México D.F. Viernes 30 de enero de 2004
Saldrá de la zona la Cruz Roja Internacional
Emergencia alimentaria en Polhó, advierte consejo
Quedarán sin ayuda miles de desplazados de Chenalhó
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Municipio Autonomo de San Pedro Polho, Chis., 29 de
enero. De la Cruz Roja Internacional, que alguna vez prestó
atención médica, distribuyó medicamentos y alimentos,
y actuó como un amortiguador en las condiciones de guerra que se
suscitaron en Chiapas a partir de 1994, hoy sólo queda aquí
una ambulancia estacionada, se supone que lista para trasladar en cualquier
momento a pacientes que requieran hospitalización en San Cristóbal
de las Casas. Este último servicio será suspendido en diciembre
próximo.
"Yo pedí que se quedará (en) definitiva
para los desplazados enfermos, y me dijeron que sólo hasta 2004",
comunica a La Jornada Agustín Pérez Parcero, presidente
del concejo municipal autónomo de Polhó.
Ahora que el Comité Internacional de la Cruz Roja
(CICR) ha anunciado el fin de sus servicios en las comunidades indígenas
de la zona de conflicto, su retiro afectará especialmente a miles
de desplazados por los crímenes paramilitares en Chenalhó.
De hecho, actualmente la presencia de la institución es ya casi
simbólica.
Según
el concejo autónomo, actualmente hay 5 mil 333 desplazados sólo
en los seis campamentos de Polhó, sin contar los campamentos 8 (en
el desvío a Yabteclum) y 7 (en Acteal). Además, existe un
campamento "semirretornado" en Sak'mesan'toctic, cerca de Los Chorros,
la comunidad sede permanente de los paramilitares priístas. Empujadas
por la miseria, este último grupo familias se aproximó a
sus tierras originales para trabajarlas, aunque aún no pueden recuperar
sus casas en Los Chorros. Seis años después de la masacre
de Acteal, los desplazados zapatistas siguen en peligro, despojados y amenazados
por paramilitares que nadie se ha molestado en desarmar.
El CICR abandona la región profusamente militarizada,
con paramilitares impunes y amenazantes en Los Chorros, Tzanembolom y Chimix,
y un panorama de carencias profundas. "Hay patrullajes del Ejército
federal y judiciales todos los días, pero los que más pasan
son los de la policía del estado", dice Pérez Parcero.
"Tenemos muchas necesidades. El alimento no alcanza. Los
desplazados están tristes ahorita", expresa el representante autónomo.
"Nos informan que la Cruz Roja de Suiza dijo que la ayuda tiene que irse
a Irak".
Esta semana, el delegado de la Cruz Roja, Cipriano Villegas
Apodaca, confirmó el cierre de los puestos de atención en
la zona de conflicto. Reconoció que en Polhó se cerraron
los servicios médicos, y "sólo se dejó una ambulancia
con una enfermera y un técnico en urgencias médicas".
El otro puesto importante del CICR, en la comunidad San
Miguel (cerca del caracol zapatista de La Garrucha), cubría
80 comunidades de las cañadas. Hoy sólo quedan allí
tres ambulancias, que serán retiradas en junio, y quedarán
exclusivamente los servicios de vacunación, informó Villegas
Apodaca, para opinar enseguida que "la Secretaría de Salud podría
otorgar los servicios que viene ofreciendo ahora la Cruz Roja, el único
inconveniente es que las comunidades lo acepten".
El presidente autónomo, acompañado por dos
miembros más del concejo (los tres con pasamontañas), dice:
"De la salud estamos mal. No hay medicinas, faltan médicos, se nos
enferma mucha gente. Los de la Cruz Roja terminaron de trabajar en eso,
y nos iban a dejar medicamentos, pero quisieron hacer un inventario y no
se pusieron de acuerdo con los promotores de salud de la clínica
autónoma, así que no dejaron nada".
La situación alimentaria de los desplazados, bases
de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, es
dramática, así pasen los años. "Comprábamos
28 toneladas de maíz mensualmente, pero ya no tenemos dinero", agrega
el representante autónomo. "La Cruz Roja entregaba al principio
10 kilos a cada familia. Luego bajó a cinco. Ahora ya nada". Cabe
señalar que estos miles de exilados llevan años sin poder
trabajar sus milpas y cafetales, a pesar de encontrarse relativamente cerca
de sus predios.
Si bien la presencia de Ejército federal se ha
justificado como "labor social" y presunto freno a la "violencia intercomunitaria",
todo indica que su efecto ha sido el contrario. Sí, después
de Acteal en 1997 los paramilitares dejaron de asesinar zapatistas y Abejas;
no obstante, la sobrepoblación militar y policiaca del territorio
pedrano no ha traído la paz, no ha garantizado seguridad de los
desplazados y, por lo visto, sí ha garantizado la permanencia de
los paramilitares.
El presidente del concejo autónomo reconoce que
algunos organismos independientes, como el Fideo (fideicomiso que brinda
apoyo a las comunidades indígenas), aportan cierta cantidad de alimentos,
"pero necesitamos más".
Y hace un llamado: "Si algunos de México o de otros
países tienen la voluntad de apoyar, lo vamos a recibir con gusto.
Se tiene que hacer en coordinación con la junta de buen gobierno
de Oventic".
Insiste: "Ya no tenemos dinero para alimento. Estamos
en una emergencia. No hay de qué comer".
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