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México D.F. Viernes 19 de diciembre de 2003
Fedro Carlos Guillén, autor del libro
Crónica alfabética del nuevo milenio
''Por miedo al ridículo hemos perdido mucha
libertad para decir las cosas''
Documenta conductas, manías, modas y nuevas tecnologías
que inciden en la vida diaria
CARLOS PAUL
Vivimos una farsa social permanente que repercute en las
relaciones de trabajo, amistosas, familiares, de pareja, políticas
y culturales. Hoy, pese a la libertad de expresión, debemos cuidar
no sólo qué decimos, sino cómo lo decimos, sostiene
en entrevista Fedro Carlos Guillén, autor de Crónica alfabética
del nuevo milenio, volumen que documenta y analiza de manera irónica,
conductas, manías, modas y nuevas tecnologías que inciden
en la vida cotidiana.
El
mundo y los patrones de comportamiento, en los años recientes, se
han movido de forma vertiginosa, explica el escritor. ''Estos tiempos de
corrección política son de una farsa notable. No se le llama
a las cosas por su nombre. No llamarle imbécil a quien lo es, me
parece un descuido moderno. Hay que decirlo: existen personas imbéciles
y hay quienes no lo son. El hecho de decir que una persona es imbécil
no significa que uno no lo sea, pero me parece que hemos perdido mucha
libertad para decir las cosas, pues creo que existe un enorme miedo al
ridículo.
''Siempre, al referirnos a alguien o a algo, debemos matizar,
decantar o diluir nuestras percepciones; y es ahí donde considero
que estamos perdiendo la batalla de expresar lo que se piensa.
''Ahora hay que cuidar no sólo lo que se dice,
sino cómo se dice y esa es la peor de las derrotas. En estos tiempos,
las personas son menos honestas consigo mismas y eso repercute en los ámbitos
social, cultural y político."
Editado por Paidós, el volumen se propone ''documentar
lo que a mi juicio caracteriza la llegada del siglo XXI, mediante conductas,
patrones de cambio y nuevas tecnologías". Así, el autor de
44 años aborda entre otros temas, la anorexia y la gordura; el celular,
el chat, la ciencia, los deportes extremos, la corrección política,
la demografía, el nacionalismo, la salud, el sexo y la religión,
los tatuajes y el ocio.
Prisa vs ocio
Una actitud común en la mayoría de las personas,
explica Guillén, es la prisa. ''Son pocos los que se dan tiempo,
por ejemplo, para tomarse un café en paz. Hay prisa por trabajar,
por crear, por llegar a algún lado o regresar de otro; y en ese
hacer cosas se olvida el ocio, porque a quien lo práctica se le
considera un huevón, un proscrito social o un desempleado;
o es un millonario que se puede dar ese lujo. Este patrón me parece
universal, pero también una más de las perversiones modernas".
Otro de los factores que han cambiado pautas de conducta
son las nuevas tecnologías. ''Es notable cómo ahora se pueda
establecer una relación amorosa y hasta sexual, mediante una computadora,
con una persona a la que no se conoce y que vive a miles de kilómetros.
Hecho que me parece ha sido poco analizado".
En este libro hay ''un esfuerzo deliberado por no parecer
una persona de esas que añoran todo lo que se fue y repudia todo
lo que viene. Quizá hay una sensación de que lo que se fue
podría ser mejor, de que descansar, por ejemplo, no es mala idea.
En estos textos se da cuenta de algunos de los cambios que nos vuelven
más imbéciles como humanidad, y no tengo un antídoto
contra eso. Sin embargo, no hay más remedio que adaptarse".
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