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México D.F. Viernes 19 de diciembre de 2003
AZNAR, CONTRA LA DEMOCRACIA
El
jefe del gobierno español, José María Aznar, logró
concitar, contra sí mismo y contra su partido, el Popular (PP),
al resto de la clase política de su país. Los legisladores
del PP aprobaron ayer, en solitario, una reforma al Código Penal
peninsular que criminaliza cualquier convocatoria "ilegal" a plebiscitos,
y que va inequívocamente dirigida contra la determinación
del presidente del gobierno vasco, Juan José Ibarretxe, de organizar
un referéndum para legitimar su proyecto de Estatuto Político
de la Comunidad de Euskadi, marco normativo de las relaciones entre el
País Vasco y el Estado español que otorgaría al primero
un margen mayor de autonomía en una relación de "libre asociación"
con Madrid.
El llamado plan Ibarretxe es, en realidad, un ejercicio
de solución al conflicto vasco por medios políticos y pacíficos,
así como un intento por reformular las relaciones con España
en un espíritu realmente autonómico, pero no es, como lo
han presentado los políticos y los medios madrileños, una
suerte de "declaración de independencia" de los vascos. Según
el documento, en el nuevo marco quedarían como competencias exclusivas
del gobierno de Madrid los asuntos de nacionalidad española y extranjería,
el derecho de asilo, la defensa, la fabricación y posesión
de armas, la emisión y administración de la moneda, las aduanas,
la marina, el control del espacio aéreo y una legislación
común en materia penal, penitenciaria, procesal, mercantil, civil
y de propiedad intelectual. A las instituciones vascas les correspondería
decidir en materia de educación, recaudación, vivienda, recursos
naturales, transportes, políticas económicas, sociales y
sanitarias. El plan Ibarretxe propone, asimismo, que Euskadi cuente
con un Poder Judicial propio e independiente del español.
Pero los políticos madrileños asocian en
automático todo lo que suene a independentismo o nacionalismo vasco
?sean partidos, medios informativos, instituciones públicas u organismos
no gubernamentales? con el terrorismo de ETA, y no dudan en criminalizar
cualquier acción política autonomista, como es el caso del
referido plan. Actuando con esta lógica, Aznar y los suyos decidieron,
no bien se supo de la iniciativa del presidente vasco, cambiar las leyes
para que cualquier intento de referéndum "ilegal", es decir, no
autorizado por el gobierno central de Madrid, se castigue con una pena
de seis meses a un año de cárcel, y de tres a cinco años
para "la autoridad o funcionario público que allegara fondos o bienes
de naturaleza pública, subvenciones o ayudas públicas de
cualquier clase a asociaciones ilegales o partidos políticos disueltos
o suspendidos". La segunda estipulación apunta a presionar a los
gobernantes vascos para que repriman a los parlamentarios y concejales
de Batasuna, organización local a la que el gobierno de Madrid acusa
de ser el brazo político de ETA.
Por mucho que el conjunto de los políticos españoles
satanice el nacionalismo vasco, en esta ocasión no tuvieron estómago
para respaldar el totalitarismo de Aznar, toda vez que éste se ha
convertido en una amenaza a la lógica democrática en general.
El opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Izquierda
Unida (IU), el Partido Nacionalista Vasco (PNV) de Ibarretxe y la catalana
Convergència i Unió (CiU) manifestaron los peligros que esta
reforma legal autoritaria plantea a los partidos y protagonistas políticos
y sociales de toda España, así como al futuro de la institucionalidad
democrática de la península. Los opositores, que se negaron
incluso a participar en la votación de la reforma, señalaron
que ésta representa una involución a los tiempos del franquismo,
cuando la autoridad castigaba delitos políticos; una torpeza, un
atropello y un fraude a la Constitución. Cerca del final de su carrera
en el poder, Aznar exhibe un control férreo y total de su partido,
el PP, y una clara determinación de convertirlo en una fuerza antidemocrática
y autoritaria. Corresponderá a la ciudadanía española
decidir si quiere seguir siendo gobernada por esa organización autocrática
y neofranquista o si preserva a fin de cuentas la democracia que tantos
esfuerzos, tantos muertos y tantos sufrimientos le ha costado.
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