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México D.F. Viernes 9 de enero de 2004

La seriedad de su contrincante y la derrota, los dos temores del mochiteco

Con un gancho al hígado Arce piensa vencer al filipino Joraime Gamboa

Su esposa sufre cuando ve pelear al Travieso y le pidió no lastimar a Joma, por su familia

JORGE SEPULVEDA MARIN

"Su abdomen. Ese es el punto débil de Gamboa. Por eso creo que lo podré clavar, como a casi todos, con un gancho al hígado", advierte el monarca mundial de peso minimosca Jorge Travieso Arce, desde la comodidad de la habitación del hotel donde se hospeda.

Con la boca seca, fatigado, pensativo y recostado en la cama, el púgil accede a platicar unos minutos antes de bajar al gimnasio a deshacerse del kilogramo que aún tiene de más. En confianza, Arce habla de uno de sus temores: la serenidad de Jomaire Gamboa.

"Date cuenta, ¿eh? Ese tipo de boxeadores muy seriecitos, que sólo se la pasan observando, llegan tan concentrados que no quieren hablar. Sólo atienden a la prensa por obligación, no por gusto. Se la pasa concentrado en su cuarto. Eso es lo que más miedo me da."

-Dice que no te dejará llegar ni al séptimo...

-Espérate. El puede decir misa. Casi todos han dicho lo mismo y a casi todos los he hecho que se traguen sus palabras.

Explica que los rivales hablan porque no lo conocen, pero en cuanto les aplica la primera dosis de golpes de inmediato cambian de parecer y "entienden que se van a tragar palabra por palabra. Creo que a este filipino le va a pasar igual. Cuando la sienta, va a rezar en voz alta".

Acompañado de su madre, Juanita, y su esposa, Gisela Cabrera de Arce, recién llegadas, el boxeador dice que ha estudiado a su rival del archipiélago filipino. Observa que no tiene el abdomen marcado, lo que le anticipa una posible ventaja.

Por eso no puede sacarse de la cabeza que si lo golpea constantemente en la zona hepática lo debilitará y cuando menos se lo espere le clavará el aguijonazo que tiene muy bien hecho: el gancho al hígado con el que ha postrado a otros.

"Nadie aguanta ese golpe y no creo que este oriental lo aguante, porque ellos (los asiáticos) comen muchos condimentos que los afectan en eso."

-¿Cómo ganar, entonces, la Pelea de Agradecimiento?

-Híjole, mira, he visto videos y conozco el estilo de los filipinos. Sé que son aguerridos, fuertes, inteligentes, pero muy parados.

"Por eso creo que debo mostrar más inteligencia que él; trabajar con mucha velocidad, entrar y salir, pero sobre todo pegarle mucho abajo para mermar su condición."

Sabedor de que ahora estará en la mira no sólo del aficionado al boxeo, sino de los millones de adeptos que ganó al participar en Big Brother Vip, anticipa: "quiero mostrar mi poder, mi velocidad, mi técnica. Trabajaré mucho con las piernas, por eso debo llegar en la mejor condición física.

-¿Se verá al mejor Arce este sábado?

-Creo que sí, al mejor Travieso que hayan visto antes, sobre todo porque si pierdo ahora sería algo muy doloroso para mí que todo mundo se enterara.

Ese es su segundo gran temor, la derrota, porque de suceder la gente dirá que fue por haber estado encerrado para la televisión.

"Nunca entendería que fue porque el rival fue mejor que yo. Va a pensar que me descuidé por andar en el medio artístico. La verdad, me dolería mucho que me criticaran así. ¿Sabes?, por eso no voy a perder."

El púgil se acurruca en la cama. Dice que prácticamente nada sacrificó de la bolsa que cobrará por exponer su cetro en México, "porque hicimos un buen arreglo con toda la promoción. Me dieron todo lo que pedí".

En la penumbra de la habitación con las cortinas cerradas y sólo la tenue luz de dos focos escucha la plática su mamá. Del otro lado, su esposa comenta: "Ay sí, claro, cada que lo veo pelear pues sí, se sufre, cómo quieres que no. Aunque bueno, casi siempre gana. Pero sí, es un sufrimiento bien grande".

Gisela vino a apoyar al Travieso; quiere verlo triunfar, pero le solicita "que no lo vaya a lastimar (al filipino), porque me imagino que tiene también esposa e hijos. No estaría bien que los perjudique también a ellos. Que se mida, ¿no?"

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