México D.F. Viernes 30 de enero de 2004
A cambio, Hezbollah entregó a Israel un supuesto espía
Recibimiento oficial en Beirut a unos 20 libaneses liberados por Tel Aviv
ROBERT FISK THE INDEPENDENT
Beirut, 29 de enero. El hombre del turbante fue apodado La Voz de la Fe por los simpatizantes de Hezbollah. El nunca hubiera adivinado, al emerger con su turbante y su túnica café del avión alemán que lo llevó a su libertad en el aeropuerto de Beirut, que un simple prelado de un poblado pobre de Jibchit pudiera tener un recibimiento oficial, a cargo de los funcionarios de más alto rango de Líbano.
Estaban ahí el presidente Emile Lahoud y el primer ministro Rafiq Hariri, al igual que un ejército de ministros, embajadores e in-clusive un delegado estadunidense, quienes abrazaron a este hombre que pasó 15 años en una prisión israelí.
Casi una década estuvo en reclusión solitaria, sin que le presentaran cargos, sin ac-ceso a sus abogados y sin que su familia pudiera visitarlo. El siguiente en salir del avión fue Mustafá Dirani, guerrillero barbado, quien capturó al aviador israelí Ron Arad, en 1986.
Ahí estaban, con al menos otros 20 prisioneros libaneses, en el mismo asfalto donde horas antes fue liberado un israelí, aparentemente sano y en buena forma, llamado Elhanan Tannenbaum. Este era, según el punto de vista, un inocente hombre de negocios israelí o un espía del Mossad.
Todos eran rehenes, por supuesto; rehenes por los cadáveres de tres soldados y el empresario-espía vivo, que fueron intercambiados por 29 libaneses en prisiones israelíes, al igual que 400 de un total de 7 mil palestinos que también purgan condenas en cárceles de Israel.
Asimismo, fueron entregados los cuerpos de 460 combatientes de la guerrilla libanesa muertos en la ocupación que Israel mantuvo en el sur de Líbano durante 22 años.
Los israelíes gustaban de llamar a sus prisioneros "piezas negociables", pero en realidad lo que el mundo presenció el jueves fue un bazar de rehenes.
Sheik Obeid era un rudo y barbado simpatizante de Hezbollah secuestrado en 1989 en su casa por las tropas israelíes. Su hijo conservó un sitio de web para su padre encarcelado, a quien jamás había visto. Apenas recientemente el prisionero recibió una visita de la Cruz Roja.
Lo mismo le ocurrió a Mustafá Dirani, secuestrado por las tropas de Israel en el valle libanés de Bekaa porque originalmente mantuvo prisionero al israelí Ron Arad, capturado cuando el avión que piloteaba fue derribado durante un ataque contra el campamento de refugiados palestinos de Ein el Helweh, en 1986.
Si Arad está hoy con vida -y tanto los libaneses como los sirios y los iraníes han rechazado que lo hayan tenido cautivo los últimos 18 años-, Tel Aviv liberará al libanés que ha mantenido como rehén durante más tiempo, Samir Kantar, quien mató a tres israelíes en 1979.
Fue por Arad que Elhanan Tannenbaum viajó a Líbano, engañado aparentemente por Hezbollah, ya que el grupo fundamentalista estaba convencido de que el aviador era un espía del Mossad.
La familia de Tannenbaum siempre ha dicho que él es un hombre de negocios radicado en Suiza. El jueves le aseguró a reporteros que es "ciudadano israelí".
Pero esas misteriosas "fuentes de seguridad" cercanas a los israelíes contaron una historia muy distinta: que Tannenbaum ha-bía sido un agente israelí expulsado de Suiza por órdenes de las autoridades de esa nación, que fue vuelto a entrenar en una estación del Mossad cerca de Netanya antes de regresar a Lausana.
Las "fuentes" sostienen que los servicios de seguridad suizos estaban furiosos cuando Tannenbaum regresó a Suiza, por eso lo "vendieron" a Hezbollah.
En todo caso, quedó libre este jueves jun-to con Obeid y Dirani, al igual que los prisioneros libaneses y los 400 palestinos. De estos últimos, la mayoría iba a quedar en libertad este año, de todas formas.
También fue el turno de los muertos. Los restos de los tres soldados israelíes, Beni Avraham, Avi Avitan y Omar Saoud, fueron entregados a representantes militares en el aeropuerto de Sahd, cerca de la ciudad alemana de Colonia.
En 2000, los soldados fueron apresados, muertos o agonizantes, después que guerrilleros de Hezbollah atacaron su base cerca de las granjas de Chebaa, diminuto rectángulo del Líbano ocupado; y esto ocurrió a sólo unos meses de que el ejército israelí se replegara hacia el sur de su país.
Más tarde, los israelíes entregaron los restos de 460 milicianos de Hezbollah y Amal, que en su mayoría han permanecido en fo-sas poco profundas del cementerio "enemigo" secreto de Gesher B'fnot Ya'facov, en Galilea. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, ya ha sido criticado por este bazar de rehenes, más aún después de un atentado suicida con bomba que mató a 11 israelíes la mañana de este jueves.
El gobierno alemán emerge de todo este asunto oliendo a rosas, por así decirlo. El jefe de los servicios de inteligencia de ese país, August Hanning, encabezó las negociaciones, y el jueves viajó hacia Israel.
Desafortunadamente para Tel Aviv, quien resultó victorioso fue Hezbollah. Después de cuatro años de existir como una guerrilla sin guerra por qué luchar, ha comprobado que aún puede rescatar a sus correligionarios encarcelados en Israel.
Tanto es así que el jeque Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, quien esta tarde recibió a Obeid en el aeropuerto de Beirut, ha comenzado a reunir una nueva lista de prisioneros para intentar liberarlos de las cárceles israelíes.
ƑAún vive Ron Arad? ƑYa no era Obeid útil como rehén? ƑO quizá Tannenbaum es un hombre mucho más importante de lo que los israelíes pretenden hacernos creer? Hoy podríamos descubrir la respuesta a estas preguntas. © The Independent Traducción: Gabriela Fonseca
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