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México D.F. Viernes 9 de enero de 2004
Gabriela Rodríguez
Corazón de arcoiris de la esperanza
Decía Mircea Eliade en su Frag-mentarium: "lo que nos interesa en el ser humano no son los hechos, sino el hecho; se pueden mirar mil plantas sin comprender el hecho esencial de la vida vegetal". ƑCómo destacar lo significativo en la historia de los pueblos frente a millones de hechos? Desde luego que no lo sé, pero al reflexionar en los últimos diez años de mi país elijo el movimiento del EZLN. Para mí es el he-cho porque se trata de un movimiento cualitativamente diferente, producto de incesantes actos creativos que permiten afirmar que "ya se mira el horizonte": el horizonte del siglo XXI.
Su sello distintivo es el optimismo. ƑQué más originalidad que mantener la esperanza en estos tiempos? Es ésta la principal lección que podemos aprender de los zapatistas. ƑDe dónde sacan las ganas para seguir después de 20 y 10 años de lucha? Décadas en que hambre, miseria, humillación y maltrato se han acentuado, de ejecuciones a dirigentes, encarcelamientos y masacres, de promesas, migajas y cinismo de las clases políticas. ƑCómo han transformado en sueños y práctica el malestar actual? "Hoy estamos demostrando, una vez más, que somos fuertes para luchar -afirmaba la comandanta Rosalía al fundar en La Realidad los caracoles del mar de nuestros sueños-; sabemos que ya hemos resistido diez años en esta lucha y estamos dispuestos a seguir. Los municipios rebeldes se ve que son buenos y chingones porque sabemos resistir. El mal gobierno no nos ha derrotado porque no puede. No se desanimen, no se asusten ante amenazas y persecuciones de los malos gobiernos. Nuestra lucha ha crecido mucho. Hay compañeros y compañeras en todo el mundo."
El impacto de los movimientos indígenas latinoamericanos en juventudes europeas y en movimientos obreros y campesinos altermundistas se deriva del legado milenario en que se apoya el EZLN: la civilización maya, cultura animada por la creatividad artística, científica, política y religiosa. Fue constructora de edificios decorados con esmero, de arte plumario, pictórico y escultórico, de orfebrería y lapidaria, cerámica y tejido, que aún hoy podemos contemplar. Teatro, bailes, música y canto son creaciones ancestrales que hoy día se recrean en múltiples rituales para señalar tiempos favorables o peligrosos: 1Ɔ de enero, día del levantamiento armado o de las masacres. Como astrónomos, los mayas determinaron la duración del año solar en forma más exacta aún que el calendario occidental; precisaron los ciclos lunares y venusinos, y predijeron los eclipses. Su comprensión del sistema de numeración vigesimal los llevó a crear un signo que indicara la ausencia de todo: el cero, que en el diálogo político se traduce hoy en el silencio frente a la palabra. El sistema de escritura maya no se limitó a registrar fechas, sino a dar cuenta de la historia en estelas, dinteles y manuscritos pictóricos que relatan vida y hazañas de las dinastías que reinaron en los centros teocráticos. La cultura maya fue una organización de estados autónomos, gobernados por leyes y buenas costumbres, que amalgamaba los poderes civil, religioso, judicial y militar mediante una auténtica burocracia horizontal dividida por rama de actividad, y en escalones jerárquicos en su forma vertical. Sumos sacerdotes castigaban y premiaban sin ton ni son en las mismas tierras donde hoy se fundaron las juntas de buen gobierno y los municipios autónomos rebeldes Zapatistas (Marez). Corazón de arco iris de la esperanza se llama una de las juntas de "la treceava estela", parte del nuevo calendario de la resistencia que dio a conocer la comandancia en agosto de 2003.
La religión maya revela un riquísimo politeísmo para personificar las fuerzas naturales y los conceptos numéricos y calendáricos, está llena de mitos y creencias en torno a la formación del mundo, los seres vivos, los mecanismos de los cuerpos celestes y el paso del tiempo. Con visión cósmica expresaron el afán de integrar en un todo las partes independientes, combinaron el calendario solar con otro de carácter esotérico: tzolkin, para obtener "la rueda calendárica", base para la invención de "la cuenta larga", cuyos ciclos se encadenan y permitieron medir el infinito temporal y establecer profecías.
El etnocidio de los mayas fue consecuencia de la indiscutible superioridad del armamento que poseía el imperio español, mismo que consolidó su triunfo mediante la conquista espiritual, inculcando el credo católico y, por ende, la sumisión religiosa a los conquistadores: el fuego y la palabra, las mismas armas del enemigo que tomó la rebelión zapatista. Pero ni la conquista ni la independencia ni la revolución han podido aniquilar al pueblo maya; su creatividad y cosmovisión no han sido erradicadas. Entre las múltiples formas de levantamiento hoy ensayan otro mundo posible: formas horizontales de autogobierno y autogestión que empiezan desde abajo, de la familia a la comunidad, de la comunidad a la región, y luego hacia los diferentes pueblos indios que nombran representantes para el enlace con la sociedad civil nacional e internacional. Y, en vez de esperar a cambiar leyes o tratados, tal como se entiende en Occidente la construcción de los derechos humanos, los llevan a la práctica en un acto transgresor y ejemplar: "ha llegado la hora de ejercer los derechos sin esperar a que el gobierno les dé permiso, porque eso nunca sucederá" (comandante David, 29 de diciembre de 2003).
Una civilización que ha sabido combinar el orden de las realizaciones materiales y espirituales, toma su optimismo de un calendario que trasciende al individuo y a la sociedad. El tzolkin se reinició el 1Ɔ de enero de 2004, después de más de 5 mil años, fecha que, según la profecía maya, revela un gran cambio positivo en todos los órdenes de la esfera humana: la llegada de un Nuevo Sol.
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