Sólo cuatro cárceles tienen guardería; algunos menores carecen de acta de nacimiento

Detecta la CNDH 519 niños que viven con sus madres presas

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) detectó que en las cárceles del país viven 519 menores de edad -264 varones y 255 mujeres- con sus madres y comparten con ellas sus precarias condiciones de internamiento.

Estos niños, que además no cuentan con garantías en materia de salud, educación y esparcimiento adecuados a su condición, tienen rangos de edad que van desde menos de un año hasta los 14 años. El mayor número de niños que viven con su madre en la cárcel, 218, tienen menos de un año de edad; 110 cuentan con un año cumplido y 82 tienen dos; 43 niños tienen tres años; 32 más, cuatro; 20, cinco; cinco de ellos tienen seis años y nueve, más de siete.

La CNDH considera que los menores que se encuentran con sus madres en los centros penitenciarios deben tener reconocimiento expreso y acceso al derecho a alimentación, salud, educación, esparcimiento y a todos los elementos de carácter físico y síquico que puedan influir favorablemente en su proceso de desarrollo.

En principio, informó la CNDH, su situación es una violación del Estado a las garantías fundamentales de estos menores, pues no sólo se trata de autorizar -por razones sociales y humanitarias- su estancia junto a sus madres internas, sino de garantizar que en las prisiones cuenten con las condiciones indispensables para su desarrollo.

Los resultados de una inspección de la CNDH a prisiones no son nada halagüeños: se detectó que no existe separación total entre internos hombres y mujeres o, mediante dádivas, se permite el acceso de los varones a las áreas femeniles, lo que expone a los menores a mayor inseguridad, a posibles abusos sexuales, y a toda clase de efectos nocivos de la convivencia forzada.

Las condiciones de vida de esos 519 menores se apartan de los criterios internacionales correspondientes, así como de lo dispuesto por la Constitución del país.

Los visitadores de la CNDH comprobaron que en algunos de los centros, las autoridades no llevaban registro de los menores acompañantes de sus madres e incluso desconocían, al momento de la visita, cuántos niños había en la prisión inspeccionada.

El hallazgo más frecuente fue que las madres acompañadas de sus hijos comparten también sus celdas con otras internas, pero además, se detectó que hay niños mayores de un año que carecen de acta de nacimiento, situación que viola el derecho humano de tener nombre y nacionalidad, sin importar la condición jurídica de los padres.

El reporte de la CNDH indica que sólo en los reclusorios Femenil de Readaptación Social, en el Distrito Federal; Femenil de Readaptación Social de Atlacholoaya, Morelos; de Readaptación Social de Mil Cumbres, en Michoacán, y de Readaptación Social de la Huasteca Hidalguense, funcionan centros de desarrollo infantil. En Torreón, los hijos de las internas son llevados al Albergue del Padre Miguelito AC, donde se les brinda cierta atención altruista si son menores de 13 años.

Los resultados de la visita ponen de manifiesto la magnitud del problema de la permanencia de los niños junto a sus madres dentro de las prisiones, así como las violaciones a los derechos fundamentales de esos menores, por falta de protección y de planes y acciones para crear condiciones menos adversas para su desarrollo físico, mental y social.

MIREYA CUELLAR