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México D.F. Viernes 19 de diciembre de 2003
ECONOMIA MORAL
Julio Boltvinik
La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente
Derrota neoliberal
Priístas tecnócratas contra herederos de una tradición
Confrontación de concepciones: neoliberal vs. socialdemócrata
EL JUEVES 11 DE DICIEMBRE, en el pleno de la Cámara de Diputados ocurrió un hecho insólito: los neoliberales fueron derrotados, en una decisión importante, como no había ocurrido en los últimos 20 años en el país. Por mayoría de votos (251 contra 234) los diputados votamos contra el dictamen de la Comisión de Hacienda que era favorable a una iniciativa del PAN que creaba el impuesto de enajenación e importación (IEI) para ser aplicado con una tasa de 8 por ciento a las transacciones en los bienes que la Ley del IVA grava con tasa cero: alimentos, medicinas, libros, periódicos y revistas. El IEI es la más cara del IPI que, a su vez, era la máscara del IVA. Quienes votamos en contra fuimos los grupos parlamentarios completos del PRD, PT y Convergencia, alrededor de dos terceras partes del grupo del PRI que había rechazado el liderazgo de Elba Esther Gordillo, y cuatro diputados del PVEM (los priístas vestidos de verde).
INDEPENDIENTEMENTE DE LA lucha intestina por el poder, la escisión del PRI en esta votación puede interpretarse, en términos de la propia historia de este singular partido. En estos términos observaríamos la coalición con la izquierda de lo que ha logrado sobrevivir en el PRI de las raíces de la Revolución Mexicana y de la tradición de defensa de las causas populares, que con altibajos y de manera muy contradictoria dominó a este partido hasta 1982. Por el otro lado, el PRI neoliberal de los tecnócratas que se apoderaron de la conducción de ese partido, y del país entre 1982 y 2000, hizo coalición con la derecha (PAN) y con el PVEM, que no parece saber dónde está parado.
AUNQUE ESTA INTERPRETACION es polémica y existen evidencias de las inconsistencias, oportunismo y similares de los que ahora votaron así, en varios discursos que antecedieron la votación era evidente la autenticidad de las ideas. Líderes campesinos, obreros, del llamado sector popular, de toda la vida, aplastados por 20 años de dominio neoliberal en su partido, se sintieron libres de expresar sus convicciones en sus discursos y en su voto.
LO OCURRIDO EN LA CAMARA de Diputados también puede verse como el choque de dos concepciones contrapuestas del papel del Estado y de las finanzas públicas en la vida social. Para los neoliberales el Estado es una amenaza a la libre empresa y al funcionamiento adecuado de los mercados. Sostienen como principio básico el papel subsidiario del Estado: debe limitarse a aquellas tareas que las empresas y las familias no pueden llevar a cabo. El desarrollo es resultado de la libre actuación de los empresarios en un mercado sin interferencias. Para la concepción keynesiana (desarrollista en el pensamiento latinoamericano), el Estado es elemento central en el desarrollo de las naciones y debe modificar activamente el funcionamiento del mercado. Del mercado modificado, regulado y estimulado por el Estado, surge el desarrollo. Cuando el keynesianismo se une con los derechos sociales hechos realidad en el Estado de bienestar, se conforma un pensamiento que en muchos países ha sido articulado por los partidos políticos socialdemócratas.
