México D.F. Martes 3 de febrero de 2004
José Blanco
La parálisis como futuro
Para diversas voces que pueden expresarse en los medios, el problema del futuro inmediato y de largo plazo de México está ya encima de nosotros: no hay respuestas. No las hay de parte de los organismos determinantes de las decisiones nacionales: los partidos políticos. ƑQué vamos a hacer los ciudadanos con nuestro voto para la configuración de los poderes públicos en 2006?
Es más que evidente el avance del desencanto de la ciudadanía con el gobierno panista, así como lo es el del descrédito del priísmo. Los perredistas siguen enfrentando un océano social en el que su presencia es nula, al tiempo que sus dudas sobre lo que significa un programa de izquierda moderno, social y económico, capaz de atraer a la mayoría, están en vitrina.
El panismo hace cada día todo lo que está a su alcance para restarse votos. Por supuesto, la ineficacia panista para promover el desarrollo es proverbial y está fuera de sus consideraciones programáticas: el crecimiento económico, la integración productiva, la revolución de la productividad, el crecimiento efectivo de la educación de la sociedad, el abatimiento de la pobreza extrema y la desigualdad; si todo ello no va junto, integrado en programas de alta legitimidad sociopolítica, no podrá haber desarrollo. El PAN no parece creer en ello en lo absoluto. Esta realidad es con mucho la fuerza que cada día erosiona su legitimidad política.
Pero este partido añade además una prolongadísima cadena de rancias decisiones que acrecientan su erosión: desde presidentes municipales que ganan más que Fox, gobernadores que prohíben las minifaldas o la exhibición de espectáculos "inmorales" según la estrechita reglita del PAN para medir, hasta declaraciones rimbombantes con el índice en alto y el entrecejo fruncido, como las del presidente de ese partido Luis Felipe Bravo Mena, según los cuales la Secretaría de Salud no puede tomar decisiones como la de la tardía autorización sobre las pastillas anticonceptivas de emergencia, sin tener en cuenta la oscurantista "doctrina" panista sobre clonación, aborto, condón, planificación familiar, derechos de las mujeres sobre su cuerpo.
Los endriagos de las sotanas -inverosímiles fósiles precámbricos vivientes- han perdido rotundamente una batalla mediática y están contribuyendo -afortunadamente- a difundir esos medicamentos necesarios a la vida social, y Bravo Mena se suma lleno de santa indignación a las posturas de la inefable clerigalla en extinción (ya sabemos, todo en la Iglesia ocurre a velocidad geológica, pero así, inexorablemente, llegará su extinción).
ƑCuál será el programa y el candidato del PRI? Nos espera un episodio macabro. La mayor parte de las cúpulas priístas se dividen entre los nostálgicos del nacionalismo revolucionario y los modernizantes neoliberales. ƑEs posible políticamente hallar un candidato aceptable para todos? Nunca tuvo mayores dificultades el pragmatismo priísta para resolver este problema. Entre más crezcan las expectativas de los priístas sobre su posibilidad de retorno a Los Pinos (aunque todo pueda ser pura ilusión óptica), más enconada será la lucha interna por la candidatura.
El PRD no sólo enfrenta una dificultad análoga a la de los priístas respecto a su programa, sino también la feroz lucha interna por la candidatura está en el momento de la voz de šarranquen! Cuando todo indicaba que López Obrador iba solo, aparecieron frente a nuestros ojos dos episodios altamente significativos de lo que puede ocurrir al interior de ese partido.
Uno, durante dos semanas la percepción del gobierno de López Obrador ha sido que el affaire de su chofer lo ha afectado seriamente, tal que se han dedicado sin cuartel a defenderse.
Y al tiempo que eso ocurría, el PRD permaneció en un silencio sepulcral. No tuvo una palabra de defensa para su supuesto candidato mayor. Este silencio altamente revelador fue de la mano de la desautorización por Cuauhtémoc Cárdenas de las alianzas PRD-PAN anunciadas por Leonel Godoy para el caso de cuatro de las gubernaturas que estarán en juego este año. El anuncio de que siempre no, sin embargo, aún está en el jaloneo interno. Que Cárdenas quiere ser candidato por cuarta vez -dizque "para ser el Lula mexicano"-, parece evidente.
Este deprimente cuadro político es indicativo de que la segunda edición del fenómeno del foxismo está a la vista: un presidente -de cualesquiera de los tres partidos "grandes"-, paralizado por un Congreso paralizado y paralizante. El voluntarismo de quienes se sienten candidatos, hoy por hoy, domina la escena: la creencia que todo se reduce a las incompetencias mostradas por el Ejecutivo. No es así. Lo central es el hecho de que tenemos como activos políticos tres frágiles partidos sin programas de desarrollo apenas capaces de crear un nuevo gobierno dividido impedido de tomar acuerdos para el desarrollo de la nación.
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