México D.F. Viernes 19 de diciembre de 2003
Se demostró en La Haya que Washington
violó garantías consulares, señala
Confía México en que EU reponga los procesos
de 52 condenados a muerte
La representación nacional concluyó sus
alegatos ante la Corte Internacional de Justicia
ROSA ELVIRA VARGAS ENVIADA
La Haya, 18 de diciembre. México concluyó
sus alegatos ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) convencido de
que Estados Unidos no logró demostrar ante los jueces del organismo
que no incurrió en violación al artículo 36 de la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares en el caso de los
52 mexicanos que se encuentran condenados a muerte. Así, espera
que el fallo sea favorable a su causa.
Mantiene sobre todo la expectativa de que, con la argumentación
presentada, el gobierno estadunidense sea obligado a instaurar mecanismos
para revisar y someter a nuevo examen las causas de cada uno de esos mexicanos.
Para
el equipo gubernamental, sus pruebas son de tal solidez que las propias
autoridades estadunidenses, en acatamiento de la sentencia, no tendrán
más remedio que disponer la reposición de los procedimientos
judiciales, sin que se incluya el llamado de clemencia o indulto, porque
se trata de un instrumento jurídico y, por tanto, es de uso discrecional.
El embajador Santiago Oñate, responsable de hacer
la lectura final de la petición mexicana, manifestó el interés
de obtener una sentencia por la cual se obligue a Washington a ofrecer
garantías de cesar las violaciones que comete con frecuencia al
derecho a la protección consular de los extranjeros.
"Estados Unidos no logró demostrar que no ocurrieron
las violaciones a la Convención de Viena en materia de relaciones
consulares en perjuicio de los 52 mexicanos que se encuentran condenados
a muerte en prisiones estadunidenses", dijo al salir de la audiencia el
jefe de la delegación mexicana, Juan Manuel Gómez Robledo.
El equipo estadunidense, destacó, tampoco presentó
pruebas fehacientes para respaldar su alegato de que a la larga algunos
sentenciados a la pena capital habrían adquirido la nacionalidad
estadunidense.
"No hay prueba aportada en los expedientes del caso. En
cambio, nosotros sí aportamos prueba evidente de la nacionalidad
y de las violaciones, con base incluso en decisiones de cortes de Estados
Unidos que reconocieron que esas transgresiones habían ocurrido.
En una palabra: quisieron negar absolutamente todo y por esa vía
desconocer la competencia de la CIJ para conocer el caso, pero tampoco
lo lograron", aseguró.
Sandra Babcock, pieza fundamental en la elaboración
argumental de México debido a su amplia experiencia profesional
en la defensa de condenados a muerte en Estados Unidos, en su presentación
más reciente ante la corte buscó convencer a los jueces de
que, en un caso de pena capital, la ausencia de la atención consular
afecta los resultados, especialmente la sentencia.
"Traté de mostrar a los jueces que no conocen el
derecho penal y nunca han estado en una corte en Estados Unidos en un caso
de pena capital, cómo funciona eso en el mundo real, porque ahí
la sentencia capital es un asunto politizado."
Discriminación
Señaló que sí puede decirse que se
discrimina a los ciudadanos mexicanos en Estados Unidos. "También
sabemos que la pena de muerte es afectada por consideraciones raciales;
hay varios estudios que comprueban este efecto. No se puede decir que en
todos los casos hubo esa discriminación pero sí que ocurre".
Babcock es estadunidense, al igual que otros abogados
que defienden la causa mexicana, como Donald Francis Donovan, Katherine
Birmingham y Dietmar Prager.
"Realmente no he tenido presión por ser de Estados
Unidos y estar colaborando. (Pero) la última vez que estuve aquí,
en la otra audiencia, una abogada que trabaja para ellos me dijo al terminar:
'estoy aquí representando a nuestro país, a nuestro gobierno,
a nuestro presidente...' Yo realmente no sabía qué decir,
porque para mí es un honor trabajar como abogada para el gobierno
de México en este asunto. Estoy trabajando para la justicia."
