.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

M U N D O
..

México D.F. Sábado 14 de febrero de 2004

Kofi Annan

La ciencia al servicio de todas las naciones

En el mundo del siglo XXI, todas las naciones encaran problemas apremiantes relacionados con la ciencia y la tecnología. ƑCómo estimular el crecimiento en una economía de la información? ƑCómo prevenir los daños al medio ambiente mundial y regional? ƑCuál es la mejor manera de introducir nuevas tecnologías beneficiosas, frustrar los actos de terrorismo o reaccionar con rapidez ante la propagación de nuevas enfermedades? En la actualidad ninguna nación que desee formular políticas bien fundamentadas y adoptar medidas eficaces en relación con esas cuestiones puede darse el lujo de no crear una capacidad científica y tecnológica propia e independiente.

En la Cumbre del Milenio, celebrada en septiembre de 2000, los dirigentes mundiales aprobaron la Declaración del milenio, consistente en un conjunto de objetivos comunes centrados en los problemas fundamentales de nuestro tiempo. Ocupan un lugar primordial en esa declaración los ocho objetivos de desarrollo del milenio (www.un.org/millenniumgoals), los cuales van desde reducir en 50 por ciento los niveles de pobreza extrema hasta detener la propagación del VIH/sida y asegurar el acceso universal a la enseñanza primaria, y cuyo plazo de cumplimiento se fijó en 2015. Se trata de un conjunto de objetivos simples pero convincentes que cualquier hombre o mujer, lo mismo en Nueva York que en Nairobi o Nueva Delhi, puede apoyar y comprender sin dificultad.

Sin embargo, hasta el momento el avance hacia el logro de esos objetivos ha sido dispar, en el mejor de los casos. Ello responde a muchas razones, en particular el crecimiento lento de la economía mundial, la parsimonia con que avanzan las reformas en las naciones en desarrollo y el apoyo insuficiente de las naciones desarrollados. Lo que se necesita es una asociación verdadera entre los países desarrollados y los países en desarrollo, una asociación que incluya la esfera de la ciencia y la tecnología. La cooperación entre las comunidades científicas y tecnológicas de distintos países y regiones generaría una enorme reserva colectiva de conocimientos y especialistas. Si todas las naciones tuvieran acceso pleno a esa comunidad científica mundial más amplia y la oportunidad de crear una capacidad científica independiente, su público podría entablar un diálogo franco sobre los beneficios y riesgos de las nuevas tecnologías, como los organismos modificados genéticamente o la nanotecnología, y se podrían adoptar decisiones bien fundamentadas respecto de su introducción en nuestras vidas.

Tenemos la suerte de vivir en una era que abre a todas las naciones nuevas oportunidades de participación en la gran aventura de la ciencia y la tecnología. En todas partes se están concibiendo nuevos modelos de programas de enseñanza científica con el propósito de mejorar las oportunidades de educación, como el Programa Amigos de la Ciencia en Chile (www.gener.cl/comunidad/ciencia.shtml), en el marco del cual se enseña ciencias a niños de familias pobres y se les alienta a que cursen estudios científicos en el nivel secundario, o el modelo de reforma de la enseñanza científica del National Science Resources Center de Estados Unidos (www.si.edu/nsrc), según el cual los estudiantes pueden vincular de manera práctica sus nuevos conocimientos con la vida cotidiana. Nuevas formas de comunicación permiten hoy día que científicos de las naciones menos adelantadas colaboren en actividades de investigación con colegas de países vecinos o situados al otro lado del mundo. Por ejemplo, la Science and Development Network (Red para la ciencia y el desarrollo), con sede en Londres (www.SciDev.net), ofrece información actualizada sobre temas científicos al mundo en desarrollo y fomenta redes regionales de instituciones.

Esas iniciativas son alentadoras, pero se necesita más. Para alcanzar esos objetivos es preciso que explotemos al máximo la creatividad y la capacidad de iniciativa e innovación humanas. En un informe reciente, titulado Inventing a Better Future: A Strategy for Building Worldwide Capacities in Science and Technology (www.interacacademycouncil.net/streport), se proponen nuevas iniciativas para fortalecer las capacidades científicas de todos los países y fomentar la cooperación mundial. Fue preparado por un grupo de estudio internacional, integrado por prestigiosos científicos, convocado por el nuevo Consejo Interacademias, un órgano establecido, en parte, en respuesta a mis llamamientos a las academias científicas nacionales para que movilizaran a sus mejores científicos y proporcionaran conocimientos y asesoramiento especializados a Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales. En el informe se recomienda que cada nación formule una estrategia científica y tecnológica que refleje las prioridades locales, en particular el apoyo a la ciencia pura, la educación y la capacitación que le permita tener competencia local en determinadas esferas de prioridad nacional. En él se sugiere que las naciones en desarrollo asignen como mínimo entre 1 por ciento y 1.5 por ciento de su producto interno bruto al fortalecimiento de la capacidad científica y tecnológica.

En el segundo informe del consejo, cuya presentación se ha previsto para el próximo verano, se incluirán recomendaciones concretas sobre el aprovechamiento de la ciencia y la tecnología para aumentar la productividad agrícola en Africa. A cargo de su preparación está un grupo de expertos de Africa y otras regiones, quienes trabajan juntos en el examen de un problema crucial para la vida de cientos de millones de africanos.

Estas iniciativas del Consejo Interacademias demuestran que el espíritu de asociación mundial se mantiene vivo y vigoroso en las comunidades científicas del mundo. Confío en que sigamos aprovechando el impulso generado y logremos extenderlo hacia otras esferas de la actividad humana.

El autor es secretario general de Naciones Unidas. Texto publicado originalmente en Science, de la American Associatio for the Advancement of Science

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email