México D.F. Miércoles 21 de enero de 2004
Siete aspirantes a la Casa Blanca avanzan a
los comicios de Nueva Hampshire
Más que por grandes temas, los demócratas
votaron en Iowa por quien pueda vencer a Bush
La mayoría de los 120 mil electores se opone
a la ocupación de Irak, aseguran encuestas
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 20 de enero. Un día
después de la primera elección interna del Partido Demócrata
en Iowa, que resultó en un sorpresivo triunfo de dos candidatos
y el fin de la carrera de un veterano de la política estadunidense
-mientras que los ahora siete candidatos avanzan hacia la próxima
batalla en Nueva Hampshire- todos los expertos se preguntan qué
paso el lunes y por qué.
Claro, hay tantas respuestas como analistas y estrategas
políticos en Washington. Pero todo parece indicar que la motivación
de los votantes demócratas al definir su preferencia entre ocho
aspirantes de su partido a la presidencia fue quién tiene la mayor
posibilidad de derrotar al presidente George W. Bush en las elecciones
generales, y menos sobre las políticas y propuestas específicas.
Según
encuestas, la mayoría de los más de 120 mil votantes demócratas
que participaron en la selección de candidatos en Iowa el lunes
se opone a la guerra en Irak (hasta 75 por ciento en encuesta del Washington
Post), pero el enfoque fue sobre cuál de estos candidatos podría
ofrecer una alternativa viable a la política económica nacional.
Así, inicialmente si alguno de los candidatos había
apoyado la guerra o no pasó a segundo plano, y aquí se explica
en parte por qué algunos consideran que los resultados fueron sorpresivos.
Los dos senadores candidatos a la presidencia que apoyaron
la resolución autorizando la guerra en Irak, el veterano liberal
John Kerry, de Massachussets, y el novato político John Edwards,
de Carolina del Sur, capturaron 38 y 32 por ciento, respectivamente, del
voto en Iowa, sorprendiendo al alcanzar el primero y segundo lugares después
de haber ocupado el tercero y cuarto puestos durante las semanas recientes.
El más decepcionado sólo logró el
tercer lugar con 18 por ciento del voto, el ex gobernador de Vermont Howard
Dean, quien ha-bía encabezado las encuestas en ese estado durante
meses después de invertir más de un año de trabajo
electoral en esa entidad.
Inicialmente la apasionada oposición a la guerra
como tema central de su campaña ha-bía convertido a Dean
-hasta hace poco un desconocido político- en figura nacional, pero
no fue suficiente al aparecer dudas entre los votantes de Iowa en torno
a qué tan efectivo sería en un enfrentamiento con Bush, según
las encuestas.
Los votantes abandonaron al médico y ex gobernador
del pequeño estado al considerar si podría montar una campaña
exitosa contra Bush sólo con base en su oposición a la guerra.
Además, desde que iniciaron sus campañas
presidenciales, Kerry y Edwards han criticado la guerra y la ocupación
de Irak, y lo-graron borrar en cierta medida la diferencia entre ellos
y Dean sobre este tema.
Dean también sufrió de lo mismo que lo impulsó
inicialmente: su agresiva manera de criticar a sus opositores políticos
y hablar apasionada e inteligentemente sobre su oposición a la guerra.
Para algunos provocó dudas de que sería
demasiado controvertido frente a Bush, y buscaron un candidato con currículo
más amplio y con una forma más tradicional de manejar el
debate político.
No cabe duda que ser percibido como favorito antes de
la elección y centro de la crítica incesante de los otros
candidatos sí debilitó, finalmente, su campaña e imagen
públicas.
Biografías políticas
Según este análisis, la campaña en
Iowa fue enfocada en quién podría derrotar a Bush.
En
una de las encuestas, 71 por ciento de los votantes opinaba que Kerry tenía
mejor posibilidad de derrotar al presidente en noviembre próximo,
y en otra Edwards fue seleccionado por 30 por ciento como el aspirante
con mayor posibilidad de sacarlo de la Casa Blanca.
Por tanto, el debate fue más centrado en las biografías
políticas de cada candidato que en sus posiciones en torno a los
grandes temas de esta elección.
Kerry, veterano condecorado de la guerra en Vietnam -fue
herido ahí y se sumó a la oposición a la guerra a
su regreso- es percibido como alguien que podría ser más
efectivo en criticar a Bush sobre el asunto de la guerra que Dean, quien
evitó el servicio militar durante Vietnam.
La idea es que Bush, quien también evitó
ser enviado a Vietnam, tendrá mucha más dificultad al debatir
contra un reconocido senador y héroe militar como Kerry (o, por
lo mismo, con el general retirado y también candidato Wesley Clark)
que contra quien como Dean evitó el servicio militar.
Por otro lado, el sorprendente nivel de apoyo para el
senador Edwards también tiene un factor pragmático: es del
sur.
Como suelen señalar sus simpatizantes, los únicos
candidatos demócratas que han logrado ganar la presidencia en los
pasados 40 años han sido del sur del país (Lyndon Johnson,
de Texas; Jimmy Carter, de Georgia, y Bill Clinton, de Arkansas).
El otro factor que parece haber ayudado a Edwards es que
aunque casi todos los candidatos demócratas, con excepción
del neoconservador Joseph Lieberman, sostienen posiciones parecidas en
grandes temas como economía y salud, él ha presentado sus
posiciones sin atacar a sus contrincantes.
"Tiene la imagen de un buen tipo que rehúsa utilizar
tácticas negativas", indicó un simpatizante en Iowa, al hacerse
eco de una amplia percepción.
El gran derrotado en Iowa fue el representante federal
Richard Gephardt, quien sólo ocupó el cuarto lugar, y por
ello anunció este martes que se retira de la contienda; pero esto
también podría ser el fin de su larga carrera política
de 27 años.
La derrota de Gephardt también lo fue de los grandes
sindicatos manufactureros y del transporte, que habían anunciado
su apoyo a este candidato e invirtieron enormes recursos financieros y
humanos para intentar asegurar su victoria en Iowa.
De hecho, fue en general un día devastador para
los sindicatos. Mientras los manufactureros habían apoyado a Gephardt,
los gigantescos de servicios y del sector público ha-bían
apostado todo por Dean.
Pero las filas de los sindicatos aparentemente no obedecieron
a sus líderes, porque una encuesta de salida de CBS registró
que 29 por ciento de los hogares de agremiados apoyó a Kerry, contra
22 por ciento que lo hizo con Gephardt y sólo 19 por ciento favoreció
a Dean.
Así, después de invertir 8.7 millones en
este estado, unos 90 dólares por cada persona que participó
en este ejercicio electoral interno en Iowa, los candidatos que sobrevivieron
se han mudado a otro estado igual de pequeño para la próxima
etapa de este maratón: las primarias de Nueva Hampshire que se realizaran
el próximo martes.
Kerry, Edwards y Dean intensificarán sus campañas
ahí, y esta vez tendrán otros dos candidatos en la competencia
que habían de-cidido evitar Iowa: el ex general Wesley Clark y el
senador Lieberman.
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