Es claro que Babcock conoce el sistema judicial de su
país. Por eso, frente a 16 jueces y con el equipo jurídico
del Departamento de Estado a su izquierda, no vaciló al decir, por
ejemplo, que la decisión de buscar la pena de muerte es esencialmente
política.
Lo anterior, argumenta, "porque el fiscal, que en muchos
estados es elegido, decide si va a buscar la pena capital o no, y no hay
muchos fiscales que sean hispanos. Además, la decisión
en el proceso de clemencia ejecutiva también es política".
Añadió que hay 52 mexicanos que todavía
pueden beneficiarse del fallo de la corte, y esa es la distinción
crítica entre este fallo y el caso LaGrand, en el cual se dictaminó
que hubo errores de procedimiento y falta de tiempo. Al final ese ciudadano
alemán fue ejecutado.
La cuestión central es que las autoridades estadunidenses
no aprecian el derecho internacional, y han hecho una interpretación
limitada y literal, y en realidad la decisión de la CIJ sobre el
tema LaGrand no ha tenido un efecto real en los casos de los mexicanos.
"Es un fallo que es enormemente importante pero que ha tenido una interpretación
muy restringida".
Durante las audiencias de estos días llegó
aquí la noticia sobre la suspensión temporal de la ejecución
de un vietnamita en Oklahoma. Se trata de uno más de los casos que
caen en el abanico de argumentos que plantea la denuncia mexicana: no fue
informado de sus derechos consulares y, ahora, el gobernador de ese estado,
sin aludir a la Convención de Viena, demora la ejecución
para someter a revisión el caso, "porque así lo recomendó
la Junta de Indultos y Libertad bajo Palabra".
Pese a tal regateo de razones, para Babcock resulta evidente
que el juicio que se sigue aquí en La Haya tuvo un impacto en este
caso. "Estoy feliz, contentísima de que haya personas que creen
que ese derecho es importante, pero no hay ninguna garantía de que
en el próximo caso que venga en Texas la junta de perdones vaya
a proceder igual", planteó.
Visto así, en la lectura de sus peticiones México
reclamó hoy a la CIJ que determine la violación que en su
perjuicio y de sus ciudadanos ha resultado por la conducta de Estados Unidos
al no notificar a los cónsules mexicanos de la detención
de los 52 sentenciados a muerte.
"Pedimos a la Corte que reafirme la obligación
que tiene Estados Unidos de cumplir con la disposición del artículo
36 (1) de la Convención de Viena, donde se establece que esa notificación
debe ser inmediata, a fin de dar oportunidad a la sección consular
de auxiliar y defender a los mexicanos'', expuso Oñate.
Además, "pedimos que tenga por definida la violación
cometida por Estados Unidos". Admitió que la revisión de
los juicios es algo que corresponde al derecho interno estadunidense y
que la demanda mexicana es estrictamente de derecho internacional.
"Lo que hemos dicho en nuestra argumentación es
que una forma, un ejemplo, en que algunas violaciones se arreglan es con
un nuevo proceso, aunque la corte no le puede decir'' a Estados Unidos
lo que tiene que hacer con sus procedimientos internos. Pero sí
establece que los casos regresen a statu quo ante. En rigor eso
solicitaría.
"Un fallo a favor de México tendría efecto
para cualquier extranjero que es detenido en otro país. El antecedente
LaGrand no hizo mella en las prácticas judiciales estadunidenses,
pero eso no quiere decir o no previene que una nueva decisión no
pueda ser eficaz'', concluyó Oñate.
Este viernes corresponderá a Estados Unidos utilizar
también dos horas para presentar sus últimos argumentos.
Las curiosas prácticas de la CIJ sugieren que en alguno de los días
del juicio se propicie un acercamiento entre las partes, no para negociar,
sino sólo para conocerse e intercambiar impresiones. Hoy fue ese
día.
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