AMBAS CONCEPCIONES ACEPTAN el papel redistributivo de las finanzas públicas, pero con hondas diferencias. Por una parte, a los neoliberales les gustaría que los impuestos que pagan personas y empresas fuesen siempre proporcionales a los ingresos; es decir, que todo mundo pagase la misma tasa del impuesto sobre la renta (ISR) (digamos 20 por ciento) y una tasa única del impuesto al consumo (IVA), digamos del 10 por ciento que se aplicara a todos los bienes y servicios. Con ello se dejaría intacta la distribución del ingreso, la que sólo se debería modificar, según esta doctrina, mediante el gasto público social. Este sólo debe dirigirse, focalizarse, en beneficio de los pobres extremos; los demás deberían proveerse de todos los bienes y servicios a través del mercado. La educación y la salud sólo deberían ser gratuitas para los pobres extremos; lo mismo en salud. Naturalmente, esto es con lo que sueñan. La realidad política matiza sus sueños, pero, cuando alcanzan un poder amplio, empiezan a mover la realidad hacia sus sueños, como se puede ver con el gobierno de Bush. En síntesis, en el pensamiento neoliberal (que coincide en muchos puntos con la doctrina socialcristiana, por eso los neoliberales del PRI y del PAN están muy cerca de los panistas tradicionales) regiría un lema como el siguiente: "cóbrese a cada quien el 'diezmo' y úsese solamente para ayudar a los pobres extremos".1 Los programas y el gasto social son focalizados; los impuestos proporcionales. El gasto es redistributivo; la recaudación, eficiente. La recaudación les gustaría centrarla en los impuestos al consumo.
EN LA CONCEPCION socialdemócrata, por el contrario, el gasto público social cumple la función de garantizar a todas las personas sus derechos sociales. Los programas y el gasto son universalistas: no logran ningún efecto redistributivo. En cambio, los impuestos son altamente progresivos y están centrados en el impuesto sobre la renta, jugando un papel secundario los impuestos al consumo. Son los impuestos los que logran el efecto redistributivo. El lema podría ser sintetizado como: "cóbrense impuestos sobre todo a los ricos y gástense para beneficio universal de todos".
EL PRD SE SITUA relativamente cerca del modelo socialdemócrata, mientras el gobierno de Fox, el PAN y los elbistas del PRI se sitúan casi exactamente en el modelo neoliberal. Los priístas chuayfe tistas están en un punto intermedio. Desde luego, éste es un proceso relativamente poco consciente para la inmensa mayoría de los actores. Sin embargo, veamos la lógica de las iniciativas fiscales que han presentado.
TANTO EL GOBIERNO COMO el PAN han presentado iniciativas en las que se busca que todos los bienes y servicios paguen la misma tasa de IVA (12 por ciento en la iniciativa gubernamental); si así fuera, todos pagaríamos 12 por ciento sobre nuestro gasto de consumo. Con la Ley del IVA vigente, con tasa 15 por ciento y estando alimentos y medicinas con tasa cero y el transporte público terrestre de pasajeros (entre otros servicios) exento, el 10 por ciento de los más pobres (el decil 1) paga 5 por ciento (en promedio) de IVA sobre el total de su gasto de consumo, mientras 10 por ciento de los más ricos (el decil 10) paga 12 por ciento sobre su gasto. Es claramente un impuesto progresivo. La iniciativa original del gobierno le subía 7 puntos porcentuales a los más pobres y dejaba a los ricos sin cambio. Ajustándose a la resistencia encontrada en el Congreso, esta iniciativa se ha ido matizando, pero el ideal, y así lo expresan sus defensores más fervorosos, está en la iniciativa gubernamental. Algo similar pasa con sus iniciativas en materia de ISR. El ideal es que todo mundo pague 25 por ciento de su ingreso, pero los primeros 6 mil 333 pesos mensuales del ingreso de todos son declarados como deducibles, mientras en el otro extremo, por arriba de 416 mil pesos mensuales (5 millones al año), donde están muy pocos y los que están tienen la capacidad de diseñar su ingeniería fiscal de tal manera de pagar menos, la tasa sería de 33 por ciento y bajaría a 30 por ciento en 2006. A la mayor parte de las personas físicas con ingresos altos se les disminuye sustancialmente su pago, es decir, se les aumenta su ingreso. Pero el punto sobre el que quiero llamar la atención es que estas ideas de la tasa plana (flan rate) buscan gravar el ingreso por arriba de un mínimo con proporcionalidad, lo que corresponde con la concepción neoliberal antes explicada. Por qué eligieron la cifra de 6 mil 333 mensuales (76 mil pesos anuales) como el monto deducible o no gravable, que es más alto que las líneas de pobreza de la Sedeso, no es claro, pero conceptualmente corresponde con el mínimo para no vivir en la pobreza extrema. Por tanto, si el lector hace caso omiso de la tasa un poco más alta para los ultrarricos, y deduce los primeros 6 mil 333 pesos mensuales, es claro que se busca la proporcionalidad de los impuestos. Es la idea de justicia de los neoliberales, que se complementa con los programas tipo Oportunidades para los más pobres. Si pudieran, desmantelarían todos los programas sociales que no están focalizados hacia los más pobres.
