me pasó
en Buenos Aires, en el Teatro de la Opera. Hace unos años atrás
todavía existían prejuicios que afectan no sólo al
instrumentista, sino a los promotores. Ahora hay más apertura, en
Europa, en las salas importantes tocan instrumentistas que no son del mundo
clásico, pero que tienen algo que decir a un alto nivel, espero
que esta vez no surja lo mismo".
Tradición sustentada por el amor a la música
Como se comentó, Haden, con quien tocará
el cubano, ha sido pieza fundamental en su carrera. Recuerda: ''El vínculo
viene luego del Festival del Jazz de La Habana, en 1986, que desde 1984
era una importante actividad a la que llegaban los mejores jazzistas y
que servía para darles a conocer a los grandes lo que se estaba
haciendo en la isla, así como para nosotros ver lo que se hacía
afuera. Yo tocaba una de esas noches y Charlie había tocado con
su orquesta (la Liberation Music Orchestra) y creo que se quedó
con Ruth su esposa; yo cerraba con mi banda un septeto. El subió
al escenario, yo no hablaba nada de inglés, pero la energía
que se estableció entre ambos tumbó cualquier dificultad
idiomática. Luego hicimos un encuentro para el otro día en
los estudios Egrem; tocamos alrededor de cuatro horas. Igual que como sucedió
con Dizzie en 1984, ellos se convirtieron en unos tremendos promotores
de mi música. A donde iban, hacían saber de mí. Crearon
una expectativa de mi persona, y para mí era un reto tremendo, porque
había que cumplirle a estos señores, la palabra de ellos
estaba de por medio".
Por tales razones, el tocar con Charlie Haden "es estimulante,
tiene una connotación especial. Hemos estado haciendo discos y giras
alrededor del mundo, mantenemos un vínculo más que profesional
y se nos hace muy fácil la interacción".
-¿Cuáles eran sus percepciones del jazz
que se hacía en Cuba y del que venía de fuera?
-Hablar de jazz en Cuba es hablar de una tradición
sustentada por el amor hacia esa música, sin ningún otro
elemento. Hablamos de una generación que se quedó en Cuba.
Luego del triunfo de la Revolución se promovía en circuitos
pequeños, pero en los años 70 se politizó la práctica
de este género en Cuba, se le añadían argumentos políticos
de que promovía aspectos capitalistas, y eso era absurdo. Pudo más
que nada la propia fuerza de esta música y de los vínculos
de esta música con la nuestra. Más que nada cuando crecí
traté de resolver los códigos de que había un espíritu
por preservar esta música, pero no había libros, no había
escuela de jazz en Cuba... y aún no existen, por tanto, la escuela
fue el contacto con los grandes jazzistas. Lo importante de todo esto es
que llegamos a un punto de interacción con estos músicos,
con un total manejo de nuestras raíces. Esto es que hemos estado
aprendiendo de ellos, pero también hemos entregado algo.
No faltó el comentario sobre la negación
de visa de Estados Unidos hacia sus paisanos y colegas de profesión
para asistir a la pasada entrega de los Grammy. "El no permitirles la entrada
es otra mala aplicación de los términos políticos.
Ni siquiera está bien pensado, porque esto da la oportunidad al
gobierno cubano de decir que en un país donde se pregona la libertad
como Estados Unidos, ésta no se practica".
Charlie Haden y Gonzalo Rubalcaba se presentan hoy a las
21:00 horas en la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli,
en Ciudad Universitaria.
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