México D.F. Viernes 30 de enero de 2004
ENTREVISTA /YEIDCKOL
POLEVNSKY, PRESIDENTA DE LA CANACINTRA
El modelo económico, agotado; hemos sido lentos
para ajustarlo
EL TOMA TODO PARA EL GOBIERNO Y UN SECTOR EMPRESARIAL
SE ACABO, DIJO
La dirigente de la Cámara Nacional de la Industria
de la Transformación consideró que el rescate bancario debe
ser revisado puesto que la corrupción detiene el desarrollo, y advirtió
que un país con más de 50 millones de pobres no puede ser
viable
ANTONIO CASTELLANOS
El modelo económico debe ser revisado porque se
necesita un cambio de visión. El juego de la perinola y el "toma
todo" que caracteriza al gobierno federal y a algunos representantes del
sector privado -"privados de iniciativa"- ya terminó, afirmó
Yeidckol Polevnsky, presidenta de la Cámara Nacional de la Industria
de la Transformación (Canacintra). Dijo que el proceso del rescate
bancario debe ser revisado. Los contribuyentes no tienen por qué
pagar las operaciones irregulares de los banqueros.
También, agregó, la Secretaría de
Hacienda debe ir a fondo en el censo de contribuyentes, que ha molestado
a los grandes empresarios que no tienen limpia la conciencia. La evasión
fiscal es de por lo menos 400 mil millones de pesos y debe reducirse. Además,
el gasto público debe revisarse porque ha caído la partida
destinada a programas sociales y ha crecido el destinado a nóminas
y otros rubros.
Serena, en entrevista con La Jornada, se rebeló
contra el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) que encabeza el ex presidente
de la Asociación de Banqueros de México, y enfatizó:
"No pagaremos las cuotas, aunque nos expulsen. Tenemos otras prioridades",
precisó. La corrupción ha frenado el crecimiento económico
del país y nadie puede decir que es viable, con más de 50
millones de pobres.
La
falta de competitividad que enfrenta México llevará al cierre
de empresas. Otras más no se podrán abrir, advirtió.
Dijo que la economía en 2004 se ve "menos peor", pero vamos a tener
un crecimiento rezagado que no responderá a la creación de
empleos que el país requiere de por lo menos un millón 200
mil nuevas plazas. El propio gobernador del Banco de México, Guillermo
Ortiz, admite que en este año sólo se crearán 300
mil.
Aparte de las empresas exportadoras que incluyen al sector
maquilador y automotriz, el resto de la industria está "sumida en
el averno" porque no se han tomado estrategias ni para reactivar la economía
nacional ni para rescatar al mercado interno, que hoy "no está en
manos de los mexicanos ni para crecer ni para crear las nuevas plazas".
La corrupción ha frenado el avance económico
del país. Dijo: "todos los sectores, incluidos el gobierno federal
y el sector privado, han incumplido o han hecho su tarea en forma insuficiente.
A los empresarios les falta meterle inversión al desarrollo tecnológico
y a la capacitación. Al gobierno le hace falta un mayor compromiso
social".
El gobierno no tiene sensibilidad y lo que debe quedar
claro es que el mercado no resuelve todos los problemas; debe servir a
la sociedad y no ésta al mercado. Para este propósito, dijo
la dirigente de la Canacintra, se necesitan gobiernos fuertes, porque sólo
de esa forma se resolverán las deficiencias que dejan los modelos
económicos en vigor.
-¿El gobierno de Fox es débil? -se le inquirió.
-Se ha confundido la fórmula. En el pasado, cuando
faltaban empleos se ocupaba a la gente en los gobiernos. Eso hizo a las
dependencias ineficientes y luego se les planteó la necesidad de
adelgazar, pero no de convertirse en entidades escuálidas,
ni de quitar a los que sirven y quedarse con los elementos que no pueden
atender las funciones para las que fueron creadas.
La corrupción está en todas partes, subrayó.
No pagar impuestos es corrupción. En las compras del gobierno también
la hay y los grandes empresarios están molestos por el programa
de la Secretaría de Hacienda de realizar el censo casa por casa.
Esto revela que su conciencia no está muy tranquila.
Polevnsky expuso: "El modelo económico se agotó;
fuimos lentos para hacer los ajustes y pasamos de una economía cerrada
a la más abierta del mundo y eso fue errático porque se hizo
sin preparar a los empresarios y a los trabajadores".
Después vino el consenso de Washington, que propuso
a los países de América Latina reducir la deuda externa,
el déficit fiscal y la inflación. También fue recomendación
del acuerdo de Maastricht. Todo esto es razonable, pero en México
se hizo sin considerar el bienestar de la sociedad.
Todos incumplieron, menos México. Si en ese escenario
se calificara ahora a México tendría una nota por encima
de cien, pero el sector público se olvidó de la sociedad.
Se confundió el medio con el objetivo, que nunca debe olvidarse:
procurar el bienestar de la sociedad. El déficit fiscal ahora es
manejable, pero se ha convertido en una obsesión.
La dirigente de la Canacintra hizo ver que su posición
es cuestionada por la mayor parte del sector privado, pero insistió:
"no podemos hablar de viabilidad. Ningún país que tenga el
mismo número de pobres que tiene México -más de 50
millones- es viable".
Ningún modelo económico que genere el número
de pobres como el de México es factible. No es aceptable en ningún
sentido, afirmó.
Hay que tener claro que los pobres "cuestan al país
y si el número aumenta hay mayor inestabilidad social. Eso lo tienen
que entender el gobierno y los empresarios. Se debe cambiar la visión
para tener un objetivo de ganar y ganar para todos, porque el juego de
la perinola ya se acabó".
Si no hacemos la distribución del ingreso, advirtió,
no habrá posibilidad de crecer y obviamente eso provocará
"movimientos sociales, inestabilidad e inseguridad". Planteó: "yo
no sé si los dueños de los grandes capitales estén
tranquilos con un ejército de guaruras. Si eso es vida yo no quiero
tenerla, porque hay quienes no tienen dónde meter tanto dinero y
hay quienes no tienen ni para comer. Eso es aberrante".
Necesitamos un cambio de visión para que las empresas
consideren la necesidad de pagar mejores salarios para tener consumidores;
más clientes que compren sus productos, con lo cual se gastaría
menos en la seguridad, al reducirse la delincuencia. Tienen que aceptar
que deben distribuir sus ganancias y sus utilidades con sus trabajadores,
y el gobierno debe reconocer que los tiempos de la iniciativa privada son
distintos a los suyos, concluyó.
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