Lienzo monumental

Rescate en la apertura del festival del Centro Histórico

MERRY MAC MASTERS

Después de dos siglos de coronar la puerta oriente del Sagrario Metropolitano, el monumental San Cristóbal, con el mundo y su creador a cuestas, descendió entre los mortales para sacudirse los embates del tiempo y retomar fuerzas.

Como es su costumbre, y con motivo de su vigésimo aniversario, el Festival del Centro Histórico (ahora llamado Festival de México en el Centro Histórico) escogió restaurar el lienzo del patrono de los viajeros -tal vez el más grande del país-, pintado en 1801 por José María Vázquez para el Sagrario Metropolitano, de cuyo sitio nunca había bajado.

El 20 de marzo, a las 20 horas, la obra será entregada en el contexto del concierto Música de la catedral de Oaxaca, con la Capilla Virreinal de la Nueva España, dirigida por Aurelio Tello.

Como el cuadro, con dimensiones de siete x cuatro metros, cuelga de una altura de cerca de 16 metros, se dejará a nivel del piso durante dos meses para que los feligreses lo pueden apreciar, informa Mónica Bautista, directora de Restauro y Conservación, taller que, a manera de donativo al festival, efectuó esa restauración.

Lienzo envuelto con lino

Cristóbal era un gigante sirio-palestino que quería servir al rey más poderoso del mundo, pero no lo encontraba. Un ermitaño le indicó que debía cruzar a peregrinos por un caudaloso río, porque de esa manera encontraría al monarca que buscaba.

Un día llegó un niño a solicitar sus servicios. A la mitad del río, el hombre ya no aguantaba el peso, entonces volteó y preguntó: ¿Quién eres tú que parece que llevo el mundo a cuestas? Su pasajero, que llevaba un globo terráqueo en la mano, le contestó: ''No sólo lo llevas, sino a su creador. Desde hoy te llamarás Cristóbal -significa portador de Cristo-, y sembrarás tu cayado afuera de tu casa", lo que hace el gigante y el día siguiente reverdecerá una palmera.

El lienzo de San Cristóbal al bajarse de la pared del sagrario pesaba cerca de 150 kilos. Su marco era una ''cintilla de madera vulgar", carente de interés, que será remplazado por uno tallado.

Allí mismo, con el tiempo, también se quitó el bastidor con el propósito de enrollarlo para su traslado al taller en Chimalistac, donde sería sometido a un proceso integral de restauración.

Aparte de la ''mugre" acumulada durante 200 años, el cuadro también estuvo expuesto a la ''tierra" de una década de trabajos en el sagrario.

En el aspecto técnico había un problema, pues el lienzo estaba trabajado con 18 retazos de tela de diferentes tamaños, cosidos a mano; con el tiempo las costuras empezaron a aflojarse y romperse, lo que propició el desprendimiento de la capa pictórica.

Antes de proceder a la limpieza y restauración del cuadro, se volvió a ''entelar" con lino de una sola pieza, hecho en Holanda.

Aprendiz del prestigiado restaurador belga Georges Messens, Bautista recuerda que el lino es la fibra más larga que produce la naturaleza, de allí su durabilidad. Para la entrevistada el patrimonio cultural de México debe ser restaurado con ''la calidad que las piezas requieren".