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México D.F. Miércoles 24 de diciembre de 2003
TRAICION Y FUTURISMO
Haciendo
honor a lo que podía esperarse de los liderazgos de Roberto Madrazo
y Emilio Chuayffet, la porción mayoritaria de la bancada priísta
en la Cámara de Diputados traicionó ayer su compromiso de
aprobar un límite de endeudamiento de 2 mil 500 millones de pesos
para el Gobierno del Distrito Federal (GDF) y operó de manera que
ese techo quedara reducido a una quinta parte: 500 millones de pesos
en total. Así, con una nueva expresión de bajeza y oportunismo,
concluyó la breve trayectoria de la mayoría parlamentaria
coyuntural que se formó en ese órgano legislativo para enfrentar
y derrotar el adefesio de reforma fiscal propuesto por el gobierno foxista.
El súbito viraje de la dirigencia priísta en lo relacionado
con el presupuesto del GDF confirma lo que se señaló en este
espacio en diversas ocasiones: que la oposición de Madrazo y Chuayffet
a los despropósitos fiscales oficiales no estaba motivada por el
interés de defender la economía popular, sino por el mero
afán de obstaculizar al gobierno de Vicente Fox y acabar con el
cacicazgo rival de Elba Esther Gordillo Morales.
Los traicionados del momento -los diputados perredistas
que apoyaban la demanda de 2 mil 500 millones de pesos de deuda formulada
por el jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador-
no tienen, por su parte, motivos para llamarse a engaño, en la medida
en que fueron testigos de primera fila de la absoluta falta de escrúpulos
de la conducción madracista, la cual ha dado fehacientes muestras
de su proclividad a apuñalar por la espalda a sus aliados del momento:
así lo hizo con el gobierno de Vicente Fox, con Gordillo Morales
y luego, de nueva cuenta, con el Ejecutivo federal.
Los cálculos de Madrazo y su operador Chuayffet
son, desde un punto de vista pragmático, impecables: en cosa de
días han propinado severos golpes políticos al foxismo y
a sus más prominentes rivales en la conducción del Revolucionario
Institucional, agrupados en torno a Gordillo Morales; su propósito,
ayer, al maniatar financieramente al GDF, fue destruir la trayectoria política
de López Obrador, quien se ha posicionado como uno de los más
fuertes aspirantes a la Presidencia de la República en las elecciones
de 2006. Desde esa perspectiva, esta nueva traición de los dirigentes
priístas constituye una suerte de futurismo al revés y la
expresión de un afán de destruir a sus posibles adversarios
en los próximos comicios federales.
Es imposible saber, por ahora, si la maniobra madracista
surtirá el efecto deseado de disminuir los elevados índices
de popularidad del gobernante capitalino, pero es evidente, en cambio,
que la severa constricción del endeudamiento urbano afectará
negativamente a los habitantes del Distrito Federal, toda vez que los recursos
denegados tenían como destinos principales la adquisición
de material adicional para el Sistema de Transporte Colectivo (Metro),
la construcción de nuevas vialidades, la obra hidráulica
y la creación de infraestructura en las 16 delegaciones. Los votantes
capitalinos pueden tener meridianamente claro quiénes son los responsables
de la escasez de recursos que afrontará la ciudad el año
que está por comenzar.
La ciudadanía del país en general, por su
parte, sabrá identificar a los promotores de la severa degradación
que han experimentado en estas recientes semanas la vida republicana de
la nación, el civismo institucional, la ética y la decencia
política.
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