México D.F. Martes 27 de enero de 2004
Carta de la arquidiócesis a La Jornada
Señora directora: Con respecto al editorial del
día 26 de enero de 2004, titulado "Anticoncepción y desinformación",
la arquidiócesis primada de México desea hacer notar lo siguiente:
1. En efecto, existe mucha desinformación en torno
a los efectos de la utilización de anticonceptivos químicos.
De manera especial en lo que se refiere a la "anticoncepción hormonal
postcoital". Precisamente el peligro que se encierra en su utilización,
en primer lugar con referencia a la salud física y después
moral y social, ha motivado a los pastores de la Iglesia a alertar, en
el contexto de la libertad de expresión y del servicio que se siente
llamada a prestar a creyentes y no creyentes, sobre sus efectos.
2. Uno de los efectos de estos preparados de levonorgestrel
sí es el aborto, como ustedes mismos lo señalan al
indicar que impide la anidación de un óvulo fecundado en
la pared del endometrio. Por tanto, es una mentira que no impida el embarazo.
Sólo manipulando la definición de embarazo que nos ofrecen
las publicaciones especializadas: "el inicio del embarazo, normalmente
tomado desde el instante en que se introduce un espermatozoide en un óvulo
y forma un cigoto" (Mosby's medical, nursing & allied health dictionary,
6ª Edición, Filadelfia 2002), se puede afirmar que no es
abortivo.
3. Los obispos tienen el deber de instruir a sus fieles
sobre la doctrina católica. De modo que protestamos enérgicamente
por la falta de respeto a la Santa Sede, a la persona del Papa y de los
obispos, al referirse a ellos con los epítetos con los que se refiere
su publicación. No es este el lenguaje de la sociedad democrática
y tolerante que dicen pretender. Parece más bien que es su publicación
la que truena por la libertad con la que los pastores instruyen a su pueblo.
4. La Iglesia no pretende ningún control absoluto
sobre nada ni nadie, simplemente ofrece, con sencillez y energía,
el esplendor de la verdad defendiendo, como es su deber, los derechos de
los vulnerables y respetando la libertad de las conciencias. Cuando se
manipula el lenguaje y se dicen medias verdades, eso sí favorece
la desinformación e inhíbe la libertad.
Pbro. Hugo Valdemar Romero.
Director de Comunicación Social.
|