AUNQUE EL PRD NO HA SIDO plenamente consistente con lo que, a mi juicio, debería ser su postura, muy cerca del modelo socialdemócrata arriba esbozado, las posturas sostenidas en defensa de la progresividad de las leyes vigentes en ISR e IVA y, por tanto, su rechazo a todas las formas, disfrazadas y abiertas del IVA a alimentos, medicinas y transporte público; su rechazo a gravar prestaciones laborales y a bajar desmesuradamente las tasas de ISR para los más ricos (que restarían una parte de la progresividad del impuesto); su propuesta de aumentar el límite de ingreso exento del ISR a 7 mil 800 pesos mensuales, que protegerían del impuesto a todos los pobres y no sólo a los extremos; sus propuestas de eliminar el régimen de consolidación fiscal, de eliminar la exención de 50 por ciento del ISR para las empresas grandes del sector agropecuario (que benefician actualmente sólo a las grandes empresas); su propuesta de gravar con base al flujo de efectivo a las empresas (para sustituir al régimen actual que propicia la elusión fiscal en las empresas con capacidad de ingeniería fiscal) son algunas de las muestras de la relativa cercanía de los planteamientos del PRD al modelo socialdemócrata. Aunque este partido ha mantenido una postura ambigua respecto a los programas focalizados, ha defendido los programas de vocación universalista y, en la práctica del gobierno de Andrés Manuel López Obrador del Distrito Federal ha puesto en práctica programas universalistas como el de adultos mayores, que muestran esta vocación socialdemócrata. También ha mostrado su vocación por disminuir la desigualdad con su política impositiva, de precios públicos y de sueldos de funcionarios y empleados. Ha bajado los sueldos de los altos funcionarios, ha aumentado el de los empleados y casi ha congelado precios y tarifas públicas. Mientras la socialdemocracia combate la pobreza (extrema y no extrema) y la desigualdad, el neoliberalismo sólo combate la pobreza extrema.
LA REACCION DESMESURADA de Fox, indigna de un Presidente de la República, refleja la profundidad de la herida causada en el modelo por la resistencia del Congreso. Ni siquiera cuando el PAN fue derrotado en la elecciones de julio de este año, su reacción fue de tanto dolor e ira. En los próximos días se conocerá el desenlace final de esta historia que Fox entiende como una pelea de box, en la que cree que sólo ha perdido el primer round. Se trata de una lucha de largo plazo entre el neoliberalismo o "manifiesto" del capita (recordemos la frase de Fox: "el mío es un gobierno de empresarios para empresarios") y la socialdemocracia o "manifiesto" por la gente. Una renovada Comisión de Hacienda, en la que cuatro elbistas han sido sustituidos por cuatro chuayfetistas, ha reanudado sus sesiones formales. ƑHabrá regalo o trancazo de Navidad?
1 En este pensamiento, como he hecho notar en numerosas ocasiones en esta columna, sólo los pobres extremos deben ser ayudados por el Estado, porque ellos, y sólo ellos, carecen de la capacidad para competir en el mercado. Por eso el apoyo a los pobres extremos es parte esencial del pensamiento neoliberal, ya que la igualdad de oportunidades (principio central junto con el de subsidiariedad del Estado) para los pobres extremos no existe. De esta manera, de lo que se trata es de hacer posible que jueguen el juego del mercado. Una vez que todos tienen las condiciones mínimas para jugar el juego del mercado, éste logra el bienestar social óptimo, siempre y cuando el Estado no interfiera. [email protected]
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