.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
CineGuía
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas

P O L I T I C A
..

México D.F. Viernes 19 de diciembre de 2003

Jorge Camil

Saddam: Ƒuna bomba de tiempo?

La captura de Saddam Hussein no significa el fin de las hostilidades en Irak. Tampoco significa que George W. Bush se haya liberado de la obligación histórica de aclarar los motivos que llevaron a su gobierno a realizar una invasión ilegal. Si la detención del ex dictador (propósito jamás anunciado) fuese el objetivo final, entonces la "guerra" de Irak sería la acción policiaca más cara de la historia (más costosa aún, en términos de vidas, prestigio y dinero, que el arresto de Manuel Noriega en Panamá).

Antes de echar las campanas a vuelo, Washington se aseguró de que el barbudo desaliñado con pinta de pordiosero, capturado a 15 kilómetros de Tikrit el sábado pasado, fuese en realidad el dictador iraquí (aunque en el momento de escribir estas líneas, la mañana siguiente a la captura, estuviesen fraguándose ya algunas teorías cuestionando la identidad del prisionero y la coincidencia de su detención en un momento crucial para la relección presidencial).

De cualquier manera, la captura del ex dictador está lejos de ser una bendición. Plantea la necesidad de resolver una pléyade de espinosos problemas relacionados con su encarcelamiento y seguridad personal, su situación jurídica y el procedimiento adecuado para juzgarlo. ƑQuién lo va a juzgar y bajo qué leyes: civiles, militares, especiales? ƑQuién asumirá la responsabilidad legal: Estados Unidos, Irak o el Tribunal de La Haya? ƑEs un combatiente enemigo, teóricamente sujeto a la justicia militar de Estados Unidos, o un genocida? No sería extraño que la santurrona administración actual, proclive a las decisiones inopinadas, optare por declararlo combatiente enemigo (la elusiva clasificación de John Ashcroft para los detenidos de Al Qaeda) y encarcelarlo en Guantánamo, para demostrar al mundo que los estadunidenses son más papistas que el Papa, y que "nadie está por encima de la ley".

El juicio, sin embargo, antes de la relección presidencial, abriría la caja de Pandora: un verdadero tribunal de crímenes de guerra, con participación de los escasos aliados estadunidenses, o la simple presentación de Saddam ante los medios, podría revelar información embarazosa sobre las supuestas armas de destrucción masiva y los acuerdos de "armas por petróleo" posiblemente celebrados por el ex dictador con algunas de las potencias aliadas (como Francia y Alemania). Después de la captura, y tras comprobar las precarias circunstancias en que vivía Hussein, Ƒquién va a creer que la indomable resistencia iraquí estaba dirigida por un anciano sucio y mal vestido, que vivía como rata en una pequeña habitación subterránea? (ƑDónde están los palacios bajo tierra que los medios estadunidenses proclamaron la víspera de la invasión; las magníficas ciudades blindadas al estilo de la Guerra de las Galaxias, supuestamente construidas por ingenieros y arquitectos europeos, con el fin de mantener a Hussein operando en forma autosuficiente años después de la invasión?)

La captura, innegable golpe publicitario para Bush, tendrá necesariamente una vida corta: no borra los motivos infundados para hacer la guerra. Por tanto, la historia de las supuestas armas de destrucción masiva ("listas para ser desplegadas en 45 minutos"), las apócrifas revelaciones sobre el acopio de armas químicas y bacteriológicas, las mentiras sobre la compra de uranio de Níger y la hipotética fabricación de armas nucleares, continuarán siendo una bofetada a la democracia estadunidense. La captura, no obstante el boato publicitario, no borra tampoco las verdaderas razones: los contratos multimillonarios otorgados a Halliburton para la "reconstrucción de Irak", el control político y militar de un país clave de Medio Oriente, la eliminación de una de las mayores amenazas para el estado de Israel (el alter ego de Estados Unidos) y el control de las inagotables reservas petroleras.

Contra la opinión de algunos analistas, la captura no cambiará el curso de la relección: después de un pequeño repunte, la popularidad presidencial seguirá a la baja a medida que continúen muriendo soldados estadunidenses. Al cabo de poco tiempo, los electores analizarán sin presiones publicitarias la captura y se preguntarán: Ƒa eso venimos a Irak? ƑPara eso derramamos sangre y gastamos 85 mil millones de dólares? Todo apunta a que continuará la resistencia, y a que Estados Unidos detendrá el juicio hasta que se aclaren la candidatura demócrata y los temas de la campaña. Los problemas relacionados con la seguridad personal y el enjuiciamiento del detenido, aunados a la posibilidad de que surjan revelaciones extraordinarias, obligan a preguntar: Ƒpor qué decidieron detenerlo y no ejecutarlo? En el momento actual, la "guerra en Irak" persigue muchos y muy diversos objetivos: la reconstrucción, la derrota de la resistencia, la seguridad y el restablecimiento de la industria petrolera. La captura de Hussein es solamente uno de ellos. Su eventual ejecución, podría polarizar al mundo árabe.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email