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México D.F. Domingo 11 de enero de 2004
ANDANZAS
Colombia
Moya
La danza en sociedad
MULTIPLES HAN SIDO las expresiones de la danza
en las sociedades humanas a través del tiempo. Prácticamente
puede decirse que se ha usado en casi todo tipo de festejos y actividades,
pues, fundida en sus tejidos y estructuras más antiguas, esta expresión,
como la música, es inherente a su propia existencia, a pesar de
que en alguno que otro periodo o cultura se ha tratado de no sólo
denigrarla, sino hacerla aparecer como algo intrascendente para gente loca
o "liviana".
LAS
EXPRESIONES DANZABLES del cuerpo humano y sus conglomerados sociales
desde los tiempos más remotos han formado parte inseparable de nacimientos,
iniciación, cortejo, fecundidad, matrimonio, danzas propiciatorias
para la siembra, cosecha y lluvia, guerreras, orgiasticas, religiosas y
fúnebres, entre muchas más.
MUCHO SE HA dicho que México es un pueblo
de danzantes. Ya la historia nos ha consignado un dios dedicado a la música,
la danza y las flores, Xochipilli. Lo cual dice mucho de la relación
de nuestros ancestros con estas expresiones y su gusto por aquellos espectáculos
rituales masivos en la enorme plaza de la gran Tenochtitlán, donde
al unísono y sin admitirse el menor error, jóvenes entrenados
en los calpulli mostraban su capacidad de unidad y organización,
poderío y esplendor ante los exigentes y complacidos ojos de nobles,
sacerdotes y el pueblo mismo; algo que sin duda también maravilló
a aquel puñado de codiciosos aventureros que, de no ser por la semilla
de la traición y la intriga, fruto del descontento con el imperio
azteca, fomentado en grupos y tribus nativas, así como por aquella
letal profecía que Moctezuma creyó a pie juntillas, nunca
de los nuncas hubieran conquistado y avasallado de forma tan miserable
y vergonzosa a aquel gran imperio.
NO DEJA DE ser interesante recordar que nadie experimenta
en cabeza ajena; de ser así, desde hace varios siglos nosotros,
como tantos otros pueblos en circunstancias similares, ya hubiéramos
aprendido las lecciones de la historia, de nuestro pasado ancestral y reciente.
Pero qué hacer, así es la naturaleza humana y la gran orquestación
titeresca de nuestras vidas y haciendas. Nada parece haber cambiado mucho.
Debajo de nuevas palabras y contextos, circunstancias y realidades, rostros,
nombres y apellidos, el motor de las pasiones bastardas, la codicia, la
ambición delirante, sicótica y criminal por el poder y la
riqueza hacen de la utopía de la humanidad una ridícula leyenda
que ahora, con las promesas del futuro, amenaza terminar de una vez con
aquel sueño infantil. Un cambio cualitativo de vida y las relaciones
del poder en el planeta (más lo que se logre en el planeta rojo),
no tardarán en aparecer con brutal violencia, tal como consigna
la historia cuando culturas y civilizaciones son arrasadas por la guerra,
el hambre y la muerte para dar paso a nuevos imperios y sus formas de vida
impuestas a los vencidos. Horrores, errores y favores para la humanidad
son de esperarse; sin embargo, la estúpida arrogancia humana nunca
como ahora, por propia mano, ha puesto en peligro la cadena de la vida
en este espléndido, maravilloso, amadísimo planeta azul y
verde, coronado por las vaporosas nubes, frágiles y peligrosas,
tal vez uno de los símbolos de nuestra lamentable vulnerabilidad
ante el poder de la naturaleza. ¿Qué hará la danza
tan humana en un mundo cibernético... ballets, obras maravillosas,
virtuales, con bailarines prodigiosos?... ¿Qué harán
nuestros pobres esqueletos cuando sintamos el lejano golpe de tam tam de
nuestra sangre podrida y nuestro antiguo sueño doblegado?
TAL VEZ VOLVAMOS al principio, a las danzas rituales
sin el sello-estigma comercializado, pues quizá sólo en nuestro
propio cuerpo encontraremos un poco de libertad, si es que no se prohíbe
"por amenaza o instigación al terrorismo", como en su tiempo los
tristemente llamados gachupines hicieron con las danzas y rituales
autóctonos "por diabólicos"... Tal vez sea buen momento de
imaginar y preparar la danza del futuro. Una danza salida del corazón
y del cerebro, un reposo para el alma. Un altar para la libertad de movimiento,
un santuario para el lenguaje sin palabras.
MIENTRAS TANTO, EN este pacífico enero,
casi ausente de programación dancística, esperemos que tal
vez este año, mientras se suman más ceros al presupuesto,
por fin alguno de nuestros brillantes investigadores en la materia acabe
por contarnos qué fue de aquella compañía oficial
de danza contemporánea de Bellas Artes, cuya historia nadie parece
arriesgarse a contar con pelos y señales en toda su crudeza, obra
que, por lo que ha tardado en escribirse y publicarse, sin duda alguna
será la más cara del mundo... Imagínese, años
y años de sueldo más el peso setenta y cinco centavos que
se aumentaron ahora pero sin ruido ni nueces.. qué tal... que suerte
que no cobran el sueldo mínimo... ¿acaso hay mucho qué
ocultar?... quienes se saben la historia, quienes la vivieron, ¿spor
qué no quieren recordar...? qué hacer, así es el rollo
de la danza "profesional" en nuestra sociedad.
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